Moreno el de los Muertos
José Antonio Moreno fue un funerario que regentaba la “Gran Funeraría Cátolica” sita en la calle Pompeyos desde los años principio de los años veinte hasta su jubilación. Persona conocidísima no sólo por su oficio, sino por ser un cordobés de hondas raíces que alternaba con clásicos del lugar.
Por su oficio tenía que soporta bromas de los amigos, escuchar lamentos y llantos de sus apesadumbrados clientes, y lo que es más importante, guardar extremo silencio de situaciones complicadas, trágicas e incluso cómicas que se dan en la muerte de algunas personas. Por este motivo, se recogen algunos hechos y comentarios de su vida profesional.
- ”Los entierros hasta los años sesenta fueron de corte muy clásico. En todos se utilizaban coches funerarios impulsados por dos caballos, la pompa estaba en función a la categoría que tuvieran el mismo: había de primera, segunda, hasta de tercera clase y los sumamente humildes llamados de “caridad” que se transportaba el cadáver en un carrillo especial portado a mano. Tuve, en ciertas ocasiones por mi oficio, el ir detrás del féretro como único acompañante."
- “El entierro que tuve más complicado fue el accidente ferroviario de “Los Pradillos “ en el año 1920, producido por un tren mixto, en el cual iban vagones con cerdos. Tuvimos que recoger casi a trozos las víctimas destrozadas por las maderas entre el gruñido de los cerdos aún vivos.… Aquello fue horrible”.
- “Nunca me impresionó la muerte pues empecé de aprendiz en la carpintería donde se fabricaban la cajas y uno de mis trabajos era medir el cadáver para así saber que féretro a escoger. Por cierto, hubo que realizar uno de urgencia, dado que el señor fallecido tenía un volumen tan descomunal que era imposible entrarle un ataúd de los existentes en serie”.
- Solía decir con gracejo: -“De los dos cementerio de Córdoba el de San Rafael lo veo más alegre por sus dimensiones, anchuras y porque tiene más flores… Allí los familiares sienten menos tristeza, aunque la tierra es leve en todas partes”.
- Refería la siguiente frase: “-El dinero no respetar ni en momento del enterramiento”. Al respecto comentaba que presenció una pelea familiar en el mismo instante de introducir al muerto en la zanja.
Moreno solucionó muchos entuertos con la jerarquía católica con objeto que el fallecido se enterrara en "Tierra Santa". Sin embargo tuvo que soportar el ver enterrar a un querido familiar en tierra profana por la intransigencia de algunos... Cosas que hoy son inconcebibles. Aunque nunca dijo nada por razones obvias, fue testigo de excepción al realizar infinidad de servicios a víctimas fusiladas en aquellos años convulsos de la Guerra Civil.
Cuando alguien no quería mucho a otra persona, solía decir el siguiente dicho muy extendido en Córdoba: -“Anda y que te entierre Moreno el de los Muertos”.
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