Teatro Cómico

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Teatro Cómico Principal
[1]
Localización Calle Ambrosio de Morales mapa
Cronología Siglo XIX; remodelado en el XX
Uso Espacio cultural; sala de exposiciones

Antiguo teatro de madera construido a comienzos del siglo XIX. Adquirido en 1874 por el empresario Manuel García Lovera, dueño del Teatro de Variedades, sufrió un terrible incendió el 17 de julio de 1892. Fue remodelado íntegramente un siglo más tarde, a finales del siglo XX, para su uso como espacio cultural, sala de exposiciones y sede temporal del Centro Filarmónico Eduardo Lucena. Está situado en la calle Ambrosio de Morales.

Historia

Plano del antiguo teatro, antes de su remodelación

El Teatro Cómico fue en sus primeros tiempos, un teatro de madera angosto que podía dar cabida a no más de 300 personas.

Juan Bonel, propietario del Teatro Cómico lo vendió a Manuel García Lovera en el año 1874 acometiendo obras de rehabilitación total del edificio. Este renombró el teatro como Teatro Principal. Pintado por José Serrano Bermúdez lucía decoraciones del pintor del Salón Liceo del Círculo de la Amistad, José María Rodríguez Losada, albergando 21 palcos, 2 palcos proscenios, 20 plateas, 2 plateas proscenios, 238 butacas, 20 anfiteatros de primera fila, 22 de segunda, 60 delanteras de paraíso, 200 entradas principales, y 400 localidades de paraíso. El 17 de julio de 1892, el Teatro Principal sufrió un pavaroso incendio desapareciendo en pocas horas, no pudiendo levantarse sobre el mismo solar otro, debido a las ordenanzas municipales del año 1888.

A finales de los años 90 fue remodelado conservando su fachada ecléctica, ordenada con cuatro huecos por cada una de las dos plantas existentes.

Curiosidades

Situado frente al Convento del Corpus Christi, de Clausura, se tienen noticias de las numerosas quejas presentadas por las religiosas debido al ruido que el teatro generaba.


Noticia del incendio en el Teatro (1892)

-El incendio de anteanoche

El Teatro Principal, de que es propietario el señor don Manuel García Lovera, se halla convertido en un motón de ruinas. Entre doce y una, los vecinos de la calle de San Fernando se apercibieron de que salían llamas por una de las ventanas del edificio, y al dar la voz de alarma y comunicarse la noticia al conserje del teatro, circuló de pronto el rumor entre el vecindario más inmediato de las calles de San Fernando y Ambrosio de Morales en que se encuentra la entrada principal del antiguo coliseo.

Momentos después reducido número de personas y varios guardias civiles penetraban en el edificio, y al buscar el origen del fuego, apareció este en el local destinado á guardarropía. Inútiles fueron los esfuerzos que se practicaron con desmedido valor para cortar la acción de las llamas, que solo dieron tiempo para salvar varias filas de butacas. El voraz elemento se apoderó del escenario, que se hallaba lleno de decoraciones, mobiliario y efectos de guardarropía, muchos de los cuales habían sido adquiridos por su propietario hacía pocos dias, y al tomar nuevo incremento con las materias que el fuego encontraba al paso, se extendió á la embocadura, después á los proscenios, más tarde á la armadura y por último á todas las localidades. El interior del teatro Principal presentaba un aspecto imponente.

El incendio tomaba caracteres verdaderamente horribles, y amenazaba invadir los edificios inmediatos. Todo fué obra de muy cortos momentos, principalmente al abrerse las puertas del teatro, que facilitaron la comunicación del viento. De un modo incierto hicieron la señal de fuego las campanas de todas las iglesias parroquiales, y entonces acudió el cuerpo de bomberos, el personal facultativo, las autoridades y sus agentes y multitud de personas que llenaban las calles de San Fernando y Ambrosio de Morales. Ya nada podía salvarse de lo que había en el interior del teatro, y se dieron órdenes de cortar la comunicación del fuego con las casas de los señores Baquera y Viñas. La de este último estaba amenazada de inminente peligro, por tener dentro del mismo edificio uno de los proscenios. La casa del señor Viñas fue desalojada precipitadamente, sacando todo el mobiliario.

Acudieron las bombas del Municipio y la de la compañía de los ferrocarriles de M. Z. A. y el bombín de don Eduardo Alvarez, que, con el auxilio de las pipas del riego, empezaron á prestar servicio. A la una de la madrugada observábase desde la calle de San Fernando el aspecto verdaderamente horrible que ofrece a la vista un conjunto de llamas que parecía trataban de convertir en cenizas todos los edificios inmediatos. En los primeros momento fué avisado el señor García Lovera, que se encontraba en el Teatro de Variedades, también de su propiedad, y al circular la noticia por entre el público, que presenciaba la última función, este abandonó el teatro.

A las dos pudo conseguirse asilar el fuego por las casas de los señores Baquera y Viñas, que han sufrido algunos destrozos, procediéndose á cortar la comunicación con las casas de la calle de San Fernando, propiedad del señor García Lovera, que lindan con el teatro. Como medida de precaución fueron desalojados todos los edificios del Café Suizo hasta la ermita de la Aurora. La confusión y el pánico se habían apoderado de aquel populoso vecindario que atropelladamente trasladó todo el mobiliario al centro de la calle de San Fernando.

Entre dos y tres de la madrugada se desplomó con imponente estrépito la armadura del Teatro Principal. Las llamas aumentaron entonces considerablemente, y la alarma se apoderó de nuevo de los vecinos á la vista del inminente riesgo que corrian sus viviendas. El espectáculo era indescriptible y el foco del incendio, aislado ya entre tres y cuatro de la madrugada, quedaba reducido al edificio del teatro.

El incendio puedo ser sofocado á las cinco de la mañana, á cuya hora se retiró el personal facultativo que, como el cuerpo de bomberos, la guardia civil, la municipal y el cuerpo de vigilancia, dirigidos por las autoridades, realizaron importantes sevicios con la eficaz ayuda de muchas personas que trabajaron sin descanso, y cuyos nombres no publicamos para no incurrir en lamentables omisiones.

De lo relatado se desprende que han sido de gran importancia las pérdidas materiales de este incendio cuyo orígen ha sido casual. En cuanto á desgracias personales solo hay que anotar varias heridas, leves por fortuna, que sufrió un criado del Señor Baquera. Ayer jiramos una visita á los restos del Teatro Principal y el espectáculo que se ofreció á nuestra vista fué verdaderamente doloroso.

Nada queda allí mas que escombros, algunas paredes negras, maderas humeantes revueltas con las ruinas que consituyen hoy el teatro de la calle de Ambrosio de Morales, que data de principios de siglo y que hace pocos años fué totalmente restaurado con arreglo á los adelantos modernos por su actual propietario, que lo tenía asegurado en menos de su valor en la compañía "la Unión y el Fénix Español", de que es subdirector en esta provincia el señor don Cristóbal Maria Pesquero.

El señor don Manuel García Lovera agradece mucho, no solo los heróicos trabajos que anteanoche se prestaron, sino tambien las contínuas muestras de atención que sus íntimos vienen reiterándole desde que se inició el siniestro. El juzgado de instrucción del distrito se personó en los primeros momentos.

Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos
- Año XLIII Número 12089 [1]

Localización

Referencias

  1. Vista actual del antiguo patio de butacas, foto de Rubén Díaz. Publicada en flickr con licencia cc-by-sa-nc

1. Vista actual del antiguo patio de butacas, foto de Rubén Díaz. Publicada en flickr con licencia cc-by-sa-nc

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