El Pita

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El Pita

Era un personaje enjuto, de mediana estatura y bizco del ojo derecho; montaba una gorra que le tapaba casi toda la frente, igualmente portaba un pañuelo al cuello con la punta hacia la espalda.

Vendía de la forma ambulante cerillas, papel de fumar, yesca para encendedores de mecha; todo este material lo portaba en una bandeja sujeta con una correa al cuello. Su lugar operativo estaba situado en la esquina de la calle Gondomar esquina a la plaza de las Tendillas en la acera frente la Confitería La Perla, junto a la antigua farmacia de Marín. En verano por parte de los comerciantes de la mencionada calle se le encargaba el correr y descorrer los toldos que tan apacible frescor daban al ambiente durante la horas más calurosas del estío. También se dedicaba a trapichear en la compra-venta de fincas, alquiler de pisos, etc.

Se comenta la siguiente anécdota ocurrida a “Pita” como aficionado a corredor:

En cierta ocasión hizo una sustanciosa operación, mediante el cual, ganó unas buenas pesetillas. Terminado el negocio frente al notario, -el comprador de la finca que también era bizco- se fueron a “cerrar” el negocio en el restaurante de Miguel Gómez que estaba situado en la Calle Marqués del Boil . Después de unas copillas de fino oloroso, el cliente con los efluvios de éste y por el “trato” bien realizado le dijo al Pita: -¡Qué buena vista tiene usted! A los que respondió :- “Tengo la impresión de poseer la misma que usted, pues los dos somos “bizcondes”.

Otro de los muchos personajes de los años cuarenta–cincuenta que ambulaban por las calles céntricas de Córdoba, sin ellos, no hubiera tomado vida el provincianismo imperante de aquella época.

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