Antonio Ruiz Rubio

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Antonio Ruiz Rubio

Antonio Ruiz Rubio

Nace en Córdoba el 31 de agosto de 1918, persona popular en su barrio de San Lorenzo pero especialmente muy conocido por haber sido durante 52 años el sacristán del Santuario de Nuestra Señora de Linares. Profesionalmente comenzó como sacristán en la parroquia de San Lorenzo pasando a ser empleado de de Cementos Asland desde 1942.

Ingresó en la Hermandad de Nuestra Señora de Linares en el año 1936, al siguiente entró en la Comisión de Cultos siendo hermano mayor Antonio Ramírez López, llegando a ser nombrado sacristán de la misma. Mantuvo su servicio como tal en el resurgimiento de la Hermandad en el año 1955 cuando era hermano mayor Baldomero Moreno Espino, siguiendo su carismático servicio con once Juntas de Gobierno. Fue promovido a Sacristán Perpetuo al cumplir sus bodas de oro en el cargo, en el momento que era hermano mayor Antonio Rodríguez Carreteo y Criado.

Antonio Ruiz no tuvo remuneración alguna al ejercer su cargo de sacristán, sólo lo hacía por amor a la Virgen Concepción de Linares, también llamada La Capitana o Conquistadora. Éste ejercía su oficio de una forma eficaz y decidida, tanto en la colaboración del culto divino, en el rezo de Santo Rosario o como cantor de voz bien timbradas y clara al dirigir la Salve popular al finalizar los cultos en que se veneran a la titular. Esta plegaría es atribuída a don Ignacio María Argote, marqués de Cabriñana.

Siempre inculcó el amor a la Virgen a todos los hermanos que estuvieron en las diferentes Juntas de Gobierno, animándoles a que llevaran con ilusión el cumplimiento de sus cargos. Persona honrada y abnegada, de gran talla humana y valía que supo también ofrecer a la Virgen de Linares bellos ramilletes de coplas escritas con fervor y sentimiento, como esta que así comienza:

“La Virgen de Linares
no es obra humana,
que la trajo el Rey Santo
una mañana....”

Era una figura popular que se le veía en el barrio de San Lorenzo departiendo conversación y charla con lo vecinos y con su amigo entrañable José Bojollo Arjona, sacristán de la iglesia del mismo nombre.

Escribió infinidad de poesía dedicadas a la Virgen de Linares, muchas de ellas publicadas en el Diario Córdoba.

Evocaba emocionado los días angustiosos del inicio de la Guerra Civil en el año 1936 y las vicisitudes por las que atravesó el Santuario, pues se temió que fuera destruido. Comentaba sobre este episodio:

“La bendita imagen estuvo escondida en las habitaciones del santero que cuidaba el lugar y al ser abandonado se trasladó clandestinamente la Virgen a Córdoba, quedando depositada primero en el palacio obispal y más tarde en la iglesia de San Lorenzo, en la que se le dedicaron solemnes cultos”.


También recordaba con íntima satisfacción aquel 23 de marzo de 1940 en que la Virgen fue devuelta a su Santuario ante el fervor popular de los cordobeses. Terminaba este comentario:

“Lo bueno de verdad, fue cuando subimos a hombros, tanto, a la imagen de la Virgen, como a la de San Fernando desde la iglesia de San Lorenzo hasta el Santuario de Linares. ¡¡Aquello si que fue una Romería piadosa!!”

Antonio Ruiz llegó a ser un gran cordobés enamorado de su tierra, que supo vivir con profundidad y amor las tradiciones cordobesas en el campo de lo religioso. Falleció el 13 de mayo de 1989 coincidiendo con la festividad de la Virgen de Fátima, siendo igualmente ese año víspera de Pentecostés, por lo tanto, domingo por excelencia dedicado a la romería de la Virgen del Rocío.

Testimonio

“Murió a los 70 años de edad porque había entregado demasiado su corazón, y había volcado toda su vida en el cuidado de su Virgen y su Santuario.”
“Precisamente falleció en la primavera, cuando las flores dan su perfume y su belleza, cuando la sierra en flor muestra sus lindos multicolores en sus llanos y laderas, donde los pajarillos cantan con alegría como Ave María en sus honor, así fue recibido en la casa de Dios, con el camino lleno de flores de primavera y de incienso derramado del cielo”.

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