Baldomero López Luque

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Baldomero López Luque (Córdoba, 1868 - Córdoba, 4 de diciembre de 1936) fue tipógrafo de profesión. Militante de Izquierda Republicana, fue concejal del Ayuntamiento de Córdoba en 1936. Fusilado en Córdoba el 4 de diciembre de 1936.

Biografía

Empleado durante muchos años en la imprenta "Catalana" y posteriormente regentó como socio la imprenta La Moderna. Casado, fue padre de Ana López, casada con Rafael Córdoba.

Trayectoria

Su actividad política se manifiesta en la llegada de Segunda República en la candidatura Republicano-Socialista en las Elecciones de abril de 1931 al ser miembro del Partido Republicano Radical. Llegó a ser vicepresidente de la Diputación junto José Guerra Lozano en su primer mandato (años 1931-1932) y presidente del Centro Obrero Republicano. Como diputado provincial, fue visitador de la Casa de Socorro y del Hospicio de la Merced.[1]

Continuó su labor política como miembro de Izquierda Republicana, -por lo tanto hombre de confianza y amigo personal de Antonio Jaén Morente- en el cargo de vicepresidente de dicho partido desde 1934 a 1936. Es nombrado por IR para ser concejal del Ayuntamiento surgido tras la victoria del Frente Popular, llegando a ostentar el cargo de primer Teniente de Alcalde, presidiendo por este motivo varios plenos municipales.

Con los acontecimientos del levantamiento militar del 18 de julio de 1936 desaparece, encontrándose en paradero desconocido dentro de la ciudad. Los alcistas desde el primer momento de su triunfo toman gran interés en detenerlo, pues era una pieza política deseada, máxime cuando ya había sido delatado y detenido el alcalde Manuel Sánchez Badajoz. Hacen pesquisas siempre infructuosas llegando a realizar registros en diferentes domicilios.

Baldomero López, con sus 68 años y enfermo crónico, se ve acorralado por la persecución y decide huir de Córdoba el 3 de diciembre de 1936, jugándoselo todo a la suerte, su objetivo era pasar a Zona republicana. Contrata a un taxi y enfila por la carretera de Madrid en dirección al paraje llamado de Las Cumbres; al llegar a este lugar es detenido por la Guardia Civil, según alguna versión por delación del taxista que lo portaba. De vuelta a Córdoba se le somete a un interrogatorio, declarando según la versión oficial: “ - Se marchaba a “zona roja” porque la Guerra la tenían perdida y estaba deseando reunirse con su amigo Antonio Jaén Morente”.

Como es de suponer, fue acusado por la prensa del momento como "extremista y marxista participante en el golpe que dieron los elementos del Frente Popular en el Ayuntamiento".

El anciano republicano quedó a disposición del Jefe de Orden Público Don Bruno, que lo hizo fusilar de forma inmediata, a pesar de sus años y enfermedad, el 4 de diciembre de 1936. Se puede decir sin duda que fue uno de los casos más sádicos del gran genocidio cordobés.

Testimonios

El periódico Guión pronostica su trágico final de una forma burlesca y cruel:

“....Baldomero López el cual padece de asma crónica necesitaba para curar reposo absoluto.
Pues lo tendrá"

Referencias

  1. Una linotipia para el Hospicio, en el diario La Voz, 20 de febrero de 1932, pág. 10.

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