Manuel Tarazona Anaya

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Manuel Tarazona Anaya en su etapa africanista

Manuel Tarazona Anaya fue militar. Capitán de la Guardia de Asalto, murió fusilado por los sediciosos en Córdoba el 13 de agosto de 1936.[1]

Biografía

Nace en Madrid en el año 1901. Capitán de la Guardia de Asalto destinado en Córdoba, en octubre de 1935 hizo una visita al alcalde, acompañado por los tenientes Galiani y Quero.[2]

Su papel el 18 de julio de 1936

En la tarde del 18 de julio de 1936 no dudó en defender la legalidad republicana. Aunque era un hombre más bien con tendencia hacia la derecha, defendió la legalidad hasta las últimos momentos y consecuencias, junto con el teniente Antonio Navajas Rodríguez-Carretero. Organizó la defensa del Gobierno Civil con escasos medios y con unos 240 Guardias de Asalto.[3]

A última hora de la tarde y tras unas descargas de fusilería entre los asaltantes y los guardias defensores de la II República fue interrumpida ésta por un cañonazo de parte de los sublevados que provocó la toma del Gobierno Civil por éstos sobre las nueve de la noche. Se detuvo al capitán Tarazona y a los políticos, José Guerra Lozano Presidente de la Diputación, al diputado Manuel Castro Molina, al ex-diputado Joaquín García Hidalgo, al presidente de Unión Republicana Pedro Ruiz Santaella y otros, logrando escapar del asedio el alcalde Manuel Sánchez Badajoz y el diputado Vicente Martín Romera, salvo al gobernado civil Antonio Rodríguez de León que fue alojado en el Hotel Simón en espera de acontecimientos favorables para él.

Las fuerzas de Asalto desarmadas fueron puestas en posición firme hasta que un nuevo mando antigubernamental le fue designado, concretamente el teniente Villalonga que estaba bajo en mando de Tarazona y que se sumó a los alcistas. A continuación se incorporaron como fuerza represora y de vigilancia en los barrios populares y obreros.

Juicio a Tarazona

Debido a su actuación en el gobierno civil el 18 de julio, el capitán Manuel Tarazona fue posteriormente sometido a un consejo de guerra, cuyos detalles se archivan en el Tribunal Militar Territorial II de Sevilla.

La investigación sobre el capitán Tarazona comenzó el 20 de julio por un “presunto delito de rebelión”, bajo la sospecha de haber atacado a las fuerzas militares. La instrucción corrió a cargo del comandante de Artillería Juan Anguita Vega. En su defensa inicial, Tarazona intentó desvincularse de los hechos, argumentando haber intentado persuadir al gobernador de la inutilidad de la resistencia y haber minimizado la cantidad de guardias disponibles. También afirmó haber ordenado a sus tropas abstenerse de disparar a los artilleros, alegando haber disparado al aire solo en un momento de tensión. Además, destacó su trato respetuoso hacia los militares sublevados.

A pesar de que tanto el comandante Manuel Aguilar Galindo como otros testigos afirmaron que Tarazona había amenazado con su arma, hubo intentos por minimizar su responsabilidad. Testigos clave como el gobernador y un inspector del Cuerpo de Investigación intentaron atenuar las acciones de Tarazona, aunque estas defensas resultaron infructuosas. El procesamiento y la prisión incondicional de Tarazona se dictaron el 30 de julio, con una fianza establecida que implicaba la incautación de sus bienes de no ser pagada.

Tarazona, defendido por el teniente coronel Pedro Luengo Benítez, intentó sin éxito revocar el procesamiento. El juicio sumarísimo, que limitaba las garantías de los acusados, procedió rápidamente, con el fiscal solicitando la pena de muerte para numerosos leales a la República.

La audiencia del juicio contra Tarazona tuvo lugar el 11 de agosto, donde se presentaron testimonios tanto a favor como en contra de su actuación. A pesar de los esfuerzos de la defensa por demostrar su lealtad y moderación, el fiscal mantuvo las acusaciones. La sentencia, emitida ese mismo día, condenó a Tarazona a la pena de muerte, a pesar de un voto disidente que destacaba su carácter ordenado. La muerte del capitán Tarazona se ejecutó por fusilamiento el 13 de agosto de 1936 en el Cuartel del Marrubial.

Hay que consignar que también fueron ejecutados mediante fusilamiento varios militares que no fueron adictos al nuevo régimen como:

* Fidel Ponce Expósito el 8 de agosto de 1936. Sargento retirado de la Guardía Civil
* Ricardo Cervantes Díaz el 5 de octubre de 1936. Militar retirado
* Emilio Monteagudo Gallego el 11 de diciembre de 1936 (Consejo de Guerra). Alférez de la Guardia Civil.
* Fabián Rodríguez de la Llave el 11 de diciembre de 1936. (Consejo de Guerra). Sargento de la Guardía Civil.

Testimonios

Todos estos hechos son descritos por diferentes personajes que los vivieron:

  • Personado Tarazona en las primeras horas de la tarde al despacho del coronel Ciriaco Cascajo, (cabeza visible de la sublevación militar) instó a éste a que secundara. El capitán de la Guardia de Asalto le expresó de forma contundente su obediencia al Gobierno legítimo y regresó urgentemente al Gobierno Civil para organizar la resistencia. Con estos términos expresó el resultado de la entrevista: - "Vengo de capitania. He podido escapar de allí alegando que me encontraba enfermo. No hay tiempo que que perder. Las tropas están ya en la calle y tenemos que hacerle frente. Hay que defender al Gobierno."
  • La emisora de Radio Córdoba ya asaltada por lo sublevados comenzó a hacer llamadas como la siguiente:
"¡Capitán Tarazona, capitán Tarazona!. Se le recuerda el Código de Justicia Militar y la responsabilidad que contrae, si no se entrega con las fuerzas a su mando".
Fue curioso que la proclama no fuera dirigida al entreguista Gobernador Civil Antonio Rodríguez de León que era en realidad el responsable último de la rendición.
  • Entre los emisarios que mandó Cascajo para la rendición estuvo el comandante de la Guardia Civil Luis Zurdo. Éste antes de hablar con el Gobernador Civil trató de persuadir como compañero a Tarazona para que se rindiera. El capitán de Asalto posteriormente comentó a las personalidades allí reunidas:
"No pude escuchar, y le contesté: "-No conozco más razones, ni más compañerismo que la legalidad y las autoridades legítimas."
  • Edmundo Barbero, que resulta ser uno de los actores que iban en el equipo de CIFESA que estaba rodando por aquellos días en Córdoba fue uno de los testigos de aquellos acontecimientos y relataba tiempo después:
"La digna figura del capitán Tarazona merece gratitud de todos los antifascistas españoles".

Referencias

  1. Perfil de Manuel Tarazona Anaya, en la web https://todoslosnombres.org.
  2. Del Ayuntamiento, en el Diario de Córdoba, 24 de octubre de 1935, pág. 1.
  3. ¿Qué pasó en Córdoba hace hoy justo 80 años?, por Alfonso Alba, en el diario Cordópolis, 18/07/2016

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