Padre Roelas

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Andrés de las Roelas, conocido como el padre Roelas, (* Córdoba ó Posadas 1525 - † Córdoba 1587), sacerdote del siglo XVI.

Teodomiro Ramírez de Arellano recoge en su Paseos por Córdoba que cuando la peste asolaba la ciudad en el siglo XVI, el Arcángel San Rafael se le apareció al padre Roelas en cuatro ocasiones revelándole que él salvaría a la ciudad. El sacerdote, temeroso de que todo fuera un engaño de sus sentidos y después de consultar el caso con teólogos de la Compañía de Jesús, visitó al Provisor, quien le ordenó que si se producía una quinta aparición, le preguntase quién era. Así fue, en la madrugada del 7 de mayo de 1578, se produjo esta quinta aparición en la que San Rafael le dijo al sacerdote: “Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”.

Al poco tiempo dejaron de morir personas en Córdoba a causa de la epidemia.

Muerte y fervor popular

Nueve años después (1587), el padre Roelas fallecía en Córdoba, tras una vida marcada por la prudencia y la discreción, dando conocimiento de las apariciones sólo a los teólogos. Por eso tuvieron que pasar 25 años para que las revelaciones de San Rafael al sacerdote pudiesen ser leídas. A partir de entonces, se estableció un oratorio en la casa en la que el padre Roelas había vivido. Pero, la devoción al Arcángel era tan grande que con donativos de los cordobeses y con la ayuda de la nobleza, en 1610 se iniciaron unas obras para levantar una iglesia dedicada a su culto, que finalizaron en 1732. Poco a poco, el templo se iba quedando pequeño, por lo que fue necesario ampliarlo con unas obras que concluyeron en 1806.

Así nació el culto a San Rafael, nombrado Custodio Eterno de la ciudad, que para muchos cordobeses es el arcángel que vela por el destino de su tierra. En su honor se han erigido numerosos triunfos por múltiples calles y plazas de la ciudad. De hecho, en casi todos los barrios del casco histórico se levanta alguno. La mayoría datan del siglo XVIII aunque hay algunos incluso del XVI. Entre otros, el de la Plaza de la Compañía, Glorieta del Conde de Guadalhorce y el de la Plaza del Potro. En todos ellos figura textualmente el juramento que el Arcángel hizo al padre Roelas en su última aparición. También, en su honor se han levantado estatuas como la del Puente Romano, así como edificios religiosos como la Iglesia del Juramento y la Iglesia parroquial de San Rafael de Córdoba.

Existe una calle con su nombre en el barrio de San Lorenzo: calle Roelas.


Grabado de 1734 sobre la aparición de los Santos Mártires
Aquel bienaventurado, nació en 1525, y siendo ya sacerdote, como de unos cincuenta y dos años, vivia en la calle que ha por nombre su apellido, cuando se encontraba postrado de resultas de una grave enfermedad que habia padecido. Muy devoto de los Mártires de Córdoba, cuyas heroicas virtudes y martirios habia leido, en el Romancero de Herrera y otros libros, se encomendó á ellos, y una noche oyó una voz que le decía: —Sal al campo y sanarás.— Algo aliviado, dejó el lecho, y una tarde se determinó á salir de su casa con el objeto de ir á San Lorenzo, ó lo mas á los Padres de Gracia: poco á poco se salió al campo y, ya fatigoso, sentóse en un collado, donde después se puso la cruz que lleva su nombre y ya hemos dicho á nuestros lectores. Allí estaba, cuando sintió ruido de caballos, y alzando la cabeza, vio cinco caballeros lujosamente ataviados, uno de los cuales, que mas se le acercó, lo saludó con las palabras de costumbre Deo gratia; respondió cortesmente, y aquel continuó diciéndole, que viera al Obispo ó quién hiciese sus veces, y le manifestase que los huesos encontrados en la parroquia de San Pedro, eran efectivamente de los Mártires de Córdoba: que los tuvieran en gran veneración, porque vendrían á esta ciudad grandes epidemias é intercederían para aplacar la justa ira del Cielo.
El venerable hizo poco aprecio de lo que oía, si bien le llamó la atención que uno de ellos dijo á los otros: — ¡Qué gran monte era esto cuando á mí me prendieron!— desapareciendo como por encanto. Durante muchas noches, estando Andrés de las Roelas en su habitación, se le apareció un gallardo joven, de blancas vestiduras, que le hacia revelaciones sobre los Santos Mártires; él las escuchaba con reserva, y por último, en la noche del 7 de mayo de 1578, le juró por Jesucristo, que era el guarda y custodia de esta ciudad, consultó entonces el caso con dos venerables padres de la Compañía de Jesus, con el Provisor y demás personas doctas, y todos convinieron en la verdad de sus palabras. El lector que quiera saber minuciosamente estas apariciones, puede registrar las Revelaciones del Padre Roelas, que originales hemos visto en la parroquia de San Pedro y están insertas en la Palestra Sagrada de Feria, y en otra obra titulada El Arcángel San Rafael, particular Custodio y amparo de la ciudad de Córdoba, que escribió el Lic. Pedro Diaz de Rivas, en esta ciudad en 1650, y de la cual se han hecho varias ediciones

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