Santa Aurea
Hermana de Adolfo y Juan, era natural de Sevilla, hija de padre moro y madre cristiana (llamada Artemisa).
A la muerte de su padre se dirigieron a Córdoba junto a su madre y hermano, dedicándose con ellos a las prácticas cristianas, viviendo ella más de 30 años en el monasterio de Cuteclara. Fue denunciada por unos parientes paternos, al hablar con ella y confesar la religión que profesaba; ante el juez y sus parientes se le amenazó de muerte si no cambiaba de religión; Aurea finalmente prometió lo que le aconsejaron, pero de regreso a casa se lamentó de lo que hizo pidiendo perdón a Dios.
Se dedicó desde entonces a visitar templos, marcando más sus creencias; siendo reconducida de nuevo ante el juez, afirmando su fe y reparando el error que antes había cometido. Siendo condenada a muerte, colgada en un patíbulo cargada de cadenas y que se le diera muerte con una espada. Sus restos fueron arrojados al río.
Este martirio fue el día 19 de julio del 856, día en que la Iglesia la conmemora.
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