Usuario:Cagaar
Bajo el templete que culmina la tapa piramidal del Santo Sepulcro, podemos ver una imagen de Nuestra Señora de los Dolores con una indumentaria que llama la atención y que refleja la que en su día tuvo la imagen de la Virgen de los Dolores. Una indumentaria que hoy lleva la Virgen de las Tristezas del Remedio de Ánimas de Córdoba, y cuya trayectoria vamos a recoger en estas líneas.
La Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores se creó en el seno de la Archicofradía del Nazareno y Santo Entierro, como se anota al margen del acta del Cabildo de 3 de abril de 1729, que se custodia en el archivo parroquial de la Asunción y Ángeles. El primer “cuadrillero” fue D. Marcos Redondo.
Una de las características que a lo largo del siglo XVIII y hasta finales del XIX, se refleja en los inventarios es la indumentaria con la que se vestía la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores. Indumentaria de la que solo tenemos referencias y hasta ahora no habíamos podido encontrar en alguna representación, salvo un pequeño cuadro que pudimos ver un año en un altar del Corpus de la Cofradía de los Dolores, donde se observa un detalle del manto que llevaría la Virgen.
Nos referimos, en concreto, al manto de terciopelo negro y estrellas de plata que tenía la Virgen de los Dolores hasta que se le hizo el nuevo bordado en oro que es el que ahora luce, que se confeccionó al mismo tiempo que el estandarte (cuya posesión mantiene la Archicofradía de la Vera Cruz). Según indica Antonio Moreno en su libro de la Historia de la Real Archicofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, este manto se estrena en 1914, época en que era hermano mayor D. Antonio González Carrera, al tiempo que lo era también de la Virgen de los Remedios.
En la mayoría de inventarios que recogen “los bienes, imágenes y alhajas e instrumentos de la capilla, altar y cofradía de Ntro. P. Jesús Nazareno en la Iglesia del Convento de Ntro. Sr. San Martín y las Llagas de Cristo, de religiosas dominicas”, desde mediados de 1700, podemos ver cómo se describe:
“Una imagen de Ntra. Sra. de los Dolores que está al lado derecho del altar, con cabeza y manos adornada de las prendas siguientes: Una camisa o túnica de lienzo delgado Una saya y monillo de raso negro Una toca, pecho, mangas y bantar blanco de estofilla, con unos vuelecillos de encaje fino. Un manto viejo de felpa negra y encaje falso. Una cinta morada y blanca que sirve de estola Una toalla de manos de ntra. Sra. de estofilla y encajes.”
En posteriores inventarios, se mantienen las mismas descripciones con algunas variaciones, bien por pérdida de elementos, bien por estar viejos. En 1812, se habla de un manto “de felpa negra con galón de plata que solo tiene la delantera, dicho manto y la trasera de lienzo”. Se trata de un manto de vistas, que se usaría sólo para la capilla.
Se mantiene la descripción “una estola que tiene puesta dicha soberana imagen, morada y blanca”. Esta indumentaria de la Virgen vestida con alba y estola, está relacionada con la iconografía servita. De hecho en el estandarte blanco de la Virgen de las Angustias, que se recuperó hace algunos años, podemos ver cómo el óleo de la imagen, nos ofrece a la Virgen con esta vestimenta.
El inventario de 1812 se realiza con ocasión de la toma de posesión del nuevo hermano mayor D. Juan Romero Caballos, tras el fallecimiento del anterior, también presbítero, D. José Ramón Portocarrero. Se dice expresamente que “en las casas principales del hermano mayor”, se encuentra el Sepulcro de chapa de plata cincelada. Y describe entre otros detalles: “y encima de dicho Sepulcro, una urna también de plata con una Imagen pequeña de Ntra. Sra. de los Dolores de bronce sobredorada con rostrillo y cruz en la espalda de plata…”.
Es en este inventario cuando se concreta algo más sobre los mantos de la Virgen de los Dolores e indica: “Un manto de Ntra. Sra. de los Dolores de felpa negra con falda larga y guarnición de punta de encaje angosta fina, parte de él forrado en tafetán doble negro, con doscientas y setenta estrellas de plata de martillo pequeñas.” Y otro manto “de dicha soberana imagen de terciopelo nuevo con falda larga y guarnición de oro fino de tres dedos, que es que dio de limosna el Excmo. Sr. Duque de Sessa que parece está en poder del cuadrillero mayor D. Fco. Pulido y Mora”.
El inventario de 1860, al hablar de la Virgen de los Dolores, dice que tiene puesto “una camisa y mangas blancas de lienzo fino con un encaje y un vestido de felpa negro con galón de plata entrefino compuesto de saya, jubón, estola y manto. Además tiene dicha imagen otro vestido completo de terciopelo negro con galón de oro fino y estrellas de plata sobredorada que en el anterior inventario constaba eran doscientas setenta”. Aquí también habla de media luna de plata “con dos estrellas en los remates”.
Entre 1865 y 1888, recogemos otros datos de un cuaderno con “comunicaciones y otros documentos”. Cuando habla de la Virgen de los Dolores, refiere la creación de su hermandad en 1729 y realiza inventario en el que vuelven a incluirse los enseres vistos. Como añadidos habla de un “estandarte de terciopelo negro con galón sobredorado, lámina y demás”. Y finalmente añade una nota que dice “En las cuentas del año 1789 consta se añadieron 60 estrellas más de plata a el vestido de Ntra. Sra.”.
Las fechas en las que se realiza el Sepulcro actual estarían comprendidas entre 1762 y 1772, por Bernabé de Oviedo y Pimentel, que falleció en 1765 y por otro platero del que no conocemos su nombre y podría haber sido quién realiza la tapa y templete. "El interior del templete contiene una imagen de la Virgen de los Dolores, sobre una peana, con una cruz a su espalda y la media luna estrellada a los pies, símbolo de su posición celestial", como lo describe Antonio Moreno, en su historia de la Archicofradía de Jesús Nazareno, editada por La Opinión en septiembre de 1986.
En esta representación, el esquema iconográfico es el de la Mater Dolorosa. Según la profecía del anciano Simeón “una espada te atravesará el corazón....” María es representada de píe aludiendo a la situación noble de mantenerse firme en cualquier tesitura, según el verbo latino de la frase “Stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa ...(Estaba de pie la Madre dolorosa llorando junto a la cruz...”). Es en esencia la imagen del dolor letífico.
El origen de esta extendida iconografía, podría estar en el Norte de Europa y llega a España durante los siglos XV y XVI, alcanzando un nuevo esplendor gracias a los postulados tridentinos que aconsejan un aparato triunfalista que se concentra en manifestaciones públicas de la fe, de las que son buena muestra las procesiones de la Semana Santa. En en el siglo XVIII la Orden Servita populariza y reestructura esta iconografía incluyéndole los atributos sacerdotales de la estola y el alba y a finales del siglo XIX y principios del XX conoce un espectacular renacimiento a la sombra de los rescates historicistas.
Con todos estos datos, al ver con detalle el cartel de la Cofradía del Santo Sepulcro de este año, con una fotografía de nuestro buen amigo Francisco Agudo, en la que, con el reflejo del flash, se observaban estrellas en el manto de la Virgen que hay en el templete del Sepulcro, buscamos hasta llegar a la conclusión que pretendíamos. Y es que, cuando el platero realiza la imagen de la Virgen de los Dolores para el templete del Santo Sepulcro, está viendo la imagen que había en el Convento de las Dominicas de San Martín, con la vestimenta que según los inventarios, tenía dicha imagen de la Dolorosa. No habíamos prestado atención a la imagen de plata, quizá por la altura a la que se encuentra. Con esta fotografía de este año, nos hemos acercado a ella y comprobamos que mantiene todos los elementos iconográficos que se reflejan en los inventarios y que, con toda seguridad, vio y copió el platero que la realizó a finales del siglo XVIII.
Un manto parecido podemos verlo hoy en la imagen de la Madre de Dios en sus tristezas de la Cofradía del Remedio de Ánimas de Córdoba, que suele también vestirse con estola morada sobre saya blanca, una cofradía historicista donde las haya a pesar de su reciente reorganización.
Y una reminiscencia de aquellas estrellas, se conservan también en el actual manto de la Virgen de los Dolores, que podemos ver en las calles de Cabra cada Viernes Santo.