Empedrador

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Calle Empedrada
Empedrador

Los empedradores de las calles es oficio extinguido en Córdoba. Hasta la década de los sesenta, la mayoría de las calles no principales de los barrios su suelo estaba hecho con guijarros de río redondeados. Las aceras eran de lozas grandes de piedra lineadas unas tras otra; su calidad era en su mayoría de granito y menor cuantía de mármol de desecho pulimentado. Las lozas que formaban las aceras están pegadas a las casas y el espacio entre ambas aceras se rellenaba con los guijarros, dejando en el centro de la calle como un canalillo - hecho también de piedras- para que circulara el agua de lluvia. Este tipo de pavimentación quizas tuviera su origen en la época de los árabes.


El trabajo de empedrar se realizaba por cuadrillas de peones que remodelaban las calles cuando estaban deterioradas por el paso de los carruajes.
Guijarros empedrados
Consistía su trabajo en levantar todos guijarros, calzar las lozas si estaban desniveladas o hundidas y volver a colocar las piedras de una forma que se apretaran unas contra otras, fijadas o clavadas en una capa de arena mezclada con un poco de cal o cemento en bajas proporciones. Para ajustar las piedras unas con otras y hundirlas en su mitad en la mezcla arenosa se utilizaba una herramienta llamada pilón; una vez colocadas, alineadas de una forma uniforme en la superficie se regaba de una forma espurreada con el agua precisa como para que todo quedará bien compacto.


El pilón era muy pesado, hecho con madera muy dura, su masa era de forma tronco cónica, zunchado con unos flejes de acero, tenía una palo vertical de un metro y medio de largo de forma cilíndrica que se incrustaba en la madera de la maza. Se subía de una forma vertical y se deja bajar con la fuerza de la gravedad para que con el golpe ajustara el empedrado en la arena, dejándolo uniforme y alisado.
Lozas de acera


En los años cincuenta del siglo XX había en una cuadrilla de "empedraores" un individuo apodado "Machuca", quizás se llamara así por el hecho de aplastar con el pilón de tan forma las piedras que daba la sensación de estar machacando. Su cintura estaba fajada con una ancha banda pareciendose a un "Mañico" o mejor dicho un "Sansón". En razón a este personaje se cuenta la siquiente anécdota.


El dicho macero o "empedraor" tenía una lengua muy prolífera en decir improperios por el esfuerzo que realizaba en su oficio. Cuando una vecina le reprochaba su mal hablar decía:

-"Señora que Dios me perdone por lo dicho, pues lo que estoy haciendo es poner la calle lisita para que las criaturas de Dios no se rompan una "pata" o el "espinazo", así contribuyo a que no padezcan sufrimientos en este mundo".

La vecina se iba a su casa satisfecha por la respuesta diciendo entre dientes: -"Este borrico da una coz pero no duele"-.


Aún quedan algunas calles en Córdoba empedradas al estilo antiguo, pues el moderno es de una forma muchos más artificiosa y refinada, cosa que quita encanto y sólo apunta a un bulda imitación.

La Plaza más representativa de un empedrado era la del Cristo de los Faroles, hoy remodela con baste apariencia de lo que fue antaño.

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