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LA GRAN OLVIDAD DE MONTALBÁN, ERMITA MADRE DE DIOS
Por Ildefonso Pérez de la Lastra Zamorano. Licenciado en Hª del Arte
Mencionar el término “Patrimonio Cultural” dentro de la órbita de una localidad como es la montalbeña resulta, cuanto menos, sonrojante. Realmente, y con la mayor sinceridad de la que dispongo, tener que obligarme como vecino, habitante y defensor de Montalbán a escribir tal valoración ha sido una cuestión que me ha supuesto una gran desolación. Quizás hubiera sido de mayor facilidad hacer referencia a este criterio argumentando que Montalbán, a lo largo de su historia, nunca ha tenido entidad suficiente en relación a su trascendencia política y socio-económica como asentamiento poblacional, para desarrollar de manera mínima cualquier rasgo de sus manifestaciones culturales. Empero, la historia nos ha demostrado que cualquier civilización, independientemente de la duración en el tiempo o de la importancia dentro del espacio en el que ha surgido, deja huella de su paso y de su identidad por nuestro mundo a través de una serie de pruebas y señales que actualmente denominamos bienes culturales.
Según la Ley 1/1991, de 3 de julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía, son integrantes de nuestro patrimonio todos los bienes de la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, en cuanto se encuentran en Andalucía y revelen un interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico o técnico para la Comunidad Autónoma.
Partiendo de la definición anterior, debemos de entender que cualquier bien ejerce un papel indispensable en el conocimiento humano; son las llaves que muestran las diferentes concepciones en el estilo de vida de nuestros antepasados, ayudándonos a entender sus gustos y modas, miedos e inquietudes, ideologías y costumbres,… Una correcta interpretación de estas manifestaciones culturales, además de ser cuestión imprescindible, aporta sabiduría, satisfacción y orgullo a la humanidad en su conjunto, al saber que la raza humana, desde sus comienzos, ha contado con la posibilidad de pronunciarse racional y/o sentimentalmente, al igual que en la actualidad lo hacemos nosotros escribiendo libros, componiendo música o proyectando edificaciones.
Así pues, al mencionar la palabra patrimonio, debemos de asemejar al instante el concepto de legado, entendiéndolo como aquello que, por naturaleza nos pertenece, ya que todos somos integrantes de la especie humana y, por consiguiente, estamos en posesión del derecho a conocer aquellas manifestaciones culturales ejecutadas por nuestros antecesores. La destrucción o pérdida parcial de este legado tiene como consecuencia directa e irremplazable, el desconocimiento de una parte de nuestro pasado y de nuestras raíces, provocando la ignorancia en cuanto a la identidad de cualquier pueblo o región. Si antes hablábamos de los derechos, ahora, señalamos los deberes hacia los bienes, siendo consciencia y tutela los vocablos que deben utilizarse como herramientas de protección, eliminando la idea de que lo viejo o lo antiguo está reñido con el progreso o la modernidad, más aún, cuando en la sociedad contemporánea existe una imposición de valores y modas que tienden a homogeneizar usos y costumbres. Frente a esta última consideración, surge en la actualidad, una visión reivindicadora y defensora de la idea de que toda manifestación humana tiene la misma validez y merece ser igualmente conservada; este concepto unido al creciente desarrollo del turismo de carácter rural y cultural, da como resultado, un interés hacia el Patrimonio Etnológico de pueblos y regiones, que ven en su pasado, un importante filón turístico mediante la creación de museos encargados en recuperar las costumbres y tradiciones o dar reconocimiento a personajes y vecinos ilustres nacidos en la localidad; del mismo modo observamos, una sucesión de actividades, a modo de conferencias, seminarios y jornadas, en las que se pretende arrojar un mayor número de datos con respecto a la historia de una localidad, sobre un estilo artístico determinado o en relación a la recuperación de la memoria histórica de personas desaparecidas durante la guerra civil y la época dictatorial. Esta tendencia en la que cada pueblo o región intenta difundir un patrimonio propio y único, con los valores que les son autóctonos, son acciones positivas al mostrar no solo cuan amplia es la diversidad y la riqueza cultural de la humanidad, sino que además promueven nuevas vías de investigación en bienes ya estudiados, a la vez que impulsan y ponen en valor manifestaciones humanas menos conocidas.
Volviendo a la matización introductoria inicial, surgida muy probablemente, tras examinar la falta de consciencia de la sociedad montalbeña durante los ss. XIX-XX, sobre todo hacia sus bienes inmuebles, comentar que al menos, tenemos la constancia de su pasada presencia gracias a las fuentes documentales conservadas en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Montalbán y del Archivo General del Obispado de Córdoba. Tristemente, quedan fuera de este conjunto, los manuscritos procedentes de la Parroquia, al encontrarse sin catalogar, y los de la Casa Consistorial anteriores a 1812. Así pues y haciendo un breve recorrido de los bienes inmuebles hoy desaparecidos, destacar un interesante documento procedente de la Diócesis cordobesa en el que se hace referencia a los edificios eclesiásticos existentes en Montalbán en 1866, siendo siete, la Iglesia Parroquial y seis Ermitas, de las cuales, solo se conservan como legado palpable, la “modernísima” Parroquia de Santa María de Gracia y dos Ermitas, la de Ntro. Padre Jesús del Calvario y la Madre de Dios. Los cuatro santuarios restantes han desaparecido, siendo los motivos de una índole muy variopinta, que van desde las necesarias pero mal planificadas ampliaciones urbanísticas del siglo XX o de su posible estado ruinoso, sin que existiera la posibilidad de reconstrucción. Citación aparte, tiene la Antigua Parroquia de Santa María de Gracia, sobre todo, en relación a su rápida demolición y posterior construcción, dando como resultado el edificio que hoy vemos presidiendo, junto con el Ayuntamiento, la Plaza más importante de Montalbán. Apuntando ahora, hacia los perdidos inmuebles de carácter civil, comentar la presencia del edificio que hacía las veces de ayuntamiento en lo que hoy es el Mercado Municipal; el complejo constituido por hospital y ermita, denominados de la Caridad, que ocupaba el solar del antiguo Cuartel de la Guardia Civil, tomado en la actualidad por el esperado y aún inacabado Teatro; la casa de la viudas o como se le llamaba en 1965, asilo de viudas y huérfanas pobres; el matadero municipal ubicado en la calle Castillo (vía denominada así por la presencia de una arquitectura defensiva a modo de torre vigía construida bajo tipología estilística musulmana y que fue destruida en la década de los 30); y por último el recién derribado Molino del Duque, del que solo se conservaba la originaria portada adintelada con escudo nobiliario y la torre de viga, ambos del siglo XVI.
Siguiendo el concepto de los párrafos anteriores donde se afirma que la presencia de cualquier tipo de bien, con su correcta interpretación, ayuda a conocer las señas de identidad, diríamos que Montalbán, a la hora de poner en valor sus manifestaciones arquitectónicas, posee lagunas de conocimiento debido a los escasos bienes inmuebles conservados. Aunque este panorama de investigación y estudio no es el más halagüeño, si capturamos de nuevo la definición de bienes de la cultura hecha por la L. P. H. A., existen otras expresiones humanas que nos pueden ayudar a ejecutar la búsqueda de la identidad montalbeña, partiendo por ejemplo de yacimientos arqueológicos o de arquitecturas vernáculas e industriales (Patrimonio etnológico). Sin embargo, para desarrollar la tarea de reivindicar la arquitectura autóctona montalbeña, nos vamos a centrar en el edificio de mayor antigüedad conservado en el municipio y que, desde mi punto de vista, vive a la sombra del emblema montalbeño por excelencia. Se trata de la gran olvidada de Montalbán, la Ermita Madre de Dios.
Decir en primer momento, que llevar a cabo la narración sobre esta edificación arquitectónica, es hacer referencia a la historia de la villa de Montalbán desde los siglos XV-XVI hasta la actualidad, hecho que al menos arroja un rayo de esperanza no solo hacia la evidente negatividad a la hora de abordar la creación del presente documento, sino también hacia la presencia de una cierta consciencia patrimonial que ha permitido la conservación de este legado, mostrándonos las etapas y estilos dados en él, que van desde la primitiva estructura de tendencias gótico-mudéjar, hasta las reformas y adiciones barrocas típicas del XVIII, pasando de manera previa por el equilibrio, la armonía y proporcionalidad de las tendencias renacentistas, repetidas con posterioridad en la etapa neoclásica.
Desistiendo, de momento, por la localización exacta en cuanto a la fecha de ejecución de la primigenia Ermita, manifestar que se trata de un espacio compuesto de tres esbeltas naves longitudinales divididas en dos tramos desiguales, estructurados por la presencia de arcos apuntados enmarcados por alfiz y sustentados por potentes pilares rectangulares con esquinas achaflanadas, los cuales quedan apoyados en un pequeño pedestal para impedir el apeo directo con el pavimento. La fábrica de ladrillo tanto de muros perimetrales como de pilares, la desaparecida techumbre original de madera y la planta basilical con la característica cubierta a dos aguas, inducen que, junto con el esquema anteriormente descrito, estemos hablando de un edificio de eminente estilo gótico-mudéjar.
En la I mitad del siglo XVII, existe la constancia de una importante reforma o ampliación reflejada en la cabecera y portada de acceso; el motivo de tal empresa abre varias corrientes de pensamiento que van desde el considerable aumento de la demografía y poder adquisitivo de la población montalbeña, a la imposición de ajustar la zona noble del edificio con un estilo más adecuado en relación al momento religioso o histórico-artístico. Lo cierto es que existe una diferenciación destacable entre el maestro o maestros encargados de ejecutar las fases constructivas, sobre todo, en el modo de concebir las cubriciones interiores (prescinde de la madera y las formas lineales) y en la mayor envergadura de los volúmenes de la cabecera. Los elementos arquitectónicos utilizados en esta zona se articulan en torno a una nave transversal, que el maestro albañil refuerza con la construcción de varios pilares, los cuales tienen su proyección en altura a través de arcos formeros de medio cañón; nos referimos a parejas de machones colocados en los extremos de los brazos del crucero, perfectamente visibles al exterior, y de otros tantos en la zona central, tomando para ello, dos pilares de nueva construcción y los coincidentes con la zona primitiva; éstos últimos quedan modificados hasta convertirlos en unidades arquitectónicas con forma de cruz latina irregular. Toda esta maraña estructural da lugar a una pequeña cúpula oval sobre pechinas en el centro, mientras que los brazos del crucero quedan rematados por bóvedas de medio cañón. Este sistema compositivo en el que el peso o presión de las cubiertas se va derramando de los pilares centrales hacia las paredes y machones laterales, permite una mayor elevación de las edificaciones, cuestión que al aplicarse a nuestra Ermita se observa en la presencia de un fuerte contraste en altura entre naves y cabecera, sobre todo partiendo de una vista exterior. A pesar de esta discordancia entre fases, el arquitecto diseñador respeta la obra anterior, al proyectar la nueva estructura en línea con los muros de las naves laterales, para evitar así, la ruptura con la homogeneidad perimetral del edificio.
En relación al presbiterio, nos encontramos ante un espacio de ábside plano, elevado por encima del nivel de suelo original, y terminado en altura por una pequeña bóveda de cañón con lunetos. Los azulejos de la parte baja del muro así como los peldaños de acceso a la zona noble son contemporáneos a la fase en descripción, al igual que la portada de acceso al templo. Los bienes muebles destacables en esta zona noble son el retablo del altar mayor y la talla de San Antonio de Padua, enclavada en la cabecera correspondiente a la nave del evangelio.
Ubicada en la fachada principal y desplazada a un lateral (acceso a través de la nave de la epístola), la puerta de entrada, de marcada tipología clasicista, se concibe a modo de arco de medio punto soportado por pilastrillas; el conjunto queda enmarcado por pilastras de orden toscano que a su vez soportan tanto entablamento como frontón triangular. La única decoración existente en ella, se centra en una ménsula vegetal situada en la clave de la puerta de acceso, los pináculos de escaso relieve ubicados en los ángulos menores del frontón y por encima de éste, un motivo decorativo oval encuadrado por una moldura estrellada.
Aludiendo al tercer ciclo, en cuanto a reformas ejecutadas se refiere, comentar la realizada en la zona predominante de la Ermita, la fachada. En ella se coloca todo un sistema constructivo a modo de pilastras toscanas de orden monumental, cuya finalidad es la de soportar el peso del campanario, al tiempo que decora la parte central del templo. Estamos hablando de una obra típica del barroco, enclavándose en torno a la II mitad del siglo XVIII o a finales del mismo como denota los potentes basamentos de arranque de las pilastras y la decoración geométrica estrellada. Sin embrago, en el remate de esta estructura se atisban rasgos estilísticos típicos del Neoclasicismo mediante la decoración, a base de triglifos, en el potente entablamento de apoyo para el cuerpo de campañas; en base a esto, podemos afirmar que la fecha de ejecución de la espadaña es de comienzos del siglo XIX, aunque en sus formas se perciba cierto dinamismo barroco. De composición sencilla y en ladrillo visto, el espacio en cuestión, posee un solo cuerpo de campañas perforado por un vano de medio punto enmarcado por pilastrillas, sobre las que descansa un pequeño frontón triangular; por encima de este se extienden tres pedestales cuadrangulares colocados en los laterales y en el centro. En la estructura queda resaltada la línea de imposta y la clave, mientras que la decoración se centra en la colocación de azulejos en las enjutas y en el friso.
Comenzando con un nuevo hilo conductor, centrado en las transformaciones y reconstrucciones más relevantes vividas en nuestra ermita, durante los siglos XIX y XX, nombrar las adiciones artísticas realizadas en los muros interiores. Nos referimos a la construcción de pequeñas hornacinas, decoradas con marcos y molduras en yeso policromado que emulan altares, en los cuales se colocan esculturas de santos y patronos de la localidad.
En cuanto a las restauraciones realizadas en el templo durante la I mitad del siglo XX, comentar la existencia de un expediente de obras de 1912, conservado en el Archivo diocesano del Obispado de Córdobaxi y compuesto de dos partes; el primero dedicado a la descripción del estado de la ermita y del procedimiento a seguir para su reconstrucción, mientras que la segunda hace referencia a una carta escrita por el párroco titularxiv de Montalbán al Obispado de Córdoba, siendo su propósito la consignación de capital para efectuar la obra de salvaguarda. El 26 de junio del 1912, el prelado cordobés responde a la petición de manera positiva dando como condiciones la retirada de los bienes muebles de su interior, la custodia de estos en lugares seguros y la interrupción del culto en el templo.
En relación con la restauración anterior, no sabemos con certeza si el informexv con fecha de 21 de marzo del 1915 en donde el párroco de Montalbán solicita al Obispo que nuestra ermita […] se abra al Culto el día de los domingos in Albis […], se trata de la obra comenzada en 1912 o de otra efectuada con posterioridad. Sin embargo, la respuesta dada el 29/03/1915 por el Obispado resuelve las dudas, al solicitar al párroco de Montalbán, […] que formule en la brevedad posible las correspondientes cuentas justificativas de las obras ejecutadas […] […] y las presente en nuestra Secretaria para su examen y aprobación. […]
Con respecto a la última obra financiada por el obispado, y de la cual, tenemos constancia gracias a los legajos conservados en el Obispado de Córdoba, decir que, según citaxviii del párroco titular, […] no habiendo cofradía alguna que se encargue de estos menesteres[…] , reseñar que se centra, siguiendo con el testimonio escrito del presbítero, en la reparación de […] un lienzo de pared de ladrillo del ábside, el repaso de tejados, y suplir la falta de tejas que ocasionan muchas goteras[…]. La respuesta a la súplica de […] Mariano Fernández Tenllado y Roldán, Presbítero, Rector y Cura Propio de la Parroquia de Santa María de Gracia […], tiene su réplica afirmativa el 3 de enero del año siguiente.
De etapas más recientes en el tiempo, existen otras tantas restauraciones, de las que tomamos varias conclusiones en relación a las impresiones de los arquitectos restauradores. A lo largo de la historia y de las necesarias rehabilitaciones efectuadas en la Ermita, nunca se ha llegado a invertir una cantidad de dinero suficiente para salvaguardar con todas las garantías la estructura arquitectónica del edificio, amenazando ruina una y otra vez en los muros perimetrales, la techumbre y cubierta, y en los paramentos interiores. Por ello, los estudios e intervenciones ejecutados se han centrado exclusivamente en zonas que amenazaban un inminente desplome, como así lo certifica el Avance de la memoria de restauración totalxix del arquitecto Francisco Raya Mengibar en junio de 1984 o la que dos años más tarde ejecutó el arquitecto Joaquín Gómez de Hitaxx, centrada en la recomposición de los paramentos interiores.
Dentro de la década de los 80, el Ayuntamiento de Montalbán y el Diócesis cordobesa, comienzan a mantener conversaciones para establecer un acuerdo claro y conciso, la cesión del uso de la Ermita madre de Dios en beneficio del organismo municipal, hecho que se consume en la Escritura de Cesión el 13 de junio de 1986xxi. Tras el acuerdo, preservación, conservación y restauración del inmueble eran asunto de la entidad local, hecho que no fue óbice para que, de manera definitiva se concluyera con el afianzamiento total del complejo. Por tanto Habría que esperar hasta noviembre de 1992 para que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a través de la Dirección provincial del INEM, creasen el programa denominado Escuela Taller / Casa de Oficios. El proyecto llevado a cabo hasta mayo del 1993, ha sido la última gran remodelación del edificio, siendo el estado actualxxii resultado del trabajo elaborado por los treinta alumnos de los que contaba el programa.
Toda la andadura histórica recogida, de manera breve en estas líneas, fue reconocida por primera vez en el año 1980, siendo la Comisión Provincial del Patrimonio Histórico Artístico de Córdobaxxiii quien incluyó a este inmueble en el Inventario del Patrimonio arquitectónico, de carácter histórico-artístico de Córdoba y su provincia. Si bien esta inclusión no tenía carácter vinculante, es decir, no se le asemejaba figura de protección alguna, ya comenzaba a reflejarse hacia este bien cultural un cierto respecto como legado de nuestros antecesores. Varias aplicaciones legislativas siguieron a la señalada anteriormente, hasta que una vez constituida la normativa autónoma andaluza en cuestiones de patrimonio, se incoa el expediente para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de la Iglesia Madre de Diosxxiv, según Resolución de 6 de julio de 1994. Celebrando, dos años más tarde, una sesión para dictaminar su inclusión como bien protegido, el Sr. Director General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura, notifica al Sr. Alcalde-Presidente de Montalbán con fecha 12/07/1996, la Resolución del 3 de julio de 1996, por la que se inscribe con carácter genérico en el C. G. P. H. A, el inmueble en cuestiónxxv. Aunque este grado de protección es medio, ningún bien existente en nuestro municipio esta salvaguardado por la ley, como lo está la Ermita Madre de Dios.
Para concluir, me gustaría comentar que mientras elaboraba este escrito tuve la suerte de conocer a un grupo de vecinos que durante varias décadas han estado trabajando desinteresadamente por y para el patrimonio montalbeño; de manera reciente, se han conformado como Asociación, que curiosamente recibe el nombre de la protagonista de este artículo, “Madre de Dios”. Por este motivo, además del interés mostrado hacia este artículo por amigos, autoridades y eruditos de la historia montalbeña, me atrevo a repetir las palabras con las que comencé este escrito, pero con una ligera modificación, Mencionar el término “Patrimonio Cultural” dentro de la órbita de una localidad como es la montalbeña resulta, cuanto menos, ilusionante.
NOTAS .
1 Las fuentes documentales del Archivo de la Parroquia de Santa María de Gracia están sin catalogar, además de estar en un estado de conservación malo. La única referencia existente sobre aplicación de metodología archivística se recoge en el documento más antiguo conservado, un libro de bautismo comprendido entre los años 1558 a 1586, en el que se hace mención a la encuadernación del Archivo por parte de Juan Ange Moreti en el 1820.
2 Durante el dominio francés de José I Bonaparte en España, los galos afincados en nuestra localidad junto con los montalbeños que ostentaban cargos públicos huyen tras la derrota de las tropas francesas en Madrid. La consecuencia fue la quema de la Casa Consistorial y del Archivo Municipal. En teoría no deberían existir documentos anteriores a septiembre de 1812, si bien han sido encontrados de manera reciente Libros Capitulares a partir del año 1768 en el actual Archivo Municipal.
3 Archivo Diocesano: AGOC. Secretaría General. Despachos Ordinarios. S. XIX. Es una carta enviada el 31/08/1866 por Cristobal Sillero y Ortiz, Presbítero, Rector y Cura de la Parroquia de Montalbán al Señor Obispo de Córdoba, en relación a las Iglesias existentes en la población y su término municipal, distancia y procedencia, si están abiertas al culto y personas encargadas en ellas.
4 Haciendo de nuevo alusión al documento nombrado en la anterior nota, las ermitas existentes son: Ermita de la Caridad, Ermita de San José,de […] Zrillo […] de Nuestra Señora de Belén.
5 Revisando el Archivo Municipal de Montalbán, en concreto los libros de Actas de Plenos de los años 1965 – 1966, se alude a las reformas urbanísticas que dieron lugar a la destrucción de este inmueble. Destacamos la sesión ordinaria con fecha del 28/10/1965, en la que se recoge el acuerdo siguiente: […] Por la presidencia se hizo presente a la Corporación que en la actualidad se presenta como necesidad urgente e imprescindible la adquisición de la finca urbana denominada Ermita de San José, con destino a la apertura de una calle que dé acceso, por la calle de Calvo Sotelo, al grupo de cincuenta viviendas en construcción casi acabada, que están situadas a espaldas de dicha Ermita, asi como el derribo de la misma y la explanación y acondicionamiento del solar que resulta para su utilización como calle […] . La Sesión del 31/03/1966 menciona el sistema de financiación para la adquisición de la Ermita de San José, ya que era posesión del Obispado de Córdoba. De manera parcial, la sesión del 14/05/1966, aprueba el Anteproyecto de Presupuesto Extraordinario compra Ermita de San José y otros gastos, ratificándose el Proyecto Presupuesto Extraordinario compra Ermita de San José etc, el 07/09/1966 en Sesión Ordinaria.
6Texto en negrita Según testimonio oral de vecinos de la localidad, en el año 1966 aún seguía en pie la Antigua Parroquia, al recibir el sacramento de la Eucaristía. La construcción de la actual se llevó a cabo de manera veloz, aunque tampoco podemos verificar el momento de su inauguración, pudiendo enclavarse en el año 1969 – 1970. Intentando conseguir las fechas exactas de ambos acontecimientos y, sin encontrarse ningún documento en el Archivo de la Parroquia, se ejecutó una búsqueda en los boletines eclesiásticos de la diócesis de Córdoba, siendo el resultado negativo. A día de hoy, no conocemos el motivo de su derribo ni poseemos documentos que atestigüe el precario estado de conservación al que siempre se hace referencia para justificar su destrucción; por ello dejamos abiertas todas las interpretaciones posibles.
7 Ermita de Nuestro Padre Jesús del Calvario, edificada en julio de 1856. En su interior se recoge la escultura que mayor devoción despierta en la localidad y por la cual se configuró el edificio. Pueden conocer más sobre este monumento visitando la web del Ayuntamiento de Montalbán. (www.aytomontalban.com)
8 No podemos referirnos a un siglo concreto al no conocer el año de ejecución de nuestra Ermita, por lo que nos vemos obligados a tomar las referencias realizadas por RAMIREZ DE ARELLANO, Rafael, Inventario monumental y artístico de la provincia de Córdoba, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1982, página 78, que alude al siglo XVI como momento de edificación; de la misma centuria queda catalogado por el Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Córdoba de Andalucía (SIPHA) mientras que en la identificación del bien hecha el 03/07/1996 por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y publicada en el BOJA núm. 97 del 24 de agosto de 1996, página 10.490, se alude al siglo XV.
9 También denominado de la Virgen del Rosario, se trata de un retablo de madera tallada, dorada y policromada, y que según su tipología estilística, data de mediados del siglo XVII, encajando con la afinidades tardo-renacentistas y manieristas De autor anónimo, se compone de banco, dos cuerpos divididos en tres calles con registros para lienzos y un pequeño ático. Para una descripción más detallada consultar VILLAR MOVELLÁN A. Y OTROS, Guía artística de la provincia de Córdoba, Universidad de Córdoba, Córdoba, 1995. La restauradora Anabel Barrena Herrera llevó a cabo el 11/11/1999 un estudio sobre el estado de conservación, la propuesta de intervención y la valoración económica del Retablo Mayor. Las conclusiones tras la lectura del informe son preocupantes, siendo necesaria una intervención a corto plazo.
10 Considerada como la mejor escultura de imaginería en Montalbán, la efigie podría fecharse hacia finales del siglo XVII. Por sus características estilísticas, el autor de dicha de obra se ha emparentado con la escuela granadina, atribuyéndosele rasgos definitorios que van desde Alonso Cano a Pedro de Mena, pasando por la relación con el taller de los Mora. La imagen queda insertada en un retablo barroco de la I mitad del siglo XVIII, emplazado en la parte del crucero correspondiente a la nave del evangelio. Para una descripción más detallada consultar VILLAR MOVELLÁN A. Y OTROS, Guía artística de la provincia de Córdoba, Universidad de Córdoba, Córdoba, 1995. El estado de conservación del complejo era bastante malo, no obstante la restauración ejecutada en el 2004 y financiada por parte del Ayuntamiento de Montalbán, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la obra Social y Cultura de Cajasur y el Obispado de Córdoba, ha permitido recuperar la visión del conjunto mueble.
11 Archivo Diocesano: AGOC. Secretaría General. Despachos Ordinarios. S. XX
12 Nos referimos al informe escrito por el Maestro de Albañilería y perito de la villa de Montalbán, Manuel Delgado Chanfreut, el 6 de mayo de 1912: […]Lacitada ermita que presentaba de la reparación citada, se encuentra por decirlo hasi en citado ruinoso y lo motiva el estar las paredes laterales cuarteada y desplomada, al extremo que yó para quedar en el lugar que corresponde debo y digo, queda pormi, denunciada; […]
13 Continuando con el informe dado en la nota anterior: […] Para que quede fortalecida y desaparesca toda graveda, cuatro tirantas de hierro que corten en tres naves[… ][… ]al exterior de los muros laterales; fuertes tirantas; esta tienen grueso 13 milimetros y largó 13 metros 30 centimetros […]
14 El escrito firmado por el presbítero, cura y rector de la Parroquia de Santa María de gracia, Francisco Poyato Espejo, fue enviado al Obispo, junto con el informe del perito, el 14 de mayo del 1912. En él, destacamos el siguiente comentario en relación al templo: […] antigua parroquia y á quien tienen gran devoción los fieles por guardarse en ella algunas esculturas de singular mérito; […] Muy interesante es el comentario que alude a la función de la Ermita como antigua parroquia, rango por el que podemos dilucidar la importancia de ésta en relación al resto de templos de la localidad, al tiempo que aporta información sobre dicha ocupación religiosa, no solo durante el tiempo de demolición y construcción de la actual parroquia (1965 – 1968/9), sino también en otros períodos de la historia montalbeña.
15 Archivo Diocesano: AGOC. Secretaría General. Despachos Ordinarios. S. XX.
16 Nuestras dudas se fundamentan por el siguiente escrito: […] Don Francisco de Paula Poyato y Espejo, Pbro., Rector y Cura[…] […]expone: Que han terminado las obras de restauración llevadas a cabo en la ermita llamada Madre de Dios en esta Villa con los donativos de Don Antonio[…] […] y algunas persona piadosas […].
17 El dinero dado por el obispado para efectuar las obras de reparación de la Ermita debía de ser justificado por el modo aquí expuesto. Parece ser que la donación aportada por los feligreses ayudaron a terminar de financiar la reconstrucción pero tal prestación nunca constituyo una obra de restauración en sí.
18 Archivo Diocesano: AGOC. Secretaría General. Despachos Ordinarios. S. XX. De nuevo, estamos hablando de una instancia del párroco de Montalbán al obispado para la reparación de la Ermita, siendo la petición documental enviada el 20/12/1929.
19 Esta memoria, junto ficha y hoja de encargo de Arquitecto y Aparejador, fue enviada el 20/06/1984 al Ayuntamiento de Montalbán para explicar las obras a realizar en la Ermita. Cuestiones interesantes se deducen de esta memoria, como es la descripción del estado antes de la última restauración, mencionando la existencia de bóvedas de elipse en las naves laterales y de sección carpanel en la central, y la propuesta de restauración en sí, centrada en la recomposición de la cubierta y el muro lateral izquierdo. La ejecución de este informe, así como las obras ejecutadas en nuestra edificación en la década de los 80, fue resultado de la elaboración de un PROGRAMA DE RESTAURACIONES MONUMENTALES aprobado por la Comisión de Gobierno de la Diputación Provincial de Córdoba en sesión del 09/12/1983, partiendo de la propuesta de la Comisión de Cultura de fecha 23/11/1983. Aquí se decidió conceder prestaciones económicas a los bienes de la provincia con precario estado de conservación, otorgándosele a nuestro santuario tres millones de pesetas, cantidad donde también entrarían los honorarios técnicos del arquitecto encargado de confeccionar el proyecto para la ejecución de la obra, según documento enviado por la Diputación Provincial de Córdoba al Ayuntamiento de Montalbán con fecha de registro de entrada 23/01/1984 y núm. 45. En sesión ordinaria con fecha de 20/01/1984, el Ayuntamiento de Montalbán aprueba en Pleno la autorización […] al Sr. Alcalde para continuar los tramites y, en su caso, el encargo de la redacción del preceptivo Proyecto Técnico con cargo a los TRES MILLONES DE PESETAS […]. Documentación conservada en el Archivo Municipal de Montalbán, caja 450, expediente 3. (A.M.M. 450/3)
20 (A.M.M. 450/3). En consonancia con la nota anterior, parece ser que la cantidad de dinero dada a la reconstrucción fue algo exigua, por lo que la Diputación Provincial de Córdoba, a través de la Unidad Técnica de Asistencia a municipios de Montilla otorgó a este arquitecto, un Presupuesto complementario centrado en el Resanado y Consolidación de paramentos, acción cuya conclusión fue el 31/01/1986.
21 (A.M.M. 450/3). La escritura recoge estipulaciones que creemos, deben ser reflejadas: […]TERCERA.- El destino del uso de la citada finca será el de la realización de actividades culturales tales como recitales, exposiciones, etc.,[…] […]SEXTA.- El Excmo. Ayuntamiento, se obliga a la reconstrucción, mantenimiento y conservación de la finca cedida.[…]
22 (A.M.M. 450/ 3). Sin entrar en valoraciones en relación a la calidad de la restauración, el programa contaba con dos módulos, de escayola y de pintura. El primero se centró en el picado y enlucido de todos los paramentos; construcción de bóvedas en las naves central y laterales; colocación y repaso de molduras; restauración de las hornacinas. En el segundo modulo se hizo un pintado completo interior y exterior; plastecido de paramentos, pintado plástico, paramentos interiores y bóvedas; encalado de la fachada. Dicho esto, el estado interior actual se resuelve con un alzado constituido por la pilastra, la cornisa corrida a modo de único elemento decorativo y las bóvedas y cúpulas como formas de cerramiento en altura. La cornisa corrida queda interrumpida por los ventanales de los brazos del crucero, al llegar al retablo mayor y da sensación de movimiento al seguir la forma de los pilares centrales. Diferentes son las alturas de cornisas entre nave central y muros laterales, así como también lo son las bóvedas de uno y otro espacio.
23 (A.M.M. 450/3). Escrito registrado de entrada en el Ayuntamiento de Montalbán con fecha de 28/11/1980 y núm. 1181
24 (A.M.M. 450/3). Escrito registrado de entrada en el Ayuntamiento de Montalbán con fecha de 27/10/1994 y núm. 1650
25 (A.M.M. 450/3). Escrito registrado de entrada en el Ayuntamiento de Montalbán con fecha de 25/07/1996 y núm. 1575 y publicado en el BOJA núm. 97 del 24 de agosto de 1996, página 10.489 – 10.489.