Juan Manuel Orti Lara
Juan Manuel Orti Lara, escrito a veces con tilde Ortí (Marmolejo, provincia de Jaén, 29 de octubre de 1826 – Madrid, 7 de enero de 1904) fue filósofo neotomista, escritor tradicionalista y político conservador.
Biografía
Hijo de Vicente Orti y Criado (n. 1790), médico, Orti Lara se licenció en Derecho en las Universidades de Granada y Madrid (1847), y se doctoró en Granada (1849). A partir de 1850 estudió Filosofía y Letras en Granada, obteniendo la licenciatura y el doctorado en Madrid años después (1868). Fue catedrático de Psicología y Lógica en el Instituto agregado a la Universidad de Granada en la década de 1850, antes de licenciarse. Luego ocupó la Cátedra del Instituto del Noviciado de Madrid, que perdió de 1870 a 1873 por no jurar la Constitución de 1869 que vulneraba la unidad católica. Fue profesor de los Estudios Católicos fundados en Madrid en 1870 y promovió la asamblea general de la Juventud Católica celebrada en Madrid en abril de 1871. En 1876, Cánovas le dio la Cátedra de Metafísica de la Universidad Central de Madrid, que ocupó hasta septiembre de 1900.
Su actividad intelectual, docente y política estuvo siempre dentro del más preclaro catolicismo. Divulgó la filosofía de Aristóteles y santo Tomás de Aquino, siendo discípulo del neotomista fray Zeferino González, a quien conoció en Madrid, aunque con un planteamiento algo rígido y quizás poco original. Como filósofo neoescolástico siguió a los italianos Liberatore, Prisco, Sanseverino y Taparelli. Polemizó en profundidad con el racionalismo e idealismo filosóficos, y en particular con los hegelianos, krausistas de Sanz del Río, y la Institución Libre de Enseñanza. Criticó el laicismo y el liberalismo filosófico, ideológico y político. Defendió la unidad católica vulnerada por las Constituciones de 1869 y 1876, y desveló el liberalismo- católico de Pidal y Mon, y el doctrinario de Moreno Nieto. En El naturalismo en la segunda enseñanza (1895), liberó a la pedagogía del espíritu racionalista y naturalista de Rousseau y Krause. Su memoria al Congreso Católico de Tarragona (1894) versó sobre Los derechos de la Iglesia en la enseñanza. Redactó con éxito numerosos manuales de Filosofía para facilitar la docencia y como primer eslabón del aprendizaje.
Cofundador de la Pontifica Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, fundó la sociedad formativa y literario-católica La Armonía en Madrid.
Escribió muchos libros y en numerosas revistas científicas. Dominó el francés, alemán e italiano, y tradujo obras de Jungmann, Riess, Hurter, Pesch, Tilmann, Cornoldi y Taparelli. Se interesó por el criterio social de Hitze, moral de Minteguiaga, jurídico de Prisco y Serrano, y educativo de Viñals. En 1858 escribió en La Razón Católica y, de 1864 a 1870, en El Pensamiento Español. Su vida intelectual estuvo entrelazada con la política, en la que manifestó falta de firmeza por cambiar seis veces de orientación. Así, hasta 1868 fue neocatólico o tradicionalista independiente.
Con la Revolución de 1869 hasta 1881 fue carlista, quizás por motivos religiosos más que legitimistas, acatando a Carlos (VII). En 1870 fundó y dirigió la revista quincenal La Ciudad de Dios. Colaboró en La España Católica (1874) y El Siglo Futuro (1876- 1879) y fundó La Ciencia Cristiana (1877-1886). En 1881, llamado por el cardenal Moreno, promovió lallamada Unión Católica de Pidal, abandonándola en 1882 por el tono transaccionista de ésta con la legalidad vigente. De 1882 a 1888 fue integrista-carlista y efectuó una profunda crítica a dicha Unión Católica.
Escribió, contra los proyectos de Pidal y Mon, La última etapa del liberalismo católico (1882) y Cartas de un “filósofo integrista” al director de la Unión Católica (1889). En 1888 siguió a Nocedal en su ruptura con don Carlos (VII), siendo desde entonces miembro de la Junta Nacional integrista. Participó como integrista en el Congreso Católico Nacional de Madrid (1889) y luego en el de Zaragoza (1890). Se presentó, sin éxito, en las elecciones a diputados a Cortes por Pamplona y Jaén en 1891. En 1893 se apartó del integrismo de Nocedal y, desde su antiliberalismo doctrinal, esta vez defendió, en El Movimiento Católico (1888-1898), la transacción con la legalidad y la colaboración con el régimen alfonsino. Así, en 1894 aceptó a Alfonso XIII, aplicando en España el “ralliement” que León XIII diseñó precisamente para la política de Francia. Por entonces, en 1895 y 1899 colaboraba en la Revista Católica de Cuestiones Sociales.
En 1896 siguió las ideas del cardenal Cascajares sobre unión de los católicos, y en 1899 propuso, sin éxito, al marqués de Comillas, la creación de un partido católico alfonsino en defensa exclusiva de la religión católica.
Ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas el 6 de diciembre de 1898 con la medalla n.º 12, y fue elegido presidente de la corporación el 23 de abril de 1899. De 1901 a 1904 dirigió El Universo, que fue un diario apoyado por el marqués de Comillas y algo próximo al partido conservador.
Principales editores del artículo
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