José Varela Iglesias
José Enrique Varela Iglesias (San Fernando, 17 de abril de 1891 - 1951) fue un militar y político español.
Biografía
José Varela nació en San Fernando el 17 de abril de 1891. Su padre, Juan Varela Pérez, era sargento jefe de la banda del 1º Regimiento de Infantería de Marina. A los 18 años ingresa como corneta en el mismo regimiento de su padre y en 1912, ya con el grado de sargento, logra el ingreso en la Academia de Infantería, obteniendo en 1915 el despacho de alférez de manos del rey Alfonso XIII.
A su salida de la Academia es destinado a las fuerzas regulares de Melilla con el empleo de teniente; allí obtiene por dos veces la más alta condecoración militar española, la Cruz Laureada de San Fernando. La primera en los combates de Muires y Ruman, el 20 de septiembre de 1920. La segunda en combate en Adama 12 de mayo de 1921. Si la concesión de la laureada es excepcional, puesto que se reserva al valor muy distinguido, la concesión de dos de ellas es una rareza hasta el punto de que sólo hay constancia de otros cinco militares "bilaureados": el mariscal de campo, José Rentero Soriano, los generales Sanjurjo y Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, el capitán Miguel Rodríguez Bescansa y el capitán Pablo Arredondo Acuña, si bien estos dos últimos recibieron la segunda laureada a título póstumo. En 1922 es nombrado Gentilhombre de cámara con ejercicio del rey Alfonso XIII. Asciende a capitán por méritos de guerra y participa en diversas campañas bélicas, entre las que destaca el desembarco de Alhucemas (1925). En febrero de 1926 es ascendido a teniente coronel por méritos de guerra, es destinado a Ceuta y recibe la Medalla Militar Individual. En 1929, tras el final de la guerra, es ascendido a coronel.
Segunda República
En agosto de 1932 tomó parte en la «Sanjurjada», el golpe de Estado dirigido por el general José Sanjurjo. Varela era el jefe designado para la sublevación en Cádiz. La rebelión en la capital gaditana, sin embargo, fue un fracaso y Varela sería detenido. Encarcelado por las autoridades republicanas, compartió presidio con los carlistas Manuel Delgado y Luis Redondo —también implicados en la «Sanjurjada»—. Trasladado posteriormente a la prisión de Guadalajara junto a Luis Redondo, también mantuvo contacto con carlistas como Manuel Fal Conde.
Tras su salida de prisión, colaboró con las milicias requetés, llegando a realizar varios viajes clandestinos a Navarra bajo el alias de «don Pepe». En paralelo, el 31 de octubre de 1935, siendo José María Gil-Robles ministro de la Guerra y el general Franco jefe del Estado Mayor Central, fue ascendido al rango de general de brigada.
En enero de 1936 asistió a una reunión en la vivienda del general Emilio Barrera en la que se acordaría dar un golpe de estado en fechas cercanas a las Elecciones generales de febrero. Unas semanas después, el 8 de marzo, asistió a otra reunión junto a varios generales en la que se decidió poner en marcha un golpe de estado contra el gobierno del Frente Popular; durante la misma, Varela se mostró especialmente «vehemente» y partidario de «un golpe de audacia y de valor». Estaba previsto que dicho golpe tuviera lugar el 20 de abril, quedando Varela encargado de tomar el Ministerio de la Guerra en Madrid. A última hora, sin embargo, la acción quedó abortada. El gobierno republicano estaba al corriente de estos planes, por lo que Varela fue desterrado a Cádiz.
Guerra Civil
Durante las primeras horas del alzamiento, el gobierno dio órdenes para que el general Varela quedase custodiado en el castillo de Santa Catalina de Cádiz. Pero, una vez puesta en marcha la sublevación en Cádiz, Varela fue puesto en libertad. El 18 de julio de 1936, Varela junto a José López Pinto y con la ayuda de refuerzos procedentes de Marruecos ocupan la capital gaditana, después de una huelga general que parecía haber ganado la ciudad para los obreros. La represión en la provincia de Cádiz por parte del bando sublevado, mandado en la zona por el general Varela, se cobró miles de víctimas, llegando a afirmar en agosto de 1936 el propio Varela que «en Cádiz no dejaremos un republicano ni nadie que huela a izquierda con vida». Tras reunir suficientes efectivos de África, a comienzos de agosto Varela lanzó una ofensiva con la intención de establecer comunicación entre Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada. Al frente de un tabor de marroquíes, compuesto por unos 400 efectivos, Varela logró cruzar Andalucía y se dirigió hasta Granada. A Córdoba llega el 4 de agosto de 1936, y Antequera cayó el 12 de agosto, seguida por las poblaciones de Loja y Archidona. Finalmente, la amenaza que se cernía sobre la capital granadina terminó cuando a mediados de mes las fuerzas de Varela lograron unir la ciudad con el resto de la zona sublevada. Aquello supuso el aislamiento geográfico de la provincia de Málaga. No obstante, sus fuerzas no se dirigieron hacia la capital malagueña y, en cambio, marcharon a Córdoba para reforzar a la guarnición local. Esto supuso que Varela asumiera el control de las columnas sublevadas que operaban en la provincia cordobesa.
Primeros fusilamientos
A partir del 4 de agosto de 1936, Varela ordena los primeros fusilamientos en Córdoba. Con su llegada a Córdoba las fuerzas sublevadas lograron detener la ofensiva republicana que pretendía conquistar la capital, infligiendoles una severa derrota.
Las operaciones de la columna «Varela» se extendieron durante los meses de agosto y septiembre, participando sus tropas también en labores represión en la retaguardia. A comienzos de septiembre sus fuerzas regresaron al sur, al sector malagueño; la histórica localidad de Ronda cayó el 16 de septiembre, provocando una huida masiva de civiles hacia Málaga.
El 24 de septiembre de 1936, sustituye a Yagüe al mando de las tropas que, tras haber avanzado por Extremadura y el valle del Tajo, se disponen a liberar el Alcázar de Toledo (en el que resistía después de setenta días de asedio, cercado por milicianos de la República, el coronel José Moscardó).
Antes de acabar 1936 intervino en las batallas que se desarrollaron en Madrid y en sus alrededores (Ciudad Universitaria). El fracaso en la toma de Madrid significó el alargamiento de la guerra, por lo que Varela fue nombrado para desempeñar otros mandos. El 10 de marzo de 1937 fue nombrado comandante de la división «Ávila». Varela llegó a tomar parte en numerosas batallas posteriores (Jarama, Brunete), así como en las de Teruel, Aragón y Levante. Finaliza la guerra civil como general de división y es nombrado ministro del Ejército en el primer gobierno de la dictadura del general Franco.
Referencias
Principales editores del artículo
- Eluque (Discusión |contribuciones) [5]