La Libertad
Juan de Dios Mellado escribe:
La Libertad
El año 1977 nos trajo la libertad. El pueblo español tardó 41 años en acercarse a las urnas. La espera tuvo su final el 15-J, con las primeras elecciones. Los socialistas ganaron en Andalucía. Felipe González iniciaba su maratón personal para llegar a La Moncloa. El 4 de diciembre, casi un millón de andaluces llenaron las calles y las plazas de Andalucía para pedir autonomía.
Repicaron a gloria las campanas de la Giralda en Sevilla; en Málaga, moría por un disparo, el joven José Manuel García Caparrós. La autonomía andaluza comenzaba bañada en sangre. El camino de la libertad y la democracia era imparable. No fue fácil. Negros nubarrones se cernieron sobre la joven democracia. El búnker no quería perder su tarta de poder. Gobernaba Adolfo Suárez. En los últimos días de diciembre del 1976, Santiago Carrillo, peluca incluida, había sido detenido. Las cárceles estaban a rebosar de presos políticos y los partidos hacían cola para ser legalizados. Amnistía y reconocimiento de los partidos eran las dos propuestas que tenía el presidente del Gobierno sobre la mesa. En Andalucía, los partidos preparaban su puesta en escena. Socialistas y comunistas fueron los primeros en tomar la calle. Los franquistas seguían aferrados al poder, en algunos casos y, en otros, arropados por los caciques, algunos de los cuales estaban enquistados en las alcaldías y diputaciones. La derecha democrática no encontraba hueco en un panorama tan confuso, con Manuel Fraga, Federico Silva Muñoz y Laureano López Rodó queriendo abrir frentes en Andalucía. Manuel Clavero, Jaime García Añoveros, Soledad Becerrill eran objeto del deseo. Les dieron calabazas. Los centristas esperaban el toque de diana de Adolfo Suárez. El 11 de febrero se abría la ventanilla para que pasaran por el registro los partidos; no todos. Era un primer paso. El camino de la libertad era ya irreversible.
Toque 'andalucista'. En los primeros días de enero, Sevilla vivía la efervescencia política más apasionante de toda Andalucía. El centro, con un toque de andalucismo, empezó a tomar posiciones. Manuel Clavero, dio el primer paso, con la convocatoria del congreso constituyente del Partido Social Liberal Andaluz (PSLA). Era una fiesta. Nadie lo podía imaginar. Ni siquiera su principal promotor, Manuel Clavero Arévalo. Quinientas personas, todas ellas encorbatadas y algún pelo largo, se dieron cita en el hotel La Luz, de Sevilla. El PSLA se vestía de largo. Un partido con ala liberal a un lado, socialdemócrata al otro y en el centro, el regionalismo. Hubo invitados. Pío Cabanillas, del Partido Popular, ya habló de centro democrático para conseguir un vivir nacional sin ira y civilizado.
Pocos días antes del congreso constituyente del PSLA, Joaquín Garrigues, Antonio Fontán y Soledad Becerril hacían la presentación de los Cuadernos Libra. Joaquín Garrigues, gozoso en el espíritu predemocrátrico que vive el país, recordaba, sin embargo, los graves problemas por los que atravesaba España, sobre todo por sus niveles de paro. La casa de Soledad Becerrill, en Sevilla, era el santo y seña de los liberales, dando cobijo a intelectuales de izquierdas. El granadino Arturo Moya Moreno, que ya en el año 1974 camuflaba la acción política bajo el nombre de Causa Ciudadana, ponía en escena el Partido Andaluz Socialdemócrata, con los malagueños Francisco de la Torre Prados, Andrés García Maldonado y el almeriense Francisco Soler. En la sombra, Francisco Fernández Ordóñez.
En la misma semana en la que Manuel Clavero pone de largo a su partido, el Partido Comunista de España (PCE) en Sevilla, de la mano de Eduardo Saborido, después de un aborto provocado por la policía, conseguía presentar su programa regional basado en la forma federal del Estado y en la creación para Andalucía de una asamblea regional compuesta por 140 diputados elegidos por sufragio universal y a razón de uno por cada cincuenta mil habitantes. Eduardo Saborido, Felipe Alcaraz, Ignacio Gallego, Tomás García, los hermanos Pérez Royo, Benítez Rufo, Fernando Soto y otros se echarían sobre sus espaldas la responsabilidad de hacer del PCE un partido fuerte, después de múltiples desarticulaciones. Teodulfo Lagunero, con su mujer y Belén Piniés, en las Navidades del 76, habían recibido a Santiago Carrillo en el aeropuerto de Málaga, camuflado como un turista más. De Málaga fue llevado a Madrid, donde es detenido y en la Nochevieja, una vez en libertad Santiago Carrillo, se reúnen en Sevilla unos 2.500 militantes comunistas y en Málaga no es posible porque el Gobernador Civil ordenó el cierre del restaurante.
Los comunistas sevillanos presentaban su programa cuando aún tenían el corazón desecho por la 'masacre de Atocha', donde fueron asesinados cinco personas afiliadas al PCE y heridas gravemente a otras cuatro. Enero del 77 se había convertido en un mes negro para una democracia en pañales, objetivo de los elementos ultras. El GRAPO había secuestrado al teniente general Emilio Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. También fue secuestrado Antonio de Oriol y es asesinado por un ultra de los Guerrilleros de Cristo Rey el estudiante Arturo Ruiz García, granadino de 19 años, asesinado el domingo 23 de enero, la 'Noche de los cuchillos largos' cuando Madrid se llenó de camisas pardas hitlerianas y el miedo atenazó a quienes soñaban con la libertad. Otra estudiante, Mari Luz Nájera, muere al impactar en su cara un bote de humo en la manifestación por el asesinato del primero. Dos policías nacionales y un guardia civil, en Madrid, fueron asesinados y se llenaron de turbios presagios un comienzo de año en el que empezaba ser macabra historia el Tribunal de Orden Público, volvía a sus cauces la juridicción militar y los comunistas salían de sus trincheras, pese a los inusitados intentos de Fuerza Nueva, de los Guerrilleros de Cristo Rey y otros elementos ultras por atravesar de dolor la piel de toro.Regresó a Málaga, Jorge Guillén, a Luis Llach se le prohíibe cantar en Málaga el 4 de marzo. Tres días después, el 7, Antonio Tejero toma posesión de la 251 Comandancia de la Guardia Civil en Málaga y las estadísticas hablan de que Andalucía tiene medio millón de parados, los campesinos andaluces dispuestos a echarse al monte, los trabajadores de Santana Motor inician 45 días de huelga y que la industria del sexo, aún incipiente, movía la nada despreciable cifra de diez mil millones de pesetas.
En Sevilla es desarticulado el comité andaluz del Partido Comunista de España (reconstituido), que tenía su granero particular en Cádiz. Y en la Costa del Sol está a punto de terminarse el casino que promocionaba el empresario José Banús, en la Torre del Duque. El black jack había terminado por ganarle al julepe. Los cambios eran imparables y los partidos políticos legales movían ficha ante la inminencia de las elecciones constituyentes anunciadas por Adolfo Suárez.
El 10 de marzo, con una primavera que anunciaba el azahar en las calles sevillanas, cuatro jóvenes socialistas se sientan en una mesa en una terraza cerca del río Guadalquivir, en el restaurante Luna Parque. Los cuatro tienen fama de peleones, de fácil palabra y que llevan años tirándose los trastos a la cabeza. Felipe González y Alfonso Guerra, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por un lado y, por otro, Alejandro Rojas Marcos y Luis Uruñuela, del Partido Socialista Andaluz (PSA). Por unas horas entierran el hacha de guerra Felipe González y Rojas Marcos, que días antes, en la toma de posesión del presidente mejicano, Portillo, se habían llamado de todo. Echan pelillos al río Guadalquivir y fijan los puntos para una posible unidad de los socialistas. Lo había dicho muy alto otro preclaro socialista, Enrique Tierno Galván: "O nos unimos los socialistas o nos dan por el culo". La propuesta del PSA es formar un sólo partido socialista andaluz, pero González y, sobre todo, Guerra, desconfían de Rojas Marcos. La historia no terminó como querían: Los andalucistas se unieron al Partido Socialista Popular (PSP) de Enrique Tierno. Felipe González y Alejandro Rojas Marcos ya, desde entonces, eran polos opuestos.
Búnker de lujo. En Málaga, apuntan las crónicas del momento, era la provincia donde más ultras existían por metro cuadrado. Españoles, italianos, argentinos y miembros de la OAS argelina tenían en la Costa del Sol su centro de operaciones. Hay otros grupos que se resisten a que Franco esté enterrado en el Valle de los Caidos, como quienes integran el Frente Anticomunista Español (FAE), genuino grupo malagueño, con su líder, el alférez provisional Enrique del Pino. José Antonio Girón es el santo y seña y, a su alrededor, giran personas de fuerte presencia en Málaga como José Utrera Molina. El León de Fuengirola estalla furioso cuando circulan los primeros rumores de que el PCE será legalizado. Si venció al marxismo en las trincheras, ahora lo hará en las urnas, dice.
Marbella, con el alcalde Francisco Cantos, es otro nido de ultras. Los ministros franquistas y sus testaferros han hecho de la ciudad marbellí su cortijo particular. Blas Piñar, el líder de Fuerza Nueva, recorre en marzo parte de Andalucía para mover a sus fieles, brazo en alto y denostada camisa azul. En Ecija (Sevilla), Córdoba, Algeciras y Málaga, el líder ultra se despacha a gusto y hace llamadas claras al ejército para que termine con la 'caótica?' situación en la que está sumida España. Blas Piñar a quien las 'profecías' del 'papa' Clemente del Palmar de Troya, dos años antes, le vaticinaban ser el "Caudillo salvador de España de la impiedad y el comunismo" encuentra en Andalucía un terreno apropiado para iniciar su cruzada particular. A ello le ayuda el médico sevillano, Rafael Caballero, presidente regional de Fuerza Nueva y uno de los más fervientes defensores del 'iluminismo' del Palmar. En Córdoba, sin embargo, apenas si es capaz de reunir seiscientas personas en el Gran Teatro. Ángel García Delgado, delegado cordobés de la Guardia de Franco, con ojos lacrimosos, saluda a Piñar de esta guisa: "Camarada Blas Piñar, aquí nos tienes; condúcenos de nuevo a la victoria".
En Málaga, los ultras tienen un especial caldo de cultivo, apoyándose en José Antonio Girón de Velasco, García Ribes y García Carrés, asiduo visitante de las delicias culinario-políticas que ofrece la Costa del Sol. El general Carlos Iniesta Cano y el falangista Pinilla Touriño, se mueven a sus anchas en los 'pagos' de los Coca y los Fierro, en Marbella. Enrique del Pino, alferez provisional, máximo responsable del Frente Anticomunista Español (FAE), junto con una camada de jóvenes ultras, inician su cruzada contra los partidos de izquierdas, en especial contra Coordinación Democrática. Llenan las calles de pintadas: "FAE limpia, rojos ensucian". Manejan el alquitrán, las cadenas, las porras y no se arredran ante nada. En Málaga, obligan a Joaquín Ruiz Giménez a poner la enseña nacional junto a la andaluza. Los fascistas de Ordine Novo que, como Steffano della Chiae pasan mucho tiempo en la Costa del Sol, son quienes los financian. En el mitin de Blas Piñar en Córdoba se esperaba a su musa particular, Carmen Apolo, maciza actriz, encargada de enardecer al personal. Una vez más, Renfe respondió a su fama de entonces, y la Apolo llegó tarde al mitin. Su poderosa 'pechuga' se quedó en el camino. Manuel Fraga buscaba en Andalucía pesos pesados para ir en las listas electorales. No quieren franquistas reciclados, aunque luego se les colaría más de uno, caso de José Utrera Molina. Fraga, pronto, se da cuenta que en Andalucía tiene poco que hacer. La única opción que le queda es apoyarse en los caciques, caso de Ramón Palacios, de La Carolina (Jaén) y algunos profesionales de reconocido prestigio, pero que no conectan con el pueblo. 'Fraga, el pueblo no te traga', era el grito de guerra. La 'operación calamar' de Manuel Fraga en Andalucía fue un gran fracaso.
Los centristas, sin embargo, lo tienen más fácil. Adolfo Suárez está detrás y mueve fichas. El líder del Partido Social Liberal Andaluz (PSLA), Manuel Clavero se convierte en persona clave, lo mismo que Arturo Moya Moreno, granadino, de tendencia socialdemócrata, Jaime García Añoveros, Antonio Fontán y Soledad Becerrill, liberal, que meses más tarde, siendo ya diputada, se mereció el honorífico título de 'Miss Congreso', si bien, entre sus correligionarios liberales, era más conocida como 'Garrigues Walker, Etiqueta Roja' por su postura radical dentro de la Federación de Partidos demócratas y liberales. La misión de todos ellos es sumar personas de prestigio como Cecilio Valverde, Antonio Jiménez Blanco, Pedro Pérez LLorca, Federico Mayor Zaragoza a los que pronto se suman jóvenes políticos como Javier Arenas, Luis Merino Bayona, Francisco de la Torre Prados, José Javier Rodríguez Alcaide, Carlos Rosado, José García Pérez, Ignacio Huelin, Andrés García Maldonado, Joaquín García Romanillos, Francisco Villodres. En el horizonte ya se intuía la creación de Unión de Centro Democrático (UCD) y las primeras elecciones democráticas. A la sombra de Adolfo Suárez y Manuel Clavero los 'centristas' andaluces, la mayoría de ellos con gran prestigio, pero escasa popularidad, tomaban posiciones.
Mientras, la amnistía se produce gota a gota. El abogado cordobés, Rafael Sarazá, es de los que piensan que es una 'trampa del gobierno'. Tanto en la prisión de Córdoba como en la de Cádiz, presos de ETA esperan la excarcelación. Sarazá cuenta que los etarras en Córdoba le han dicho que si para el Aberri Eguna (Domingo de Resurección) no están en la calle, "sólo el Gobierno será responsable del estallido de violencia en Euskadi". El 17 de marzo, la amnistía es motivo de espontáneas manifestaciones de júbilo por los presos políticos, entre los que no faltaban algunos miembros de ETA.
Empieza abril y los rumores de la legalización próxima del PCE son cada vez más fuertes. Adolfo Suárez, aguarda el momento oportuno. Juan José Cañas, en Mál"¿Que, qué vamos a hacer? ¡Ponernos más contentos que la hostia!". Fernando Soto, Eduardo Saborido, Tomás García, Ignacio Gallego, Felipe Alcaraz, López Salinas siguiendo las indicaciones de Santiago Carrillo transmiten la consigna de tranquilidad y nada de provocaciones. La Pasionaria ya tiene billete de regreso, lo mismo que Rafael Alberti, marinero en tierra, que en Roma, unos meses antes, había entregado una nota al Rey Juan Carlos pidiendo la amnistía.
Sábado de gloria. El órdago de Suárez, legalizando el PCE, es uno de los peores tragos de la predemocracia. El Gobierno está dividido, hay dimisiones, el Ejercito está que trina. Hay ruido de sables y los ultras llaman al monte para rescatar los valores patrios. Y por si fuera poco, ese mismo día se estrena Viridiana de Luis Buñuel.Los comunistas andaluces toman las calles. En Málaga, los caballeros legionarios que procesionan el Cristo de la Buena Muerte habían modificado el itinerario para no pasar por delante de una bandera roja con la hoz y el martillo colocada en el Pasillo de Santo Domingo. La calle Larios, el pulmón de Málaga, se había convertido en unas horas en la avenida Nevski de Leningrado, llena de banderas rojas. En Archidona (Málaga), el alcalde abofeteó a un joven que encolaba un cartel del PCE, pero, en general, en el refugio de los ultras, la Costa del Sol, el júbilo rojo fue tranquilo. Desde todas las sedes del PCE en Andalucía, el Domingo de Resurección se convirtió en el 'Domingo rojo', vomitando miles y miles de panfletos y propaganda comunista. Y se echaron a la calle para preparar las inminentes elecciones. En Córdoba, Ignacio Gallego, en un mitin culpa al PSOE y a la Democracia Cristiana de ir solos a las urnas. En Málaga, nada menos que en el hotel Málaga Palacio, hace su presentación oficial el comité provincial. En sus filas, un joven de 21 años, llegado de Humilladero, jornalero de nombre Antonio Romero Ruiz. Leopoldo del Prado, José Luis García Arboleya, Rosario Peral Pérez, irían después en las listas del PCE. En Granada, Abraham Cohen y Manuel Monereo, miembros de la ejecutiva provincial, fueron expulsados de sus cargos de responsabilidad por su clara postura a favor del Bloque Democrático Andaluz que, impulsado por un grupo de profesionales independientes, se presenta bajo el lema 'Vota Andalucía'. Ésta alternativa, apoyada por dos mil firmas, empezó a gestarse en Granada, a mitad de febrero, y se fue extendiendo por toda Andalucía, en reuniones habidas en Antequera y Estepa. En ésta iniciativa, que luego no cuajaría, intervendrían el historiador Juan Antonio Lacomba, los profesores Bosque Maurel y Calero Amor, el sevillano Alfonso de Cosío el periodista y sacerdote, José María Javierre y el magistrado Plácido Fernández Viagas que fue suspendido cuatro meses de su cargo por su pertenencia a Justicia Democrática.
La pretensión de los independientes andaluces es que partidos y personas cuajen en torno a un programa "que defienda como fin esencial los intereses del pueblo andaluz y sus aspiraciones democráticas", como diría Lacomba.
La propuesta de que los diputados elegidos lo sean por Andalucía, antes que por su partido fue rechazada de plano por el PSOE y el PCE. Alfonso Guerra y sobre todo Felipe González, que había estrenado corbata en su primera aparición en la televisión, de la mano de Eduardo Sotillos, se niegan "porque ya hay indicios de obtener unos buenos resultados, pese al reconocimiento del PSOE histórico", puñalada trapera de Adolfo Suárez, como calificaría el hecho Carlos Sanjuán.
La iniciativa del Bloque Democrático Andaluz, contaba con el apoyo del Partido Carlista, del Partido Socialista de Andalucía, del Partido Socialista Popular y del Partido del Trabajo de España (PTE). Este primer intento de poner ideas y programa antes que partidos y nombres fracasó pese al esfuerzo de Isidoro Moreno (PTE) por alcanzar unos mínimos.
Se legalizan las centrales sindicales en abril, se desmorona el sindicato vertical, aunque se prohíben las manifestaciones del 1 de mayo para no cabrear más a los militares. El ministro Martín Villa monta el 'cirio' pero en Andalucía se sale a la calle para protestar por el paro. La banca, ya por entonces, incrementa sus beneficios en un 23,5 por ciento, mientras que las Cajas también quieren entrar en la suculenta tarta de los beneficios, iniciando lo que se llamó la 'Rebelión de las Cajas', liderada por Luis Coronel de Palma, director general de la Confederación de Cajas de Ahorros. Y los españoles, atados de por vida en santo matrimonio, se encuentran de que será posible divorciarse.
Marinero en tierra. Volvió 'marinero en tierra', Rafael Alberti, a sus setenta y cuatro años, para ir en las listas del PCE por Cádiz. En Roma declara que llenará las calles gaditanas de poemas murales para conectar con el pueblo. Fina Calderón, nada más pisar tierra en Madrid, le entregó una tinajita de barro con tierra gaditana. "¡Se ve, se siente, Alberti está presente!", le gritan unos miles de jóvenes, puño en alto y banderas rojas, cuando pocos días después llega a Cádiz. "Salí con el puño en alto y vuelvo con la mano abierta en señal de fraternidad", diría. En el Puerto de Santa María, su pueblo natal, encontró la Arboleda perdida. Luego llegaría La Pasionaria a Madrid y el Comité Central del PCE aprueba la propuesta de Carrillo de renunciar al republicanismo, a lo que se resisten otros partidos situados a la izquierda del PCE, como la ORT, FRAP, PTE, LCR y MC. En Sevilla, la policía desactivó doscientos gramos de dinamita adheridos al mástil de una bandera republicana y se produjeron altercados en Cádiz y Huelva.
Aprovechando los aires de libertad, las prostitutas de la Costa del Sol, que ya empezaban a ser legión, pretendieron constituirse en sindicato. Las trabajadoras del amor, que así se autodenominaban, encontraron eco en otras provincias como Granada y Sevilla, contando con ciertos apoyos de la asociación democrática 'Mariana Pineda', muy extendida por Andalucía y en la que María Izquierdo y otras mujeres de izquierdas habían encontrado un punto de apoyo para la defensa de la igualdad de la mujer. Por contra y también en Málaga se celebraba la primera Cumbre de Amas de Casa, reivindicando la familia como el santo y seña de la sociedad. Bibi Andersen que paseaba su ambiguo cuerpo por los tablaos de Torremolinos, haría su aparición para ayudar a los españoles a superar atavismos históricos. Si el intento de las prostitutas del sol se llenó de negros nubarrones, chulos aparte, los aceituneros altivos de Jaén sacan a las carreteras sus antidiluvianos tractores en la carretera que va de Córdoba a Valencia. Quieren terminar con el monopolio político y económico en un sector dominado por los caciques Domingo Solís y Dionisio Martín Sanz. En el olivar andaluz está enquistada la gran oligarquía que durante los últimos años del franquismo dominó, controló y gestionó un sector clave en la economía de provincias andaluzas como Jaén y Córdoba.
Las elecciones están próximas. Santiago Carrillo pronuncia su primer mitin en Andalucía el 10 de mayo en Málaga, la roja. Cuatro mil personas le aclaman en el campo de San Ignacio, en El Palo. La campaña empieza el 24 de mayo y Felipe González empezará en Sevilla. Un helicóptero y avión serán sus medios para desplazarse por España. Los 'magníficos' de Fraga tienen en sus filas a dos andaluces, José Utrera Molina y José Solís. Se produce en toda España una cadena de dimisiones, casi todas del último régimen para engrosar, fundamentalmente, la filas de Manuel Fraga, pero las cosas están tan confusas, sobre todo para los servidores del Estado, que un jefe de la Guardia Civil, en Sevilla, desbordado por los acontecimientos, da una orden verbal: "Y no me traigáis más socialistas a partir de hoy" y "A partir de mañana, no quiero ver por aquí ningún comunista". Este mando de la Benemérita no distinguía de partidos ya legalizados de los que aún estaban en la ventanilla o en el Supremo. Los jueces lo tienen más claro: los detenidos por pegar carteles o expresar sus ideas eran puestos en libertad en horas.
Pero hubo quien zanjaba estos problemas por las bravas. El Gobernador Civil de Huelva aplicó una tabla de sanciones merecedor dela celtiberia show de Luis Carandell. Decía así: "A militante con representación en Coordinación Democrática, por confección y transporte de propaganda de partido ilegal, quinientas mil pesetas; a militante simple, por repartir propaganda de partido ilegal,doscientas cincuenta mil pesetas; a militante juvenil, por el mismo motivo cien mil, y a simpatizante, por lucir insignia públicamente en la solapa, veinticinco mil". Un café, entonces, valía 24 pesetas y comerse un buen lenguado o una urta a la roteña en Antonio Martín (Málaga) o Casa Robles (Sevilla) no pasaba de setecientas pesetas. El salario mínimo era de 13.200 pesetas al mes. Según un estudio de entonces, en Andalucía una de cada seis familias solo percibía el salario mínimo oficial.
Políticos en feria. La feria de Sevilla, en el 77, adquiere tintos democráticos. 'Queremos pan, queremos vino, queremos Fraga colgao de un pino', se cantaba de madrugada en la caseta del PSOE, número 163, de la calle Pascual Márquez. No hubo partido, incluso los ilegales y los sindicatos, que no montaran su caseta. Una feria politizada, donde las sevillanas se convertían en arma arrojadiza, especialmente contra la derecha. En la Peña Serrana del Partido del Trabajo de España (PTE), en la calle Juan Belmonte, mayores y jóvenes, las bailaban mientras sonaba la letrilla El del trabajo/ el del trabajo/ ese es nuestro partido/el del trabajo/ el que nunca traiciona/ a los de abajo. Camarón de la Isla cantaba a Curro Romero, triunfador de la feria taurina y los comunistas del PCE competían con los comunistas del PTE. En su bandera/ en su bandera/ llevan los comunistas/ en su bandera al pueblo de Sevilla/ la clase obrera, decían los de Santiago Carrillo, que acababan de incluir los colores rojo y gualda en todos sus actos oficiales y los de Nazario Aguado les respondían: nuestra bandera/ nuestra bandera/ no puede ser roja y gualda/ nuestra bandera/ que es roja de la sangre/ de gente obrera?.En La Maestranza, las chanzas continuaban. Dos toreros 'políticos' se las tuvieron que ver con los Guardiola. Curro Camacho, militante ugetista, se ganó sonadas broncas. 'Menos UGT y más arrimarse al toro', le gritaban. Peor librado salió José Luis Vargas, de reconocida militancia en el PTE. Sus camaradas le habían pedido a Juan Guardiola unos toros facilones, pero ni por esas. Salió 'Comando Gris', nombre apropiado para la época, el mejor que tenía en la ganadería, pero no se armó el taco. A 'Comando Gris' le dieron la vuelta al ruedo. Vargas fue historia por una tarde. Tampoco triunfó Paco Camino al que ya alineaban en la derecha, mientras que el comunista José Luis Parada, se quedaba fuera de los carteles. Los toros, en esta ferias, levantaron pasiones desmedidas, que llegaron hasta los críticos. Se terminó la polémica en el hotel Colón: "Curro Romero, como La Macarena, está por encima de las derechas y las izquierdas".
Y a pocos kilómetros de Sevilla, en la plaza de toros de Alcalá de Guadaíra, el PSOE presentó sus candidatos. Como primeros espadas, Felipe González, Alfonso Guerra y Plácido Fernández Viagas, ex-magistrado de Justicia Democrática y que como independiente iba en las listas socialistas. José Rodríguez de la Borbolla, encargado de organizar el acto, no le llegaba la camisa al cuerpo cuando poco antes de iniciarse apenas si había un centenar de personas. Casi como un milagro, media horas antes, empezó a llenarse la plaza. Subido a la tarima se palpó la camisa, se atusó su poblado bigote y durante toda la campaña electoral, cuando tenía que organizar un mitin, se ponía la misma camisa. Fue su talismán particular.
El "15 J". Empezaba la 'guerra' del 15-J. Felipe González tiene 35 años. Va por Madrid, donde el día 7 de mayo consigue reunir en un mitin a más de 150.000 personas. El socialista portugués Mario Soares y el francés François Mitterand, le apoyan. En Sevilla no gusta que Felipe vaya por Madrid. Dicen que es como una feria sin Curro en La Maestranza. Alfonso Guerra, que encabeza la candidatura socialista sevillana, calla. Pero en la candidatura socialista sevillana hay otros primeros espadas, la mayoría de ellos curtidos en los largos debates y luchas por construir el PSOE, como Luis Yáñez Barnuevo, Carmen Hermosín, Ana María Ruiz Tagle, Rafael Escuredo. José Rodríguez de la Borbolla, sin embargo, prefiere hacerse cargo del partido.
En las estrategias de todos los partidos, Andalucía es clave. Es la región que más escaños aporta al Parlamento: cincuenta y nueve diputados y treinta y dos senadores. Andalucía va a las elecciones con trescientos mil obreros en paro. Esta bolsa electoral se la disputan los partidos de izquierdas. El paro y el regionalismo, bandera verde, blanca, verde, son las estrellas de las primeras elecciones democráticas. Andalucía se tiñe de la 'blanquiverde', con gran cabreo de Alejandro Rojas Marcos que observa como partidos centralistas se apropian de Blas Infante como si fuera patrimonio de todos y no del PSA, que en justicia había sido el que lo había rescatado.
El Frente Democrático de Izquierdas, donde el Partido del Trabajo de España (PTE), marca el paso, tiene fe ciega en el voto del campesinado y de los marginados. También por el prestigio combatiente de sus líderes. El propio secretario general del PTE, Eladio García Castro, alias Ramón Lobato, encabeza la lista por Sevilla. Manuel Fraga se apoya, especialmente, en las estructuras caciquiles y centran sus esfuerzos en Almería, Huelva y Córdoba. El franquismo continuista apenas si encuentra hueco en AP. Luis Peralta España se cae en Málaga, no así José Utrera Molina y Domingo Solís, hermano del exministro, que va en las listas por Jaén. El centrismo es controlado, fundamentalmente, por los hombres del partido de Manuel Clavero y los socialistas, con los dibujos del dibujante José Ramón, preparan una campaña de parques floridos y frondosos, con gente sonriente.
Andalucía por 'rojerías'. Andalucía se levantó roja el 16 de junio. Felipe González seguía desde la sede federal del PSOE los resultados andaluces. Ana María Ruiz Tagle, abogada laboralista, es quien le comunica los resultados: "Hemos ganado a Suárez". A su lado, Manuel del Valle, secretario de información del PSOE no cabe de gozo. Rodríguez de la Borbolla, un hombre que ha sido clave en la estrategia electoral de los socialistas andaluces, no llegaba a créerselo: "Andalucía ya es socialista y en las ¡urnas!". Alfonso Guerra es quien mejor digiere los resultados favorables. Ya manejaba las encuestas y los sondeos a pie de urnas mejor que nadie. Alguien le escucha: "Felipe, pronto en La Moncloa". Unidad Socialista (PSA-PSP), sólo obtienen un escaño. Los andaluces no entendieron que un partido nacionalista, el PSA, se uniera a un centralista (PSP). Las esperanzas de Rojas Marcos se vieron rotas. Hay una excepción: en Ronda, Unidad Socialista, obtiene el 18,5 por ciento de los votos, superando a toda la izquierda. Capital del andalucismo histórico, recupera en este año el Himno de Andalucía, al que Carlos Cano le pone la voz. El histórico andalucista Juan Harillo tuvo que ver mucho en este éxito electoral.
Los de UCD, que ganan en España pero no en Andalucía, tardaron en digerir los resultados. El Gobernador civil de Sevilla, Ruiz de Gordoa, hace de tripas corazón cuando le preguntan por la victoria socialista: "Ya lo teníamos previsto, oiga". Jaime García Añoveros reconoce la victoria socialista y se consuela con que la UCD ha sacado más escaños de los que esperaban. A los comunistas se les atragantan los resultados. Eduardo Saborido es concluyente: "llenamos teatros, plazas y calles, pero no nos votan". Peor lo tienen los del Frente Democrático de Izquierdas que apuran hasta última hora la hiel del fracaso. Eladio García Castro da la cara: "Tenemos voz, pero no tenemos voto". Fuerza Nueva se derrumba. El búnker vuelve a su madriguera. El sevillano José María del Nido, sin embargo, proclama una victoria moral y los hombres de Manuel Fraga se estrellan en toda Andalucía. Su silencio es tan pesado que los hombres de Alianza Popular desaparecen.
Los socialistas consiguen en Andalucía 27 diputados y 13 senadores; la UCD, 26 diputados y 12 senadores; el PCE, 5 diputados; Unidad Socialista, 1 diputado (Cádiz) y 2 senadores; Democracia Cristiana, 1 diputado y hay 4 senadores independientes.
A los pocos días de los resultados del 15-J, Alfonso Guerra, el número 1 por Sevilla, se compromete a que su partido redactará un estatuto de autonomía, "para que sea sancionado por el pueblo". El centrista Arturo Moya le responde: "primero justicia distributiva y, luego, autonomía". Moya Moreno pide a su partido, sin embargo, que esté atento a lo que se avecina. Moya que había hecho tándem con Federico Mayor Zaragoza en Granada y objeto de una campaña erótica-festiva por el juego que daban los dos primeros apellidos, no hacía más que avisar a su propio partido de lo que se les podía venir encima, como así fue.
La libertad en las urnas se había conquistado y empezaba el camino de la autonomía. Primero se constituye en Jaén, el 4 de noviembre, la Asamblea de Parlamentarios Andaluces, sin la presencia del único diputado de Unidad Socialista y se elabora el primer proyecto autonómico para Andalucía, eligiendo como presidente de edad, al socialista José de la Peña Cámara. Otro histórico, pero de las letras con mayúscula, el poeta sevillano Vicente Aleixandre, recibe el Premio Nobel de las Letras. Pero no todos entendieron que la libertad era patrimonio del pueblo. El teniente coronel de la guardia civil, Antonio Tejero, pese a estar autorizada una manifestación de jóvenes en demanda del Estatuto de la Juventud, con sus guardias civiles, toma parte de la ciudad de Málaga y metralleta en mano abortan la manifestación, con momentos de gran tensión en la calle Carretería, en la llamada 'Tribuna de los Pobres', donde destaca por enfrentarse con la palabra a las metralletas y a Tejero, Pina López Gay, entonces dirigente de la Joven Guardia Roja. Tejero fue arrestado y retirado del mando durante seis meses, tiempo en el que recibió en romería a todos los ultras habidos y por haber.
El 26 de noviembre una comisión de representantes de la Asamblea se reúne con el ministro para las Regiones, Manuel Clavero, con el objetivo de negociar un régimen preautonómico para Andalucía. La integran Carlos Sanjuán, Rafael Ballesteros y Rafael Vallejo, por el PSOE; Francisco de la Torre, Soledad Becerril y Antonio Jiménez Blanco, por UCD y Joaquín Navarro Esteban, por los independientes, que se reunen en Córdoba el 30 de septiembre, fecha en la que ya ha dimitido Rafael Alberti como diputado comunista por Cádiz, lo que permite que el líder histórico de los campesinos gaditanos, Facundo Cabral se siente junto a La Pasionaria, en Madrid.
Los grupos parlamentarios, empujados por la izquierda no parlamentaria, dan un paso más: hay que convocar al pueblo andaluz para pedir autonomía. Con recelos, la UCD se suma, no así AP, que en Andalucía ya ni existe. Se da una fecha: será el 4 de diciembre. Ninguno de los convocantes intuía que este día se llenaría de sangre y, al mismo tiempo, fuese el inicio de la larga marcha para alcanzar la autonomía plena por el artículo 151.
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