Conversación:Valerio Molina García
Recuerdo a Valerio con la luz que nos deja el recuerdo. Yo empezaba a vivir mi fe en aquella "capilla" que era nuestra parroquia, Virgen de Linares, de la mano de D. Francisco, un buen hombre, un fiel sacerdote.
Era entonces nuestra Parroquia un pequeño local en los bajos de un edificio en el que apenas cabíamos, junto con un salón parroquial en el que se hacía de todo: servía de despacho parroquial, local de reuión para los grupos juveniles, la comunidad de mayores, sala para las reuniones de catequistas, y "local" donde celebrar las "fiestas" que organizábamos, y donde viví mis primeros amores, (tenía 15 años...). Pero también fue la comunidad en la que empecé como "creyente comprometido" preparando las Eucaristías de los domingos (las canciones moniciones , lecturas, peticiones...), dando clases de verano a los chavales de la Parroquia que no podían pagar..., y luego llegaron las catequesis de Primera Comunión... Y allí apareció Valerio, con una voz rotunda, profunda, seria, pero extrañamente feliz. Aparecía como un hombre comprometido, serio, vuelvo a repetir, preocupado, informado, pero feliz. Al contrario que muchos, su compromiso nunca supuso una desesperanza, una carga,... fue un hombre feliz.
Yo continué mi camino, lejos de mi Córdoba natal y de la Parroquia que siempre fue mi raíz en la fe y a la que reconozco, junto con mi familia, que me hizo madurar y vivir más auténticamente mi fe. Me fui para vivir como salesiano la fe que ellos me habían inspirado. Pero nunca me olvidó, siempre nos vimos cuando visitaba mi casa, y después en los momentos dolorosos de la pérdida de mis padres. Mi camino cambió, me casé y ahora que casi estaba por volver, allí (me destinaron en un primer momento como profesor), de nuevo pensé volver a mi parroquia. No volveré a Córdoba, me voy a otra tierra, pero ya no podré encontrarle cuando regrese, aunque sea de visita. Sin embargo, aquí, en el corazón, queda esa luz que nos hace vivir lo que vivimos, sentir lo que sentimos, y amar lo que amamos,...
Gracias, Valerio. Siento no haberlo sabido antes...
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