Alfonso "el abuelo del tiempo"
Alfonso León Luna con sus 85 años era todo un experto en “cabañuelas” allá por los años cincuenta del siglo XX. De procedencia agrícola sabía al dedillo todos los secretos que depara el tiempo. A su edad se le veía por las calles “haciendo recados” y por la tarde iba en verano a la puerta principal de la Estación de Ferrocarriles con dos botijos de agua fresquita con objeto vender unos tragos a los viajeros que llegaban sedientos de aquellos trenes de miseria. Así sacaba un “jornalillo” juntado a los que ganaba su esposa, llamada “María la abuela”, haciendo pantalones a los mozos de su barrio. Se sentía feliz con su condición humilde y más por sus conocimientos del tiempo.
Siendo analfabeto Alfonso llegó a tener unos conocimientos casi universitarios de la ciencia meteorológica. El secreto radicaba en las enseñanzas verbales que su padre le dio como herencia legada de sus antepasados, además de ser constante en la observación de los astros y la luna en las largas noches veraniegas pasadas en las eras.
Así explicaba lo que son las “cabañuelas”:
- Todo el que se hace viejo detrás del arado sabe de esto. Las “cabañuelas” son señales que indican durante doce días el estado del tiempo en los doce meses del año siguiente. Comienzan el 1 de agosto y terminan el 12 del mismo mes. Si llueve el día 3 quiere decir que en marzo será lluvioso. Si el día 5 hay tormenta otro tanto sucederá en mayo y así ocurrirá durante los siguientes días.
- No suelo equivocarme y si cometo errores es porque no apunto las señales al no saber leer ni escribir. ¿Cómo cree que hacen ese calendario colorado… del Zaragozano?. A base de recoger en diferentes territorios los apuntes que yo llevo en la cabeza.
- La naturaleza no tiene secretos conmigo, lo que pasa es que hoy con los conocimientos técnicos, se ha desechado y despreciado este conocimiento que viene desde los faraones.
- Voy a poner un ejemplo que no falla nunca. Cuando unas ciertas orugas hacen sus nidos en dirección norte quiere decir que el año siguiente será muy seco. Tiene una lógica, ellas, intentan mantener el máximo de humedad en su escondrijos. Como digo, la naturaleza es sabía. Somos los hombres con nuestro orgullo los que nos creemos saben todo…¡pobre ignorancia!
- Suelo cantar esta coplilla a aquellos que se mofan de mis predicciones:
- Cuando el sol está en “Capriconio”
- y la luna está en “Capiruelo”
- o llueve poco
- o llueve mucho
- o no llueve nada
- o queda el tiempo como estaba.
En todas las poblaciones existieron hombres que fueron instituciones de sapiencia popular. Estos individuos nadie los ha llamado ilustres, ni tenían ningún título o reconocimiento, pero guardaban secretos que ni los grandes hombres de las ciencias y letras sabían. Su llama del ingenio les vino por la experiencia de una larga vida y por su constante observación de la naturaleza.
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