Juan Manuel Navarro Cordón
Juan Manuel Navarro Cordón | |
Nacimiento: | 9 de abril de 1942 Hinojosa del Duque |
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Contexto histórico | |
Décadas: 1970 - 1980 - 1990 - 2000 - 2010 |
Nace en Hinojosa del Duque el 9 de abril de 1942.
Se licencia en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid en 1965 con premio extraordinario y premio nacional Fin de Carrera. En esa misma Universidad se doctora, también con premio extraordinario, en 1970. En 1975 gana por oposición la cátedra de Metafísica de la Universidad de Valencia, pasando con posterioridad a una cátedra de la misma denominación en la Universidad Autónoma de Madrid. En 1987 obtiene la cátedra de Metafísica de la Universidad Complutense.
Entre sus diferentes cargos figura el de presidente de la Sociedad Española de Filosofía y el de director de amplios proyectos de investigación filosófica. Su presencia en seminarios, congresos nacionales e internacionales por medio de ponencias le acredita como pensador de amplio espectro, concienzudo, flexible, respetuoso y profundo.
Además de sus trabajos sobre Descartes, el idealismo alemán y otros filósofos, es de sobra conocida en los ambientes docentes su Historia de la Filosofía (en colaboración con el profesor Tomás Calvo Martínez), probablemente el mejor manual de la disciplina en lengua española de la segunda mitad del siglo XX, al igual que el de Julián Marías lo fue en la primera mitad.
El mundo intelectual al que se ha dedicado es el de los problemas fundamentales de la filosofía, es decir a la teoría del conocimiento y a la metafísica y, en la llamada filosofía práctica, a temas éticos con especial atención al problema de la libertad. La ontología del arte también debe ser mencionada entre sus preocupaciones.
Estos grandes problemas de la filosofía han sido investigados por él en pensadores como Aristóteles y Tomás de Aquino, Descartes, Kant, y Hegel, terminando en Nietzsche, Heidegger y Ricoeur. En esta andadura por la Historia de la Filosofía destacan entre todos los demás sus lúcidos análisis del pensamiento kantiano.
Esta ocupación en la dura filosofía de las cumbres, en contra de la superficialidad preciosista de otros filósofos actuales, no le ha instalado en unas alturas ajenas a lo cotidiano sino que también ha transitado por los campos de la ética y la estética.
La meditación radical sobre el hombre, la que aborda desde la profundidad el sentido de la humanidad y del humanismo es siempre, como ya dijo Kant, un camino muy difícil para la reflexión, la cual ha de ir avanzando penosamente entre perplejidades, paradojas y oscuridad.
El gran mérito de su filosofía es el abordar sin descanso este magno problema, haciendo frente a las demoledoras críticas contra la posibilidad misma de este pensamiento humanista, críticas que proceden entre otros de Heidegger y de Foucault. Se ha mencionado antes que era la metafísica y la crítica del conocimiento sus dos campos preferentes de investigación. Pero pueden ser abordados desde diferentes puntos de vista. Es importante que él no haya adoptado el punto de vista apologético. Su gran resultado ha sido mostrar que las críticas a este intento, en contra de lo que no pocos opinan, y con todas las matizaciones pertinentes, no han "herido de muerte al hombre en su dimensión ontológica y ética". En su filosofía del hombre y del ser late un pensamiento esperanzado, pero como una esperanza que tiene en cuenta las complejas y múltiples críticas contemporáneas a toda esperanza en lo humano. Se trata, y aquí está el punto, de una esperanza crítica, críticamente fundada. En su filosofía alienta la veta del clasicismo andaluz, tantas veces oscurecida.
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