Juan Martínez Cerrillo

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Juan Martínez Cerrillo
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Escultor

Nacimiento: 1910
Bujalance
Fallecimiento: 1989
Córdoba
Profesion: Escultor, imaginero y restaurador
Actividad: Su obra cumbre fue María Santísima de la Esperanza (Córdoba)
Reconocimientos: Nombrado Hermano Ejemplar por la Agrupación de Cofradías (1990)

Contexto histórico

Décadas: 1930 - 1940 - 1950 - 1960 - 1970 - 1980

Juan Martínez Cerrillo, nacido el 4 de abril de 1910 en Bujalance, y fallecido en Córdoba el 6 de octubre de 1989, escultor, imaginero y restaurador.

Biografía

Pasó su infancia en Bujalance, donde dio muestras de habilidad para el dibujo, lo que llevó consigo que su familia se trasladara desde Bujalance a Córdoba para que el joven "Juanito" pudiera estudiar, lo que ocurrió en el 1923, ingresando en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos "Mateo Inurria", de la ciudad, sin haber cumplido los catorce años reglamentarios, gracias a las gestiones de José Lora, amigo y paisano de sus padres y Secretario de la Escuela, donde Martínez Cerrillo estudió cuatro años, cursando enseñanzas de Historia del Arte y Dibujo artístico, además de Composición Decorativa, dos años de Pintura y un año de Modelado.

Como alumno, fue un discípulo aventajado, recibiendo de sus profesores, entre los que estuvieron Vicente Orti Belmonte, Rafael García y Miguel Guijo las máximas calificaciones.

Estos estudios los simultaneó con el trabajo de operario y aprendiz en el taller de Rafael Díaz Fernández ubicado en la calle Pérez de Castro y dedicado fundamentalmente a la restauración de obras de arte en general y de imágenes antiguas en particular, impartiendo al terminar los mismos clases de Dibujo en el colegio Cervantes, instalado en aquellas fechas en el palacete de la calle Conde de Torres Cabrera.

A Cerrillo le gustaba más el trabajo en el taller de Díaz Fernández, en el que permaneció dieciséis años (desde su llegada a Córdoba hasta 1936) y se familiarizó con el oficio de imaginero, conociendo a fondo la imaginería barroca y las técnicas empleadas en las mismas, especialmente la policromía, necesaria para poder llevar a cabo las restauraciones que le encargaban.

Martínez Cerrillo siempre reconoció y agradeció a Rafael Díaz Fernández que le introdujera en la restauración de imágenes antiguas y en la técnica de la policromía, conocimiento que le permitió trabajar junto a destacados maestros, como Fernández Andes autor de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias, titulares de la popular Cofradía sevillana de los Gitanos, y Juan de Ávalos, a quien en 1939 ayudó a policromar unas esculturas que el afamado maestro del Valle de los Caídos había realizado, recibiendo en lugar de una contrapartida económica como recompensa a su trabajo, una enseñanza que le sería de gran utilidad en su posterior carrera de imaginero: la técnica del sacado de puntos.

Estas actividades relacionadas con la imaginería eran compartidas por Martínez Cerrillo con la pintura, que siempre fue su latente vocación, y cuando tenía ocasión siempre pintaba. Por ello, cuando se convocó un concurso juvenil en el que el Ayuntamiento daba un premio de quinientas pesetas, Juan Martínez Cerrillo participó en el mismo como paisajista, obteniendo el primer premio con la importante compensación económica, que Martínez Cerrillo utilizó, entre otras cosas, para poder visitar Sevilla y contemplar los desfiles procesionales del Jueves Santo y de la madrugada del Viernes sevillano.

Este viaje impactó al joven artista, haciendo renacer en él su afición a la escultura y provocando otros viajes a la ciudad hispalense que le hicieron ir concibiendo la idea de tallar una imagen de la Virgen pequeña, de oratorio.

Labró esta imagen para su madre y otra imagen más para una familia amiga. Y como nada mejor que la obra bien hecha para servir de carta de presentación, la Orden Hospitalaria que se estaba organizando en Córdoba y deseaba tener algunas imágenes pasionistas en su capilla, encargó al joven Martínez Cerrillo las imágenes de un Nazareno y una Dolorosa, imágenes de vestir y mediano tamaño que se trasladaron posteriormente a la capilla del Sanatorio de San José, en Málaga, y que significaron, además del reconocimiento artístico de Martínez Cerrillo, un importante giro en la trayectoria artística del mismo, que empezó de manera fructífera su tarea como imaginero, convirtiéndose en profesional en los años de la posguerra, unos años de intenso trabajo, pues había que restaurar, y en la mayoría de los casos rehacer, las imágenes que se habían perdido y destruido durante la fatídica contienda, a lo que había que añadir la fundación de nuevas Cofradías.

Algunas de éstas surgieron en torno a imágenes antiguas, aunque en numerosas ocasiones aumentaron el número de sus titulares (con advocaciones marianas y cristíferas), mientras que la mayoría de las Cofradías requirieron desde un principio nuevas imágenes.

Ello, unido al destrozo de la imaginería religiosa que se había sufrido durante la guerra civil, ocasionó un considerable aumento de encargos y la consagración de Martínez Cerrillo como profesional, una vez abandonado en 1936 el taller de su maestro e instalado en el suyo propio, llevando a cabo la mayor parte de su obra en la casa-taller del barrio de San Lorenzo, junto a la iglesia del Juramento, donde se venera el custodio de Córdoba, el arcángel San Rafael.

Por su vinculación al mundo cofrade la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba en 1990 le reconoció como Hermano Ejemplar.

Juan Martínez Cerrillo frecuentaba la Peña Los Minguitos en su barrio de San Lorenzo, aquí se le veía alternar con el canónigo Antonio García Laguna, el famoso Marqués del Cucharón, el especial presidente de la peña Francisco Posadas Urbano "Posaitas" y otros muchos peñistas clásicos de su tiempo.


Obras

Córdoba

Obras en la provincia


Restauraciones

Galería


Enlaces externos

  • Martinez cerrillo, espiritual y devocional, publicada el 17 de octubre de 2010 en Diario Córdoba

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