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SEMANA SANTA DE CAÑETE DE LAS TORRES
Al igual que en otras localidades cordobesas, el nacimiento de la Semana Santa en la villa señorial de Cañete de las Torres de remonta a mediados del siglo XVI y esta vinculado a la fundación de la cofradía de la Vera Cruz. Tenemos constancia documental de que en los años centrales de la centuria del quinientos se erige la hermandad en la iglesia parroquial, si bien los cabildos se celebran en el hospital de Santiago.
El 24 de abril de 1554 el licenciado Fernando Morante provisor de la diócesis nombrado por el obispo Leopoldo de Austria, aprueba las reglas primitivas de la hermandad de la Vera Cruz. Constan de 35 capítulos que regulan de forma minuciosa su organización y funcionamiento.
La cofradía esta abierta a todas las capas sociales y los únicos requisitos impuestos por las constituciones a las personas que solicitan el ingreso es que sea “hombre de buena fama no sea jugador tahúr ni ladrón ni frecuentador de tabernas ni afrentado por la justicia ni descomulgado”.
El acto religioso más importante es la procesión de disciplinantes en al noche del Jueves Santo que se prepara cuidadosamente con el cabildo general del Domingo de Ramos. Los hermanos están obligados tener en propiedad el hábito penitencial de color blanco y la disciplina para azotarse: “Una túnica de lienzo blanco que cubra todo el cuerpo hasta los pies con su capirote que le tape la cara con una cruz verde, asimismo una disciplina de cáñamo con sus rosetas y ramales”.
Tanto los hermanos de los azotes como los de la luz visten túnica y capirote de lienzo blanco con la cruz verde, insignia de la cofradía. Forman parte del cortejo procesional las imágenes titulares del Crucificado y Dolorosa. Al finalizar la estación de penitencia los disciplinantes son curados de sus heridas con papel de estraza, vino cocido y polvos de arrayán.
Los miembros de la cofradía organizan a lo largo del año una serie de actos de culto, entre los que sobresalen por su solemnidad las fiestas de la Invención y Exaltación de la Cruz que se celebran con una misa cantada y sermón el 3 de mayo y el 14 de septiembre respectivamente.
Las limosnas constituyen la principal fuente de recursos. En uno de los capítulos de las reglas se obliga a los hermanos a pedir con dos bacías los viernes de cada semana por las calles de la población, los domingos en la plaza y los festivos en la iglesia. También las aportaciones de los cofrades contribuyen a engrosar los ingresos que se destinan en un alto porcentaje a sufragar los gastos de la disciplina del Jueves Santo, cultos y misas por los difuntos.
La cofradía de la Vera Cruz esta regida por el hermano mayor o prioste que se designa mediante votación para un mandato de uno o dos años. Asimismo integran la junta de gobierno dos alcaldes, dos albaceas, escribano, mayordomo y seises, cuyas funciones se especifican en las reglas aprobadas en la primavera de 1554.
Aunque carecemos de testimonios documentales, podemos afirmar que la cofradía de la Vera Cruz se hace cargo de la procesión de disciplinantes del Viernes Santo por la noche y saca a la calle los pasos del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Esta tradición se mantiene ininterrumpidamente y viene corroborada de manera fehaciente por el informe de 1819 sobre celebraciones de Semana Santa.
La Semana Santa de Cañete de las Torres queda configurada definitivamente con la fundación en el primer cuarto del siglo XVII de la cofradía de Jesús Nazareno. Con motivo de la visita realizada a la villa en diciembre 1623 por el obispo de Nápoles el doctor Pedro de Mirabal Ayllón, visitador general nombrado por el prelado de la diócesis fray Diego de Mardones, toman cuentas de los ingresos y gastos al mayordomo de la hermandad Bartolomé Torralba. Si tenemos en cuenta que no aparece en la relación de cofradías inspeccionadas en junio de 1612, cabe deducir que la hermandad nazarena se erige en una fecha comprendida entre ambos años.
Los hermanos de Jesús Nazareno visten túnica y capirote de color morado y realizan estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, descalzos y con cruces de madera sobre los hombros, a imitación de Cristo camino del calvario. Sacan en procesión las imágenes titulares: el Nazareno, Dolorosa y San Juan. A lo largo del siglo XVII y primera mitad de la centuria siguiente las cofradías de la Vera Cruz y Jesús Nazareno protagonizan una fase de vitalidad que coincide con el auge de la etapa barroca. De un lado, asistimos a un sustancial del numero de hermanos y, de otro, los cortejos procesionales ganan en espectacularidad que contrastan con la sobriedad característica del quinientos.
La suntuosidad del cortejo procesional se consigue mediante la introducción de una serie de elementos, entre los que se cuenta la incorporación de nuevas imágenes. Así, la estación de penitencia de la cofradía de la Vera Cruz en la noche del Jueves Santo cuenta con la presencia de los pasos del Señor de la Humildad, Amarrado a la Columna y Nuestra Señora de los Dolores. La mayor cifra corresponde a la Jesús Nazareno en la madrugada del Viernes Santo con las imágenes del titular Nuestra Señora de los Dolores, San Juan Evangelista, Santa Maria Magdalena y la Verónica. Por último, forman parte de la comitiva del Santo Entierro los pasos de la Santa Cruz, Sepulcro, la Magdalena y Nuestra Señora de la Soledad.
A lo largo de la etapa barroca se constituyen hermandades en el seno de las cofradías que tienen como objetivo primordial alumbrar sus respectivos miembros con cirios a las imágenes titulares. El informe de 1773 permite constatar este fenómeno, ya que figuran las dos cofradías tradicionales y tres hermandades surgidas con sus respectivos gastos expresados en reales.
A partir del último cuarto del siglo XVIII aparecen síntomas de crisis que se prolonga hasta mediados de la centuria decimonónica. La supresión de los disciplinantes y las prohibiciones decretadas por los prelados de la diócesis cordobesa inciden en la manera directa. Las cofradías se ven obligadas a cambiar el horario tradicional de las procesiones y los penitentes a prescindir del cubrerostro.
El valioso informe elaborado en abril de 1819 por el vicario de la villa Florencio Bujalance ofrece una interesante radiografía de las celebraciones de Semana Santa en la mencionada fecha. La cofradía de la Vera Cruz saca en la tarde del Jueves y Viernes Santo sendas procesiones, mientras por la mañana del Viernes Santo corresponde a la de Jesús Nazareno. Veamos las imágenes que participan en cada una de ellas: “ Para satisfacer a la orden de V.S.Y del 16 del corriente mes relativa a las procesiones de Semana Santa debo informar que en este pueblo salen 3, la una el Jueves Santo por la tarde entre las cinco y seis en que se saca al Seños de la Humildad, el de los Azotes y Nuestra Señora de los Dolores: las otras dos el Viernes Santo, la una por la mañana, ya que es de día, y la otra por la tarde, aquella con las imágenes de Jesús Nazareno, Señora de los Dolores, San Juan, la Magdalena y la Verónica; y ésta con el Santo Sepulcro, Señora de la Soledad y la Magdalena. Habiendo para la del Jueves y Viernes Santo por la tarde una confraternidad que llaman de la Vera Cruz y la del Viernes por la madrugada la de Jesús, ambas de hermanos destinados respectivamente a alumbrar a las imágenes con cirios que costea y renueba cada uno”
El excepcional documento permite constatar que en las procesiones a cargo de la cofradía de la Vera Cruz los asistentes visten ropa de calle, salvo los hermanos que llevan los pasos que lucen secular túnica blanca. En cambio la tradicional túnica morada se mantiene en la cofradía de Jesús Nazareno. “ asisten con la ropa de su uso de capa etc.. a excepción de los hermanos que llevan las insignias de Jesús de la Humildad y de los Azotes en la del Jueves en la del Viernes por la mañana túnicas moradas todos los hermanos de Jesús que llevan esta imagen y por la tarde solo llevan túnicas blancas los hermanos que sacan el Santo Sepulcro y la Santa Cruz”
La comunidad de franciscanos descalzos y miembros del clero secular forman parte de los cortejos procesionales del Viernes Santo. Van alumbrando con velas que costean los hermanos mayores de la cofradía, al igual que los derechos parroquiales de las tres salidas.
Asistiendo en la del Viernes Santo esta comunidad de religiosos alumbrando a Jesús Nazareno y Santo Sepulcro, pero ninguna es sacada por ellos, siendo de cargo para cada hermano mayor el gasto de cera para dicha comunidad y para la parroquia y pagar los cortos derechos parroquiales de 70 reales las dos procesiones de Jueves y Viernes por la tarde y la de la mañana 42 reales y todo ascenderá a 200 reales cada cofradía.
Las cofradías y la Semana Santa de Cañete de las Torres entran en una fase de postración que se alarga hasta el reinado de Isabel II en que de nuevo asistimos al despertar. Los altibajos definen la trayectoria de las hermandades de la Semana Santa local hasta el primer tercio del siglo XX. Tras la guerra civil se lleva a cabo la reorganización que culmina a finales de los cuarenta y primeros de los cincuenta con la puesta en marcha de las cofradías del Santo Sepulcro y Jesús Nazareno. A ellas se incorpora la del Resucitado erigida en 1956.
La postración caracteriza la evolución de las hermandades penitenciales durante la mayor parte de los años sesenta y setenta, mientras que a partir de la década de los ochenta se inicia una pujante etapa que llega a nuestros días, las cofradías del Sepulcro y Nazareno constituyen los pilares básicos de las celebraciones por el numero de procesiones que tienen a su cargo. También un activo papel la del Resucitado encargada de los desfiles que abren y cierran la Semana Santa de la localidad.
MUY ANTIGUA Y VENERABLE E ILUSTRE HERMANDAD Y COFRADÍA DEL SANTO SEPULCRO. NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD Y NUESTRO PADRE JESÚS ORANDO EN EL HUERTO
A mediados de la década de los cuarenta un grupo de jóvenes de Acción Católica, alentados por el párroco de la localidad Francisco de Paula Ruiz Herrero decide fundar la cofradía. Constituyendo al efecto la comisión organizadora que adquiere el Yacente y recibe en donación la imagen de Nuestra Señora de la Piedad. En la tarde del Viernes Santo de 1949 tiene lugar la primera salida procesional, precediendo el cortejo una escuadra de romanos a caballo. Al año siguiente, además del desfile del Santo Sepulcro, organiza en la madrugada del Sábado Santo la procesión de la Soledad.
Con la incorporación del paso de la Oración en el Huerto en 1954 la cofradía penitencial se consolida y dos años más tarde se contabilizan 249 hermanos. El proceso culmina con la adquisición de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. La década de los sesenta y setenta marcan una fase de aletargamiento y postración, comenzando a partir de los ochenta una etapa de auge que llega hasta nuestros días. Actualmente los efectivos humanos de la cofradía del Santo Sepulcro totalizan 377 hermanos.
La hermandad juega un papel relevante en la Semana Santa local por el elevado número de procesiones que tiene e su cargo. En la noche del Domingo de Ramos sale de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción el desfile procesional de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, cuyos penitentes visten túnica negra, cubrerrostro rojo y cíngulo de esparto. Antes de recogerse en la ermita de Madre de Dios hace el siguiente recorrido: Avd Jaén, Arco, Ramón y Cajal, Plaza de España, Avd la Constitución, Doctor Barbudo, Julio Romero de Torres, Feria, Madre de Dios y Calzada de Madre de Dios.
Penitentes con túnica, cubrerostro, cíngulo y guantes de color negro, participan en la noche del Jueves Santo en el desfile procesional de Nuestra Señora de la Piedad que hace el siguiente recorrido con salida y entrada en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción; Avd Jaén, Plaza de España, Plaza de la Paz, Doctor Barbudo, Julio Romero, Feria, Parque de Andalucía, Tercia, Jacinto Benavente y Santiago.
A las seis de la mañana del Viernes Santo los hermanos del Sepulcro con su característico hábito penitencial realizan el desfile procesional del Yacente desde la ermita de Madre de Dios hasta la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción con el siguiente recorrido: Calzada de Madre Dios, Madre de Dios, Feria, Julio Romero, Doctor Barbudo, Avd de la Constitución, Plaza de la Paz, Plaza de España y Avd Jaén.
En la noche del Viernes Santo vuelven a recorrer las calles de la población los cofrades del Sepulcro con túnica, cubrerostro y capa de color negro, en la procesión oficial del Santo Sepulcro y Maria Santísima de los Dolores que lleva a cabo el itinerario de costumbre con salida y entrada en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción: Avd. Jaén, Arco, Ramón y Cajal, Reyes Católicos, Pedro Gómez, Benito Pérez Galdós, Séneca, Velásquez, Antonio Maura, Plaza de España y Avd de Jaén.
La dinámica hermandad del Santo Sepulcro organiza el vía crucis del Viernes de Dolores en el que colaboran las restantes cofradías penitenciales y celebra solemnes cultos en cuaresma en honor de los titulares como el triduo dedicado a Nuestro Señor del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Piedad y el devoto septenario a Maria Santísima de los dolores.
El Cristo Yacente es obra del imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci, adquirida en la década los setenta y es de talla completa en madera policromada. Correctamente anatomizado, responde al tipo clásico de brazos en paralelo con el cuerpo y piernas flexionadas, aún de manifiesto el rigor mortis, cubierto con un tejido transparente de color blanco. El paso procede de los talleres de los Hermanos Valverde de Córdoba, de la década de los cincuenta. La urna en que se deposita fue tallada en cristal y madera por Rafael Valverde Toscazo en 1953. La base es también de madera tallada, con bustos de los cuatro evangelistas, que estan policromados. Los respiraderos en madera noble oscura tallada presenta decoración de tipo vegetal. Se ilumina el paso en su frontal y parte posterior con dieciocho candelabros de alpaca rematados con tulipas de vidrio obra de Francisco de Paula, de Lucena en 1994.
Nuestra Señora Maria Santísima de los Dolores es una talla de vestir en madera policromada y fue tallada por Rafael Valverde Luján en 1958. Viste con una saya y manguitos de seda color beige, bordados en hilo de oro con motivos vegetales y litúrgicos, un manto de terciopelo negro con imprimación de estrellas de alpaca bañadas en oro y lleva una toca de redecilla de hilo de oro. La canastilla del paso es obra de Francisco de Paula de alpaca plateada con decoración con motivos vegetales, cartelas laterales chapadas en oro con escenas de la Virgen Maria realizadas en Lucena en 1996.
Nuestra Señora de la Piedad es de pasta de madera, adquirida en Olot en 1949. la Cruz es de madera tallada realizada en el taller de Santa Águeda con cantoneras de alpaca plateada de Francisco de Paula, todo en 1991. La diadema de Nuestra Señora de la Piedad es de alpaca chapada en oro, obra realizada por Francisco de Paula en 1995. El paso es de madera de color oscuro en un estilo barroco y su autoría corresponde a Rafael Valverde Toscazo, entre los años 1953-54. Se ilumina con seis candelabros arbóreos en madera, rematados con tulipas de vidrio, obra de José Carlos Rubio Valverde.
Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto acompañado por un ángel con una cruz, es al igual que Nuestra Señora de la Piedad, de pasta de madera de talleres olotenses. El paso es obra de Rafael Valverde Toscazo en 1954. La canastilla es de madera noble oscura tallada con motivos vegetales. Lo iluminan cuatro faroles de formas cuadradas acristaladas con motivos neomudéjar. El faldón es un damasco negro orlado con galón de hilo de oro y las gualdrapas en terciopelo grana.
Todas las procesiones salvo las del Yacente comparten la misma cruz de guía; la cruz es una pieza de madera noble de color caoba con cantoneras de alpaca plateada en los extremos y al centro la insignia de la Cofradía rodeada de un resplandor en alpaca plateada, todo ello de autor desconocido de mediados de los cincuenta. La cruz de guía del Yacente es de principios de siglo y es portada por hermanos que escenificaban las caídas.
Es en recorrido procesional de Nuestra Señora de la Piedad en el que se pueden ver todos los enseres pertenecientes a la hermandad; estandartes teologales, senatus, dalmáticas, bocinas, ciriales, algunos de ellos con detalles de orfebrería, aunque se desconocen su autoría y cronología. El cetro del hermano mayor es uno de los pocos objetos que se recuperaron de la antigua cofradía del Santo Sepulcro.
HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE LA SANTA FAZ JESÚS AMARRADO A LA COLUMNA Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD
Al año siguiente de la reorganización del Santo Sepulcro se lleva a cabo la de la hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad, cuyas imágenes se veneran en la Ermita de Jesús. La iniciativa se pone en marcha a mediados de abril de 1950 por Manuel Gómez Lama y el proyecto cuenta con el apoyo del párroco Francisco de Paula Ruiz Herrero y la familia Torralba. A finales de enero de 1951 se constituyen la junta de gobierno presidida por el hermano mayor Francisco Torralba Polo. Tres años después se acuerda procesionar a la Virgen de la Soledad en la madrugada del Sábado Santo.
A lo largo de los sesenta y setenta la Cofradía atraviesa por una serie de vicisitudes, constatándose evidente síntomas de aletargamiento y postración. La situación cambia en los años ochenta durante la larga etapa del hermano mayor Juan Antonio Borrego Capilla. La vitalidad conseguida se debe en gran parte a la incorporación de la mujer y la juventud dentro de la junta de gobierno. En noviembre de 1983 se organiza la comisión de camareras de honor y cuatro años después se constituye en el seno de la hermandad una asociación juvenil “ Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno. Otro proyecto que lleva a cabo la hermandad es la incorporación de la imagen de Jesús Amarrado a la Columna.
Actualmente los efectivos de la cofradía cuenta con 519 hermanos. La hermandad juega un papel relevante en la Semana Santa local, ya que tiene a su cargo tres procesiones. Los principales actos de culto son el quinario en honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno y el septenario en honor a Nuestra Señora de la Soledad que se celebran durante la cuaresma en la Ermita de Jesús.
El Miércoles Santo por la noche los penitentes con túnica morada cubrerostro negro y cíngulo amarillo participan en el desfile procesional de Jesús Amarrado a la Columna que realizaba el siguiente itinerario: Velásquez, Julio Romero, Feria, Luis de Góngora, Parque de Andalucia,
Tercia, Jacinto Benavente, Santiago, Avd Jaén, Plaza de España y Jesús.
En la mañana del Viernes Santo tiene lugar la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de la Santa Faz con el siguiente recorrido: Jesús, Plaza de España, Santiago, Santa Ana, Córdoba, Barcos, Ramón y Cajal, Reyes Católicos, Santa Cruz, Pérez Galdos, Séneca, Antonio Maura, Julio Romero, Doctor Barbudo, Avd la Constitución, Jesús.
Por ultimo en la madrugada del Sábado Santo tiene lugar el desfile procesional de Nuestra Señora de la Soledad con el siguiente itinerario: Avd Jaén, Menéndez Pidal, Barcos, Ramón y Cajal, Palma, Séneca, Antonio Maura; Plaza de España y Avd Jaén.
La hermandad tiene su sede en la Ermita de Jesús, donde las imágenes están expuestas para su veneración durante el año. La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es una hermosa talla de madera y su ejecución corresponde a dos periodos diferentes, separados por la inflexión que supuso la guerra civil. Tras la contienda se salvaron milagrosamente las manos y la cabeza de Nuestro Padre Jesús, de autor desconocido, completándose en torno a 1941 por Amadeo Ruiz Olmos, siendo restaurada en 1985 por Francisco Jiménez. La cruz que porta es de madera con remates de oro realizada en 1954 Rafael Valverde Toscazo, quien también realizo las andas en madera noble oscura. La túnica, donada por Gregorio Torralba y Ana Gutiérrez en 1899, es de terciopelo rojo y bordados en oro de tipo floral y vegetal, y fue restaurada en talleres textiles de Carmona en 1977.
Nuestra Señora de la Soledad está realizada en madera, es una talla completa del autor y cronología desconocidos, restaurada en 1997 por Miguel Arjona. La saya es de raso crudo bordada en oro y el manto que la cubre es de terciopelo negro bordado en oro, confeccionado por Paquita Aguayo en 1997. Las andas que la sustentan son de madera realizada por Francisco Palos Chaparro en 1994. El palio es obra de talleres San Eloy, de terciopelo negro y bordado en oro con bambalinas .
La imagen de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna es una notable obra en madera completa de Francisco Palos Chaparro en 1990. Se presenta a Jesús con las manos atadas a una columna de color madera. La Verónica es obra de talla complete y conocida como la Santa Faz, por el lienzo con la imagen de Cristo que sostiene entre sus manos.
Cristo es portado en una andas de madera realizadas en los Talleres López de Torredonjimeno, en 1984. lo decoran cuatro faroles de madera policromada en dorado, obra de Francisco Palos Chaparro. La Santa Faz es portada en unas andas de madera con cartelas de alpaca plateada con motivos vegetales y en el frontal y en las esquinas aparece el escudo de la hermandad en alpaca dorada.
Abre la estación de penitencia una cruz de guía en madera de origen desconocido a la que acompaña la bandera de la hermandad de 1999, obra de los Talleres San Francisco. Los faroles guías el incensario y las bocinas son de alpaca plateada realizados en Bronces Gradit. Las varas proceden también de los mismos talleres excepto el de presidencia con fecha de 1907.
HERMANDAD DE NUESTRO SEÑOR RESUCITADO Y NUESTRO SEÑOR DE LOS REYES EN SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALEN
A mediados de abril de 1956 se constituye en el templo mayor de Nuestra Señora de la Asunción la cofradía de Nuestro Señor Resucitado a instancia de un grupo de vecinos y con el apoyo del párroco Manuel Rodríguez Revilla, acordándose formar una comisión organizadora que va a estar presidida por Blas francisco Muñoz Relaño.
Los vaivenes definen la trayectoria de la hermandad que entra en fase de postración que se prolonga hasta la mitad de la década de los ochenta. La incorporación de la juventud resulta decisiva en la potenciación de la cofradía que pone en marcha ambiciosos proyectos, entre los que cabe resaltar la instauración de la procesión de la Borriquita en al Semana Santa local cuya imagen titular realiza su primera salida en 1993.
En la actualidad la cofradía cuenta con 180 hermanos que participan el Domingo de Ramos en el desfile procesional de Nuestro Señor de los Reyes en se Entrada Triunfal en Jerusalén con el siguiente itinerario: Avd Jaén, Arco, Ramón y Cajal, Palma, Velásquez, Antonio Maura, Plaza de España y Avd Jaén. También sus miembros cierran las procesiones de Semana Santa el Domingo de Resurrección con la salida de Nuestro Señor Resucitado con el siguiente recorrido: Santiago, Santa Ana, Córdoba, Barcos, Ramón y Cajal, Palma, Antonio Maura, Julio Romero, Doctor Barbudo, Avd. Constitución, Plaza de España, Avd Jaén.
La imagen de Nuestro Señor Resucitado en una talla completa de madera encargada en 1956 al imaginero madrileño Jacinto Higueras quien la entrego a los cofrades en 1957. De bella factura representa a Cristo erguido con la mano diestra en el pecho, envuelto por un sudario y con cierta rigidez en su brazo izquierdo. Acompaña a la figura un ángel semiarrodillado que aparece a su espalda también obra de Jacinto Higueras.
Nuestro Señor de los Reyes fue realizado por el imaginero Miguel Arjona Navarro en 1992 siendo finalizado en 1993. Es talla para vestir y responde al tipo iconográfico del Señor montado a horcajadas sobre una borriquita. Procesiona con un manto de color rojo con bordados en hilo de oro, túnica blanca y cíngulo hebreo.
El paso es compartido por ambas imágenes, habiendo sido realizado en madera en su color por un carpintero de la localidad con fecha de 1993. Los respiraderos son de madera, mientras las gualdrapas que lo cubren son de terciopelo rojo con decoración en las esquinas de tipo vegetal. Se ilumina con cuatro ciriales de madera en rojo con tulipa de vidrio.
El guión procesional se abre con una cruz de madera con escudo de la hermandad en la cruceta de autor desconocido de 1957. Le acompaña en su camino un bacalao blanco con bordados en oro y el estandarte confeccionado en terciopelo rojo que lleva el escudo de la hermandad, bordado por Antonio Villar en 1996. Las últimas aportaciones a la estación de penitencia son los faroles de alpaca plateada, de 1996 cincelados en talleres sevillanos y las varas de presidencia y de acompañamiento de insignias de 1998 también de alpaca plateada realizadas en los Talleres Arte- Sacro de Sevilla.