Castillo de Belalcázar
El Castillo de Belalcázar
En la zona Norte de la localidad, a unos doscientos cicuenta metros de las últimas casas, en un cerro de no demasiada elvación, se erige el majestruoso castillo de Belalcázar. Es de estilo gótico-militar y se encuentra casi rodeado por el arroyo Caganchas. Fue mandado construir hacia 1450, por Don Gutierre I de Sotomayor, maestre de la orden de Alcántara. Esta impresionante mole granítica, que se ha convertido en el emblema del pueblo y presa de las miradas de todos aquellos que visitan la localidad y se interesan por sus monumentos, se levanta sobre las ruinas de la antigua fortaleza musulmana de Gafiq, quien a la vez se construyó sobre un antiguo castillo romano de un asentamiento que se dio por estas tierras y que bien pudiera ser el de Gaeta, aunque está por confirmar
La belleza, gallardía y nobleza que presenta este conjunto de bloques graníticos, se ven compensadas por sus grandes proporciones, más propias de un importante centro militar,presto a la guerra, que de una arquitectura prácticamente civil; dado que en aquel entonces ya no había enfrentamientos contra los musulmanes, en estos parajes, ni ninguna otra contienda que obligase a construir grandes fortalezas. Lo único que cabe, como justificación, es que mientras más grande era la morada del señor feudal, tanto así era su importancia, renombre y respeto entre los lugareños y en sus alrededores.
Este castillo, contó en su origen con tres recintos de murallas que lo hacían prácticamente inexpugnable,además de tener dos fosos:uno excavado en la roca, próximo a las paredes des edificio principal, y otro que, de manera natural, le brindaba el arroyo Caganchas.
Pero de todo el conjunto, lo que más llama la atención, sin lugar a dudas, es la impresionante torre del Homenaje. Presenta una bellisima factura,cuadrada hasta algo más de la mitad de su altura,terminando, este primer tramo, en ua cadena labrada en piedra que da acceso a la parte redondeada, con que culmina.
Lo que sí es cierto que esta parte alta de la torre, al final de su primer tramo,presenta en las esquinas unas semipirámides escalonadas, muy parecidas a las de la torre de Salamanca, esta ultima mandada construir en 1479, por Don Francisco de Sotomayor, que desempeñaba dicho cargo en la Orden de Alcántara.
Y ya en su coronamiento, chorrean 8 garitones semicirculares, cuatro menores en las esquinas y cuatro mayores en los centros.Todos ellos representan, en relieve, el escudo ajedrezado de la familia Sotomayor.
La torre del Homenaje, tuvo en su día cinco plantas, de las que faltan tres entre suelos que eran de madera y cuyas vigas estaban sostenidas por zapatas de piedra.Además, para evitar la cimbre, tenía dos arcos de grandes medidas, en cada piso, contra muros distintos, para equilibrar fuerzas.
El cuarto techo, que aún se conserva, es de bóveda estrellada con clave tallada con las armas de las Sotomayor.Las pechinas simulan conchas y corresponden al interior de las semipirámides que hay por fuera. Dicha bóveda está construida con ladrillos de canto. En su enlucido, presenta pinturas simulando ladrillos de planos y pueden apreciarse 16 argollas, que debieron servir para colgar una grandiosa lámpara circular, dada la distribución de las mismas, o bien para sostener varios puntos de luz individuales.
Sobre este piso está el que soporta la azotea de la torre.
Presenta, según algunos arquitectos que la han contemplado, una especie de bóveda de trompa. Está hecha también con ladrillo de canto y destacan dos nervios formando cruz griega y otros dos en diagonal. De este techo debieron colgar 4 lámparas, lo que se deduce de la distribución de las argollas que aún quedan. En el centro hay un gran escudo de los Sotomayor y, en los brazos de la citada cruz griega, se alternan pequeños escudos de los Zúñiga y los Fernández de Córdoba.
En el interior de la torre del homenaje, en el subsuelo, hay un gran aljibe al que algunos,fantaseando, le dan utilidad de mazmorras. La puerta principal de acceso al castillo se encuentra en la zona norte, donde no hay foso y está coronada por un arco semicircular de carácter grecorromano, aunque es obra del siglo XV.
Cuentan las crónicas, que esta estancia palaciega del castillo, contó en su día con la biblioteca más importante de toda la zona norte de Córdoba y gran parte de Extremadura. La inmensa mayoría de esos libros, por desgracia, se perdieron en un incendio.
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