Fuensanta "La Rifadora"
Existió en la década de los años cuarenta una mujer de mediana edad, peinada con moño y vestimenta negra, llamada Fuensanta, que se dedicaba a las rifas callejeras. La mercancía consistía normalmente en un jamón y unos décimos de lotería; en Navidad incluía en el lote un pavo.
Era famosa en toda Córdoba por ir pregonado por la calle, bares y tabernas su producto con estas palabras: - ¡ “Vamos a por el “gordo” y al jamón”! Ella solía decir a los clientes: - “Si no toca la lotería por lo menor el jamón está asegurado, pues este producto es anticipo del paraíso”. Máxime cuando en aquellos años la hambruna era lo cotidiano del momento. Con estas reflexiones continuaba día tras día con su pregón jamonil y lotero.
Pero la historia de Fuensanta no terminó con sus rifas, sino que un buen día le comunican que un tío suyo que se había ido a las Américas falleció dejándole por herencia veinte millones pesetas. Ella muy realista no se le subió la posible herencia a la cabeza y no se cumplía en Fuensanta el conocido cuento de “La Lechera”. Cuando le preguntan con sorna que pasaba de los “parnes”, solía responder: –“Todo está en manos de mis abogados, y tu sabes una cosa, que el dinero está aún por la nubes”.
A la pregunta de cuando iba dejar de rifar, decía contundentemente: - “Yo lo que digo es que mientras no tenga los papeles en regla y con ellos el dinero contante y sonante, no hago otra cosa que realizar el trabajo que tengo: rifar….” Y continuaba con su frase archiconocida -¡“Caballero, señora, vamos a por el “gordo” y al jamón¡”
Hay varias versiones de cómo acabo esta historia, unos decían que todo fue una falacia y otros que cobró aquel dinero, la verdad fue que con el tiempo la famosa Fuensanta “La Rifadora” desapreció. Personajes de este tipo eran muy habituales verlos con su trapicheo por las calles de la ciudad hasta bien entrados los años finales del siglo XX.
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- Ildelop (Discusión |contribuciones) [3]
