La Húngara

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La Húngara

Este personaje un buen día llegó a Córdoba en un carromato, se instaló en los Llanos de Vista Alegre, vistiéndose con su mejores galas se fue a exhibir a la Plaza de las Tendillas, lugar que servía para enganchar a clientes con objeto de prestarles el servicio más antiguo de la humanidad.

Nunca se supo de de su nombre verdadero, ni hacía falta, pues ejerciendo su oficio bien para que preguntar.

Era arrogante, morena con melena ondulada que la agraciaba aún más, de rostro bello. Vestía de forma zíngara que la hacía aún más llamativa, dado que llevaba una blusa ajustada en forma de torerillo, que al estar desabrochada traslucía sus poderes sugestivos libres de ataduras, cerrando ésta con un lazo sobre su estómago, dejaba así su pelvis morena descubierta hasta el ombligo. Tenía una falda larga de vistosos colores que la lucía con donaire y elegancia. Se ajustaba sobre la rizada cabellera un collar de perlas del que pendía una moneda llamativa, estando colocada en la frente formaba un enigmático triángulo con sus bellos ojos negros.

Su figura atractiva y exótica hizo caer en sus redes a muchos incautos que creyeron ver ella un “ligue” poco habitual entre el mercado de las meretrices de la ciudad.

Al levantar el vuelo después de un tiempo en dirección a otras latitudes, se le recordaba en Córdoba, no tanto por su atrayente belleza, que fue mucha, sino por la herencia que dejó al desarrollar una epidemia grave y peligrosa de esa enfermedad infecciosa llamada blenorrea.

Según se comentaba en aquellos años treinta fue tan grande el contagio y a tantos hombres, que sólo era proporcional a cuando vino el “Circo Krone” en los años veinte, que también supuso un problema sanitario por el contacto que proporcionaron las acomodadoras de éste con los numerosos “ligues” esporádicos.

Por lo que se ve, la promiscuidad y la no profilaxis sexual siempre estuvo al orden del día, por muy puritana que fuera la sociedad de antaño.


Había un dicho que decía: '"Anda bien que si no te van a decir que has estado “liao” con la Húngara"', o este otro: "No presumas de “ligues” que has estado con la Húngara."

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