Santo Sepulcro y entierro de Cristo (Espejo)

El Viernes Santo por la noche todo es tristeza y melancolía, el Sepulcro recorre las mismas calles de Espejo que en vida y con la cruz a cuestas, recorrió el Viernes Santo por la mañana.

El hábito es túnica negra, fajín de raso blanco, al igual que el cubrerostro, ribeteado de cordón rojo, con escudo en el frontal y borla roja a la espalda.

Abriendo paso a la Cruz la Banda de Tambores y Cornetas de la Centuria Romana y tras la Virgen de la Soledad, la banda de Música Maestro Jurado y Carretero.

Su madre siempre junto a Él va llena de Soledad (Virgen de la Soledad) de ver a su hijo muerto en su urna de cristal. De todas las hermandades van representaciones como también la alcaldía al completo con sus cirios dando luz al Santo Entierro de Cristo, para darle el último adiós a nuestro Cristo.

El pueblo guarda silencio a su paso por las calles por las cuales pasó con su cruz hacia el Calvario.

El miserere acaricia la noche con su melancolía semi-tonada, llenando con su lamento los verdaderos sentimientos de esta capilla que le canta a su Cristo muerto. Su madre, María Santísima de la Soledad, lleva los brazos abiertos implorando hacia el cielo pidiendo la resurrección de su querido hijo. Pero ella no va sola, su pueblo la acompaña cantándole su Stabat Mater, que llega hasta el corazón, por su musicalidad tan religiosa y solemne. Detrás, cerrando el cortejo procesional, una banda de música va llorando con sus marchas lentas y armoniosas.