María Manuela Pozo
María Manuela Pozo Lora fue una pintora cordobesa nacida en en El Carpio en 1932 y afincada en Jérez desde 1958.
Doctorada en Bellas Artes por la Facultad de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, Académica correspondiente de la Real Academia de Córdoba y Diplomada por la Escuela Lorenzo de Médicis de Florencia en su doble vertiente de Diseño Gráfico y Fotografía y destacó por la calidad de su pintura, su trayectoria profesional y el peso específico que ha tenido en la formación de jóvenes pintores.
Dedicó 35 años de su vida al a docencia, repartidos entre El Puerto y Jerez, de los que 26 han sido en el Instituto de Educación Secundaria Álvar Núñez de Jérez.
Poseedora de una gran cantidad de galardones como el primer premio y la medalla de plata del II Certamen de Pintura convocado por la Diputación de Córdoba en 1956 con la obra Muchacha con bufanda, María Manuela Pozo Lora destacaba por una obra sin concesiones, el equilibrio entre forma artística y contenido y líneas limpias y seguras.
María Manuela Pozo era una persona de fuerte carácter, pero con una visión muy femenina que se plasma ampliamente en su trayectoria artística.
Como mujer pintora tenía predilección por temas agradables a la vista, sus figuras femeninas son nobles, con mirada misteriosa, rodeadas de flores, encajes y toques de delicadeza.
Su influencia de los pintores prerrafaelistas e ingleses, y de los italianos del Renacimiento, sumado a su carácter, influyen en su arte preciosista; sus obras son joyas íntimas que dejó como legado especial a la Humanidad, y mirar sus cuadros es un placer por su colorido y sus fondos de pan de oro, al entremezclar la fuerza de su carácter con la fuerza del color; su gusto por los temas delicados, refulgentes y brillantes, la lleva a realizar un arte marcado por la espiritualidad y la riqueza de su técnica potencia el preciosismo y, conforme avanzaba, pintaba con mayor perfección.
Falleció el 25 de mayo de 2006 tras una larga trayectoria artística y docente, dejando un legado donde cada una de sus obras es un reflejo de su incansable búsqueda de la belleza y la verdad.
Sus paisajes, retratos y abstracciones capturan no sólo la esencia de sus sujetos, sino también la profundidad de sus emociones y pensamientos. A través de sus pinceladas, podemos ver el mundo a través de sus ojos, sentir sus alegrías, sus tribulaciones y su inquebrantable amor por la vida.
Sin duda su arte seguirá viviendo, inspirando y emocionando a futuras generaciones. Su legado es un recordatorio de que el verdadero arte trasciende el tiempo y el espacio, permaneciendo eternamente en el corazón de aquellos que lo aprecian.
Según el Diario Córdoba, falleció el 25 de mayo de 2006.
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