Iglesia Parroquial Santiago el Mayor (Belalcázar)

De Cordobapedia
Saltar a: navegación, buscar


¡Atención! El contenido de este artículo ha sido copiado de otra web.

Si eres el autor de este texto y deseas publicarlo en Cordobapedia bajo los términos de la licencia Reconocimiento-CompartirIgual, escribe un mensaje aquí para indicarlo. Para más detalles véase Páginas sospechosas de violar copyright.

El texto de este artículo aparece en http://www.belalcazar.org/Patrimonio/Historia%20de%20Belalcazar-1.htm
Firma y fecha: --Tiersen 13:57 26 mar 2009 (CET)

IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO EL MAYOR

1. Descripción.

De la primera parroquia de Gahete antecedente de la actual, se sabe que fue erigida en honor de Santiago el 31 de marzo de 1272 y que se le asignaron los correspondientes límites a su feligresía; que su emplazamiento estuvo donde el templo actual y que debió ser bastante pequeña. Por el Libro de Visitas Generales del Obispado sabemos que en 1589 estaban hechos los tres arcos perpiaños más próximos a la cabecera, “sobre el techo de la iglesia vieja”, y que aún faltaban otros tres.

Ramírez de Arellano dice, sin señalar la procedencia del dato, que la iglesia fue construida en 1559. Es posible que de esta fecha poco más o menos sean las trazas. Aunque, como es frecuente en estos casos, no obedezca en su totalidad a un solo monumento, si parece en conjunto ajustada a un plan primitivo.

Es toda de piedra del país, de una sola nave muy amplia (33,55 x 15,75 ms.), con pilares adosados a los muros, sobre los que se apeaban los arcos perpiaños que sostenían la bóveda, hoy desaparecida, y seis metros a la primitiva altura. Archivo:Iglesia santiago belalcazar.jpg

Los pilares son de sección románica, pero con bellos basamentos clásicos. En general, esta nave con su ábside semicircular debía presentar gran parecido estructural con la iglesia de los Mártires de Marruecos de que se habla en otro lugar.

Lateralmente, tiene dos series de capillas de casi 4 metros de fondo alojadas entre los grandes estribos que mediante robustos arbotantes, sostenían la primitiva bóveda. Los arcos formeros han sido en su mayoría modificados para labrar las portadas de dichas capillas, pero, no obstante, quedan tres primitivos con las aristas chaflanadas con evidente recuerdo de los de las iglesias cordobesas de la reconquista. Como carácter general, consecuencia del material local empleado y probablemente por tradición, el dovelaje de este tipo de arcos es de muy poca altura dando la apariencia de grandes losas adoveladas.

La cabecera era de planta semicircular, en forma de exedra, con arco toral. Hoy no solo ha desaparecido, sino que la iglesia ha perdido casi todo su espacio.

En el lado del Evangelio hay tres capillas con grandes y artísticas portadas que obedecen a un mismo momento. Arcos de medio punto sobre pilastras coronadas por entablamentos y rematados en escudos. La más próxima a la cabecera es la mejor. El arco está sostenido por medias columnas de orden jónico que sostienen un entablamento sui generis con raros triglifos.

Esta capilla lleva el escudo de los Sotomayor. Las otras dos ostentan sobre el arco unos raros entablamentos con pequeños triglifos colgantes. La una fue de los Morillo Velarde cuyas armas campean en su escudo y la otra de Juan Murillo de Medina, comisario del Santo Oficio, según reza en un rótulo del friso.

Son curiosos ejemplares de mediados del siglo XVII, que dentro de cierta corrupción de los cánones conservan arrogancia y belleza de proporciones. A los pies de la iglesia, a los lados de la puerta, hay dos portaditas de estilo plateresco, mal trabadas con el resto de la fábrica, que seguramente proceden de otro lugar. Igual ocurre con dos repisas de piedra que hay en la fachada y con la pila de agua bendita, que son de ese estilo gótico serrano, muy diferentes entre sí y que bien pueden ser vestigios de la iglesia anterior.

La fachada principal es de recia y adusta fisomonía, rota tan solo por los desahogos arquitectónicos de la portada y el cuerpo de la torre, que rompen su monotonía. Como en esta época era frecuente dejar las portadas para labrarlas después, en este caso quedó sin hacer en gran parte.

La estructura arquitectónica de este frontis consiste en un enorme paramento abierto en su parte inferior por un gran arco cuya altura es doble que su luz y que cobija una portada de orden jónico. El zócalo moldurado que corre por toda la línea de fachada, los apilastrados que flanquean en gran hueco y las molduras y cajeados de su interior demuestran que quedó sin terminar la parte alta, cuyo plan ignoramos. Dos series verticales de ventanitas en forma de aspilleras contribuyen a darle cierto aspecto de arquitectura militar al edificio.

En los laterales del templo, sobre la altura de las capillas, destacan los fuertes botareles coronados por pináculos renacentistas, unidos a la fábrica por arbotantes y trabados a los muros de cerramiento de las capillas lo que demuestra que desde el principio se proyectaron englobados en la construcción. La portada que se aloja en el arco es adintelada aunque dudamos que lo fuera así en su origen. Flanquean el vano par de columnas de fuste liso, con ligero éntasis coronadas por capiteles jónicos muy evolucionados. Sobre el entablamento clásico, un coronamiento formado por frontón curvo partido y centrado por hornacina avenerada con bellas repisas y frontón triangular también roto.

Es obra pareja a las portadas de las capillas antes mencionadas. Tanto la portada como todo el hastial y la torre son obra del XVII, sobre todo de hacia el año 1632, según se desprende del Libro de Visitas Generales del Obispado.

La torre quedó sin terminar. De ella solo se levantó el primer cuerpo como remate de la fachada principal. Es prismático de sección rectangular. Los frentes menores tienen huecos de medio punto; los mayores, una organización paladina de gran belleza, aunque de vanos excesivamente estirados. Es un caso más de torre-fachada, como llama a éste tipo Angulo Iñiguez frecuente en la Sierra de Sevilla y también en la de Córdoba, coincidiendo con las iglesias de arcadas transversales, como en este caso, y que se dan hasta bien entrado el XVI. Es lástima que ésta de Belalcázar haya quedado sin concluir ya que de habersele decorado la fachada y haberse terminado la torre hubiera sido el ejemplar mas conseguido dentro del tipo.

Junto a los resabios románicos que hemos señalado tales como la sección de los pilares y los arcos o la forma semicircular del ábside, hay otros aspectos que obligan a comparar esta iglesia con la del Hospital de la Sangre de Sevilla, comenzada por Gainza en 1546 y continuada por Hernán Ruiz en 1558. Estos aspectos son el elevado y profundo arco de fachada y estos contrafuertes incluidos en la construcción así como las proporciones, el ámbito monumental y la belleza de líneas y proporciones en muchos elementos. Hay muchas cosas que caen dentro del estilo del segundo de los Hernán Ruiz, maestro mayor del Obispado desde 1547. Es muy posible que diese trazas que luego se modificasen en algunas partes.

El terremoto de 1755 quebrantó las bóvedas y según Ramírez de Arellano obligó a levantar los botareles que se ven por fuera. Casas-Deza solo dice que se construyeron tres botareles a cada lado. Estos botareles evidentemente no son de esa época y tienen un claro precedente en los del crucero de la Catedral de Córdoba. Por esas fechas el albañil y alarife Juan Morales Hidalgo hizo obras en la iglesia de Belalcázar.

2. Orfebrería.

Cáliz de plata con decoración incisa y cincelada y adornos de pedrería y esmaltes. Nudo en forma de bellota, copa sin arandela, con costillas esmaltadas y cabujones. Estilo renacimiento.

Inscripción: “Este cáliz dio el S. Licenciado Antonio Morillo, Racionero de la Santa Iglesia de Córdoba. 1628”. No tiene punzones. Dimensiones: alto 28,5 cms.; pie, 16 cms; boca 8,7 cms.

Par de relicarios, de chapa de plata repujada y sobrepuesta a armazones de madera. Pie con volutas, para de ángeles que parecen sostener la parte del viril. Este es ovalado y va entre querubines, volutas y dosel. Estos relicarios son copia exacta de unos de procedencia italiana existentes en el tesoro de la catedral de Córdoba.

Inscripción: En uno de ellos, “Este relicario se hizo año de 1782, de otro antiguo que dio a esta iglesia de Belalcázar el Dr. D. Francisco Antonio de Bañuelos i Morillo, Maestrescuela i canónigo de Córdova. Año de 1650.”

Punzones: león de Córdoba, Castro con flor de lis y CAS / TRO, es decir, los Damián de Castro. Dimensiones: alto, 46 cms.

Ostensorio de plata dorada, formas torneadas, con botones de esmalte, volutas y costillas. Estilo manierista.

Inscripción: “Esta custodio dio Lvys Vazquez de Dveñas y Hermanos, vezinos de toledo a la yglesia de la Conquista, año de 1622”.

Probablemente, debido a los trastornos ocasionados por la guerra civil, ha venido esta pieza a parar a esta parroquia. No tiene punzones. Parece obra cordobesa. Dimensiones: alto, 60,5 cms.; sol, 30 cms.; pie, 19,5 cms.

Principales editores del artículo

Valora este artículo

3.0/5 (9 votos)