El 28-F
Santiago Sánchez Traver escribe:
El 28-F
Hay fechas míticas. Andalucía tiene en el 28-F su día clave. El pueblo andaluz echó a andar, con euforia y esperanza. Año, también, de crisis y de vientos. Los terroristas de ETA sembraron la geografía española con 95 muertos. Algunos militares preparaban, ya, el intento de golpe contra la democracia.
Si hay una sola palabra que defina el año 1980 ésta es la de crisis. Si hay un solo concepto, entre sociológico y meteorológico, que resuma lo que pasó en los doce meses, es el de los vientos. De los vientos autonómicos que marcaron el año político en Andalucía desde el mes de enero hasta los vientos huracanados que asolaron los campos de Almería en los últimos días del año.
Pero, sobre todo, si un año puede definirse por una sola fecha sobre la que giró todo lo que aconteció en los 366 días, en 1980 lo tenemos bien claro: el 28 de Febrero (EL 28-F). En lo internacional, por otra parte, hubo suficientes desastres: desde un devastador terremoto en Italia a la elección de un vaquero de celuloide para presidente USA, un tal Ronald Reagan. Pero quizá el símbolo de mayor desgracia para el mundo moderno fue el asesinato del cantante John Lennon, que llevaba dos décadas cantando a la paz e inundando con su filosofía a los jóvenes de todo el mundo.
La marcha atrás de UCD. La mayor parte de las páginas de los periódicos se dedicaron ese año a la política: hubo crisis desde el primero al último día. Una crisis que comenzó con la polémica convocatoria del referendo de la autonomía andaluza, le siguieron las elecciones catalanas y vascas, que tuvo su punto culminante en una moción de censura, dos remodelaciones de gobierno a la desesperada y que terminó, en los últimos días del año, con los rumores de la dimisión definitiva del hombre que había capitaneado la transición democrática española, Adolfo Suárez. Y, en medio, ruido de sables por todos lados, que no hacía sino anunciar lo que iba a pasar pocos días después. Todo ello propiciado también por ser el año más sangriento del terrorismo nacional, con el GRAPO dando sus coletazos y la ETA sembrando el terror por todas partes, hasta alcanzar la cifra récord de toda su historia, con 95 muertos, más de uno cada cuatro días.
En Andalucía se vive en los primeros días del año 80 una actividad política frenética. El Consejo Permanente de la Junta preautonómica, que presidía Rafael Escuredo, con participación de los demás partidos, una vez conseguida la fecha del referendo para el 28 de febrero, se marca un calendario con los siguientes objetivos, que después, por los acontecimientos que sucederían, se vería notablemente retrasado. Así, las primeras elecciones previstas para principios del 81 se fueron hasta abril del 82.
Todo empezó un 15 de enero en que el Comité Ejecutivo Nacional de la Unión de Centro Democrático (UCD) decide que Andalucía vaya por la autonomía que marca el artículo 143 de la Constitución y no por la del 151, de más rápido desarrollo, que habían seguido ya las comunidades históricas de Cataluña, el País Vasco y Galicia. Esto no coge por sorpresa a los comentaristas políticos de la época, que ya venían diciéndolo, pero sí a Manuel Clavero, el catedrático sevillano, entonces ministro de Cultura y adalid de la vía preferente autonómica para Andalucía. Es más, el propio Adolfo Suárez habló con él durante hora y media antes de la reunión del máximo órgano ucedista y cómo no se lo vendería que Clavero dijo que estaba muy optimista de que se respetara la decisión del Comité Regional de la UCD.
Lo que recibió Clavero fue un jarro de agua fría de boca de una comisión del Comité Nacional de UCD que formaron para la ocasión cuatro de sus miembros más destacados: Fernando Abril Martorell, Rafael Arias Salgado, Rodolfo Martín Villa y Jaime García Añoveros, el único andaluz. Los cuatro le dicen a su compañero en el partido y en el Gobierno que "esto es lo que hay y hay que dar marcha atrás". En veinticuatro horas se desata lo que se dio en llamar el follón autonómico andaluz. Al día siguiente la UCD anuncia que pedirá la abstención en el referéndum andaluz y un cuarto de hora después Manuel Clavero Arévalo da el portazo y dimite como ministro. Manuel Clavero sería recibido en el aeropuerto sevillano de San Pablo como un moderno héroe. "Votaré Sí en el referendo", dice en la escalerilla del avión, entre el entusiasmo de sus seguidores. Ricardo de la Cierva es su sustituto en la cartera de Cultura. Sí en Andalucía el tema está que arde, para las publicaciones nacionales, el 'problema andaluz' no parece existir. Es Cambio 16, el que se decide abordar el tema con una crónica en el que se analiza la rebelión de Clavero.
'Andalucía está que trina'. Y no es para menos. La actitud de Clavero descubre las distintas sensibilidades dentro de la UCD y provoca una clara escisión. Por un lado, el ministro Jaime García Añoveros y el presidente del Senado, el cordobés Cecilio Valverde defienden las tesis del Gobierno; por el otro, Manuel Clavero, con la UCD sevillana en bloque y relevantes núcleos de dirigentes y militantes de las ocho provincias. De ellos, el senador malagueño Francisco Villodres y el diputado José Javier Rodríguez Alcaide junto con Antonio Delgado de Jesús, cordobeses, son quienes más se esfuerzan por apoyar las tesis de Clavero.
En Madrid el escándalo toma proporciones mayúsculas, a primeros de febrero. Claro que había mucho de que hablar y escribir en esos días. Se hablaba de la crisis ya endémica del Gobierno Suárez, del alza galopante de los precios, 'Una intentona militar ha sido abortada en Madrid', descubre Diario 16 a toda portada el 25 de enero. Lo cierto es que fue una más, tras la 'Operación Galaxia', de las que se constituyeron en precedentes del 23-F. Como aparente líder de la misma se citaba al general Torres Rojas, jefe de la División Acorazada Brunete.
Los problemas empiezan cuando se van conociendo los detalles de la consulta fijada para el 28-F. Lo primero, que el decreto de convocatoria sólo contempla quince días de campaña, mientras que los referendos catalán y vasco tuvieron tres semanas. La segunda, que no habrá apenas dinero público para la campaña institucional. Y la tercera, la preguntita, redactada al alimón entre José Pedro Pérez Llorca y Arias Salgado: "¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?".
El ministro y catedrático por Sevilla Jaime García Añoveros y el consejero de Interior y notario onubense, Antonio Ojeda, se reúnen y en cinco minutos se dan un portazo mutuo. Ojeda pidió 700 millones para la campaña y Añoveros sólo le da 125, menos de la mitad que a los catalanes y vascos. Las chinitas, o pedruscos, que el gobierno ?ucedista? pone en el camino de la autonomía andaluza parecen insalvables y destinadas a un objetivo final: que nadie se entere que hay campaña ni referendo y que si se entera no sepa qué votar, pues para entender la pregunta de la consulta hace falta ser catedrático de derecho constitucional.
Huelga de hambre. Ese es el momento en que el hábil político que es Rafael Escuredo atrapa todo el protagonismo y se lanza decididamente al ruedo. Si no había campaña, iba a haber show. Si no había dinero él tendría las portadas gratis. Y si no había forma de explicar la pregunta, el victimismo propiciaría que la gente acudiera a votar y que lo hiciera afirmativamente, aunque no entendiera de qué iba la cosa.
En esa situación anuncia su huelga de hambre de tres días, recluído en su despacho del Pabellón Real de la plaza de América, contra la "política obstrucionista del gobierno de la Nación al referendum andaluz". Y la huelga se lleva a cabo durante 72 horas, desde la madrugada del 3 de febrero a la media noche del día 5. Con el consiguiente impacto entre la población andaluza e incluso con una cierta notoriedad internacional.
El rostro demacrado de Rafael Escuredo es el mejor banderín de enganche para un referendo que, de otra forma -las encuestas así lo decían- estaba perdido. En 61 municipios andaluces se encierran en huelga de hambre en solidaridad. Están los históricos de izquierda de Morón, Lebrija, Motril o Baena. Pero también otros que hoy nos sorprende recordar, porque la huelga de hambre se siguió con gran entusiasmo en los ayuntamientos de Marbella y Estepona, que después serían el fortín de Jesús Gil. En Gibraltar hay elecciones y el socialista Joe Bossano sustituye, después de 28 años como ministro principal a sir Joshua Hassan.
En Andalucía la campaña que interesaba era la propia, que comenzó en la medianoche del 12 de febrero. La Junta con algo menos de cien millones entre publicidad exterior y cines tuvo que competir con los cuatrocientos millones de la campaña abstencionista de la UCD. El PSOE se gastó 40 millones y su líder regional, al que todos conocían como Pepote Borbolla, se pasó los quince días a bordo de un autobús inglés de dos pisos recorriendo Andalucía pueblo a pueblo. Los andalucistas del PSA mostraron una actitud indecisa decantándose, como se vería después, por negociar con los centristas y calificando el referendo como "una emboscada".
La Junta preautonómica puso una oficina central de campaña en el edificio Sevilla-2, planta novena, desde la que José Aureliano Recio -el cerebro de la misma- dirigía la estrategia. Recio era un joven abogado jiennense que había sido la mano derecha del histórico Ramón Rubial en la preautonomía vasca. Su experiencia fue clave en esta fase y le obligó a quedarse en los gobiernos autonómicos de Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla hasta que optó por dejar la vida pública por su actividad privada.El elemento más simbólico de la campaña -que había sido adjudicada a dos agencias, Arge y Alas- fue una valla en la que se simbolizaba el deseo autonomista en un balcón lleno de macetas de geranios, del que colgaba una bandera andaluza con la fecha reivindicativa como único mensaje expreso. No hizo falta nada más para movilizar a los andaluces. Sobre todo, teniendo en cuenta que a la UCD no se le ocurrió otra cosa que contratar al folklórico Lauren Postigo, 'Lauren castigo' para los cronistas de la época- que aseguraba en cuñas y spots: 'Andaluz, éste no es tu referéndum'. Nadie le hizo caso y fue el hazmerreir general, labrándose un estigma del que no logró zafarse desde entonces. Nada más empezar la campaña, la policía detiene en Sevilla a Antonio Medina -o Abderramán, como gusta llamarse- con varios de sus seguidores del Frente Andaluz de Liberación (FAL), por el 'delito' de pegar carteles pidiendo el Sí. A la UCD se le amontonaban los problemas: el día 16, en plena campaña, Manuel Clavero anuncia que se va de la coalición centrista y le sigue, entre otros, Rafael López Palanco, que había sido el candidato más votado en las municipales para la alcaldía de Sevilla. Dos días después comienza el juicio de la masacre de Atocha y el 21, a una semana de la votación, ETA bombardea la Moncloa desde una colina próxima.
Llegó el 28-F y con él lo que Cambio 16 titularía como 'Una triunfal derrota'. En la cover de esa semana se leía 'Patinazo andaluz', en lo que se calificaba como primer fracaso del gobierno, a los que habían de seguir los de Cataluña y el País Vasco. El gaditano José Oneto remedaba una situación política anterior, titulando su columna 'Qué error, qué inmenso error'. La empresa parecía imposible porque la ley exigía que en todas y cada una de las ocho provincias hubiera mayoría absoluta del censo que se decantara por el Sí, algo que no se había pedido a los estatutos históricos de Cataluña, el País Vasco o Galicia.
Esa noche los andaluces se acostaron pensando que podían haber realizado un esfuerzo inútil, porque Jaén y Almería se habían quedado cerca, luego se demostraría que Jaén sí había superado el difícil listón y sólo habían faltado veinte mil votos en Almería, aunque como decía Manuel Clavero "se habría ganado si no hubiesen votado los muertos", en alusión a los errores del censo y a que la abstención votaba en contra. El caso es que tras el resultado de la votación se produce una especie de parálisis porque ni vencedores ni vencidos -¿o todos eran, a la vez, ambas cosas?- sabían salir del atolladero matemático constitucional en que se habían metido. Tres semanas después hay elecciones en Cataluña en las que gana Jordi Pujol con suficiencia y los andalucistas consiguen dos escaños en el Parlament catalán, los que ocuparán Francisco Hidalgo y José Acosta.
El 12 de abril es el catedrático, que no el político, Manuel Clavero el que aboga por una primera salida al conflicto: se trata de que se reforme la ley de referendo para que pueda repetirse la votación en una circunscripción, en este caso Almería. Pero Adolfo Suárez no estaba para esas cosas. Rafael Escuredo le declara la guerra al Gobierno-, ya que la crisis le agobiaba y, tras muchos meses de dudas, el primero de mayo nombra un nuevo gobierno al que no se le pronosticaba mucho tiempo en los despachos, pues las cosas seguían igual de mal: en Euskadi se vive un mayo rojo, de sangre, mientras en Madrid comienza el Consejo de Guerra por la Operación Galaxia, que acabaría con la condena de seis meses a Antonio Tejero y a Ricardo Sáenz de Ynestrillas por lo que la sentencia calificó de "charla de café".
El PSOE aprovecha las aguas turbulentas para desgastar aún más al Gobierno y presenta una moción de censura que se debate el 28 de mayo, en la que destaca la oratoria del que todo el mundo da por seguro como futuro presidente, Felipe González. La UCD resiste con 166 votos contra 152 pero el PSOE no perseguía el gobierno sino continuar su estrategia de acoso y derribo. En esa situación se debate la iniciativa de Clavero de modificación de la Ley de referéndum y por un solo voto -163 a 162- no se modifica la ley que habría obligado a repetir la consulta en Almería.
El verano es atípico -como lo fue el año más extraño de la transición española- pero mal que bien se produce un cierto descanso de la actividad política. Algo que aprovechan los centristas andaluces para recomponer el maltrecho partido que había dejado 'el tremendo error'. El 2 de julio eligen a un joven abogado, Carlos Rosado, con talante conciliador, como secretario general de la UCD de Andalucía, para que recomponga la coalición con los trozos que habían quedado tras su desintegración. Tarea imposible como lo era la de recomponer la propia UCD en España.
En ese año militaron en la Primera División del fútbol español año cuatro equipos andaluces: Sevilla, Betis, Málaga y Almería. Al final de la liga sólo quedaron tres puesto que el Málaga descendió, tras el escándalo que se desató al no querer disputar un partido de clausura en Algeciras, precisamente frente al Almería, que ganó los puntos sin jugar. Al Málaga le costó tres puntos más de sanción y el hundimiento en la tabla. La liga la acabó ganando la Real Sociedad y el Betis perdió la oportunidad de jugar en Europa porque el Castilla -filial del Real Madrid, con los de la Quinta del Buitre- llegó a la final de Copa y le privó de la plaza.
Otra cosa es el espectáculo. Porque, por ejemplo, en el mundo taurino fue un año en el que Curro Romero salió por la Puerta del Príncipe en la feria de Sevilla, pero también fue detenido en el hotel de Bilbao tras otra de las suyas en la Semana Grande bilbaína en agosto. Fue el año en que los empresarios inventaron la corrida mixta en la que toreaba Curro con el niño de Pepe Luis, de novillero, y ambos llenaron plazas y bolsillos.
Para el mundo del flamenco, nuestro arte más universal, fue un año fundamental. En los primeros días del año la Cátedra de Flamencología de Jerez concede el premio Nacional de Cante a un gitano rubio que se llamaba Juan Peña El Lebrijano y que apuntaba para máxima figura. En abril se celebró en Sevilla la primera Bienal de cante flamenco, con carácter competitivo, y se presentaron al concurso seis de las mejores voces del quejío andaluz: Curro Malena, Calixto Sánchez, José Menese, Fosforito, Luis de Córdoba y José de la Tomasa. Vence arrolladoramente, por la potencia de su voz y el conocimiento y variedad de sus cantes un muchacho que es payo y maestro de su pueblo, Mairena del Alcor, que responde al nombre de Calixto Sánchez, en el que todos ven al sucesor de su maestro Antonio Mairena.
Hilar fino. A la vuelta de vacaciones -era el 4 de septiembre- hay nueva crisis de Gobierno en Madrid y cae el otrora todopoderoso Fernando Abril Martorell, al que sustituye como número dos de Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo. En ese momento, con la situación autonómica paralizada, el PSA decide saltar a la palestra y teniendo a su líder Alejandro Rojas Marcos como cabeza visible de la operación, alcanza un acuerdo con el Gobierno mediante el que éste -mediados de septiembre- ofrece la autonomía a Andalucía por el artículo 144 -ni por el 143 ni por el 151- en un baile de cifras que ya nadie entiende. Logra aprobarlo con 180 votos a favor y 164 en contra, pero dos días más tarde el Pleno de la Junta andaluza rechaza esta posibilidad ya que tanto Rafael Escuredo como Manuel Clavero declaran que con esta interpretación se vulneraba la Constitución.
La nueva crisis está servida, pero ahora en el seno del PSA, con bastantes militantes, en especial de Córdoba, que deciden anunciar su baja, siguiendo así la estela de quienes en Granada y Huelva, un año antes por los pactos municipales, habían desertado. Se cerraría en falso en el Congreso extraordinario de Sevilla del mes de diciembre, en el que salió derrotado Ladislao Lara, pero que obligaría poco después a marcharse a Alejandro Rojas Marcos.
Pero volviendo a la resolución del problema autonómico, Adolfo Suárez jugaba por entonces, a primeros de octubre, a dos barajas. Primero decía, "el Gobierno cree en el 151 para Andalucía" y cinco días después se reunía con Escuredo para decirle que "el gobierno cuenta con el apoyo del PSA y la autonomía será por el 144". Así se llega a la entrevista entre Suárez y Felipe González, 18 de octubre, en el que hablan pero no varían sus posiciones. Eso sí, comienzan los rumores de la dimisión del propio Suárez.
La situación estaba madura y en medio de la tormenta, Rafael Escuredo, con el sexto sentido con el que sabía moverse en aguas políticas procelosas, se da cuenta que lo importante era aguantar. Cuatro días después se produce el acuerdo, basado en una idea de Landelino Lavilla. A Andalucía se le reconoce -mediante dos proposiciones de ley que modifican la ley de referendo- la autonomía por el artículo 151 en siete de sus provincias y, posteriormente se incorpora la que falta, Almería, a ese acuerdo. El 23 de octubre, a las 11,50 de la mañana se firma el consenso, aunque Alejandro Rojas Marcos (PSA) pide una última entrevista con Súarez para ser informado de esta solución. El 11 de noviembre, el Pleno del Congreso aprueba estas proposiciones de ley y queda desbloqueada la autonomía andaluza. Con una enmienda de Clavero que exige la retroactividad de la aplicación al 28-F.
Por otra parte, las cosas en el ámbito nacional van a peor. El PSOE dice que no a entrar en gobierno de coalición con la UCD, ante la oferta de los centristas. Abel Hernández se pregunta en su columna "¿Calvo Sotelo a la Moncloa?". Y curiosamente hay elecciones en Andalucía, unas elecciones parciales al Senado para cubrir las bajas de dos senadores en Almería y uno en Sevilla. Todas las fuerzas políticas se las toman como unas primarias para unas generales que se anuncian próximas. Adolfo Suárez acude a Sevilla y Almería a defender sus candidatos y hasta Dolores Ibarruri La Pasionaria, da su último mitin en Sevilla apoyando a los candidatos comunistas. Son el 27 de noviembre y los tres escaños senatoriales son para el PSOE que barre escandalosamente. El de Sevilla lo ocupa un veterano abogado y político, José Cabrera Bazán, que en sus años mozos fue jugador profesional del Betis y, posteriormente, del Sevilla.
El 2 de diciembre el Pleno del Senado aprueba las proposiciones de ley que desbloquean, definitivamente, la autonomía andaluza. Y el día 7, el domingo siguiente al aniversario de las manifestaciones del 4-D, Rafael Escuredo convoca el Día de Andalucía, que será una explosión de júbilo y color en las calles de toda Andalucía. Bueno, de toda Andalucía menos Sevilla porque en la capital andaluza la manifestación festiva es suspendida y trasladada al 28-F, en lo que sería el origen de la fijación definitiva de la fiesta andaluza. La causa de esta suspensión fue la muerte repentina del gobernador civil de Sevilla, Isidro Pérez Beneyto, que estaba en el hospital por una simple fractura de pierna y sufrió un infarto.
Por esos días los andalucistas no acaban de dirimir sus diferencias en un Congreso extraordinario, pues los críticos con la gestión de Rojas Marcos en la cuestión autonómica alcanzan el 40 por ciento. Para completar el año, el día después de Navidad, Manuel Clavero, que había vuelto a la Universidad, presenta el nuevo partido político, Unidad Andaluza, al que todos conocen por su logotipo 'el de la rueda del carro', y que tendrá una efímera y ruinosa trayectoria, al fallarle nombres y financiación.
Al brindar por el nuevo año todos los andaluces pensábamos que nuestra identidad como tales había crecido con los acontecimientos pasados. Como españoles nos dimos cuenta de que iban a seguir pasando cosas que podían ser graves pero que la transición estaba cerrando así su primer capítulo.
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