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  Rafael Umpiérrez Peñate.

Muestra del texto del libro que pretendo regalar al museo de Julio Romero, para si le interesa editarlo, para su beneficio del museo. Aclaro, el beneficio de todos los que ustedes editen y vendan. Indistintamente y me reservo el derecho de hacer otras ediciones para ver si me da algún euro ara comprar gofio para yo poder subsistir.

  Era en otro cielo. Nos presentó Apolónio, a un hombre, digo yo, a su alma, era un Gary Gooper nacido en España:

Redondo sombrero, muy larga su ala y muy ancha, pincel por pistola, postura gallarda, alto y generoso, vestía capa alta, dada su estatura. De mirada honda flaco y positivo, de cuerpo fibroso, su pensar rumboso, y si Venus o Diana, musa hermosa, o virgen temprana se hallaba, él se enamoraba.

Y al verle así reposado, hondo y desdeñoso El Gran Apolónio dijo generoso: Estad atentos Elifás de Francia y Leafar de Tazarte que os voy a presentar al Rey del Arte: Dijo Levi: _Si ya de beber no vemos, porque el vino con jamón nos pone los ojos duros ¿Cómo nos vas a entregar a los pies de tan gran hombre, hombre de gestos maduros?.

Leafar de Tazarte dijo: _ Yo soy tuerto y ya no veo, en estos antros oscuros, Al menos antes encendía la luz de una pobre vela Luís Candela.

Sé que sois hombres de mundo y que estáis hartos de ver, y por no tener cuerpo, ver mujer, y aguantarse sin comer, ¡Eso es grande padecer! Venid si me creéis y ya veréis.

Tranquilizaos, sabed que yo soy Dios y estad seguros: Mirad aquellos ojos fecundos y maduros, y bajo el imperial bigote labios finos de hombre diestro, pues, es en besar maestro. El Maestro de Maestros de pintar la carne humana en las mujeres, Cordobés que inmortaliza y es óleo y temple su tinta y a la luz de la mañana, el mejor pintor del mundo de mujeres al desnudo, que pinta: ¡“A la cordobana”!.                                          V   Es el que pintó el cabello, de “Ángel” ¡Y qué cabello!”. Cabello pintado, y a raya su cabello, corazón y alma elevada, con frente mirando al cielo. Viene al pelo: ¡Viva el pelo! Mirando con frente alta y despejada. ¡Que pintada!   El pintor universal de las mujeres, ¡Casi nada! se acercó con su corte al Gran Apolónio, a saludar. El de Tiana le dijo: _ Les voy a presentar a Elifás y a Leafar.

._ Otro recorte:

¡Yo rompo a llorar mirando! ¡Pues me embarga la emoción! Al mirar como se sube la larga y hermosa saya color tirando a marrón.   ¡Como me gusta, Julio! La “Margarita Aguilar”: cara de: “No he roto un plato”, me gusta a mí, en mi arrebato. ¡Solo ella, leche! Solo mujer y pulcra, que no me vendan aretes, zarcillos, y la oreja sin colguetes, pura la boca, sin tóxicas pinturas, derivadas del petróleo, cancerosas.

Limpio el cuello, sin collares, sin leña de muladares y exijo en el regateo, ojos sin calafateo y así vestida de fino, y todo lo demás me lo imagino.   Pero, anda, ven acá, torera fiera, que te me antojas mujer bragada, pues bragas no se si llevas, y si ofendo, me retracto, pues les hablo del “Retrato de la señora de Casanueva”, ser y flor de primavera, pero fiera con furia del jurásico a torearme en capote negro en el espacio libre de ese jardin que parece un jardín clásico, largas basquiñas, y:”Atrévete y ven a mi”, diciendo.   Como si me desafiara y la cara destapando me quisiera vender a mí la cara, y velo, tul, mantón, mantilla o pañoleta, ¡