Juan Campos Reina
Juan Campos Reina nació en Puente Genil en 1946 y falleció el 27 de octubre de 2009 en Málaga a los 63 años de edad tras sufrir una larga enfermedad.
Escritor considerado como uno de los mejores narradores andaluces y el más destacado de los cordobeses, se dio a conocer en el mundo literario en 1988, con la novela titulada Santepar, a la que le siguieron Un desierto de seda , 1990; Tango rojo , 1992; El bastón del diablo , 1996 y La Góndola Negra en 2003. Estas tres últimas conformaron la obra mayor Trilogía del Renacimiento. Dos títulos posteriores, Fuga de Orfeo yEl regreso de Orfeo constituyen asimismo el conjuntoLa cabeza de Orfeo en 2006.
También dejó escritas narraciones cortas, artículos periodísticos, ensayo y algunas poesías en obras colectivas. En la cordobesa editorial Ánfora Nova, en 1997, publicó su relato breve La rosa de Apolo, con introducción de Antonio Moreno Ayora.
En 1997 recibió el Premio Andalucía de la Crítica de 1996 en la modalidad de Narrativa, en atención a los méritos literarios y humanos de El bastón del diablo.
La entrada de Campos Reina en la nómina de narradores andaluces y españoles con su novela Santepar fue muy bien acogida. Su ópera prima estaba muy lejos de los titubeos típicos de una primera publicación. Aunque su aparición en el mundo editorial se produce tarde, al novelista cordobés se le puede agrupar en la Generación histórica del 46, a la que pertenecen narradores como Eduardo Mendoza, Álvaro Pombo, Juan José Millás, Rafael Sender, entre otros.
- Santepar es una novela deslumbrante, reveladora de la calidad de este escritor. El protagonista de este relato no es ni siquiera el relato en sí, sino el lenguaje que encierra, tan rico como imaginativo y enmarcado en una tradición barroca llena de frescura, todo ello desde un plano expresivo brillante que emerge hacia una profundización reflexiva plena de sugerencias alucinantes.
- Un desierto de seda es una de esas novelas en la que no hay uniformismo, ni modas al uso. Se trata de un texto que nace con un natural estigma de clásico gracias a esa vocación de estilo impuesta por Campos Reina. Fue la primera entrega de una serie que el autor denominó Cuarteto de la decadencia. El lenguaje, como en su novela anterior, es rico, emblemático, riguroso, barroco y está impregnado de colores viscontianos, andaluces, decadentes. Abundan en ella los aromas, los colores, la música, el perfume, el baile, los paisajes naturales y ese ambiente decadente de salón, también presente en Santepar.
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