Rafael Guzmán Zamora
De Cordobapedia
Rafael Guzmán Zamora (Córdoba, 1900) fue tabernero.
Hijo de Manuel Guzmán Molina, talador de pinos, que vivió en el barrio de Santa Marina. Casado con Ana Montilla Pérez, fueron padres Rafael Guzmán Montilla.
Guzmán Molina fue primo hermano del famoso torero Rafael Molina "Lagartijo", El Grande.
El perito mercantil
El chaval pronto despuntó en el comercio, actividad encaminada en un primer momento a negocios de zapatería, que le permitieron en los años 20 casarse en su torerísima parroquia con la cordobesa Ana Montilla. Los recién casados continuaron residiendo en la capital, y aquí les sorprendió el fatídico 36. Un año después y en diciembre, la prensa se hacía eco de la recaudación de 183.628,30 pesetas para la construcción, en terrenos cedidos por el Ayuntamiento, del Sanatorio-Enfermería Antituberculoso; la enfermedad afectaba a 3.000 cordobeses y causaba la muerte anual de unos 300. En las mismas fechas, un bando instruía sobre cómo protegerse de los ataques aéreos, sin dejar de anunciar el Restaurant Bruzo de Gondomar 2, el más selecto, y la pescadería gaditana La Cigala, con pescados y mariscos del día.
Ese paradójico y gris escenario fue el que recibió, un viernes 17 de diciembre de 1937 y en la calle Rey Heredia, a Rafael Guzmán Montilla. El tan ansiado y único hijo de Rafael y Ana fue bautizado en el Sagrario de la Catedral. Poco tiempo después la familia se trasladó a la calle Alta de Santa Ana y el muchacho, tras iniciarse en el saber con una maestra "miga", siguió aprendiendo con los Maristas del Colegio Cervantes de la Plaza de la Compañía. De allí pasó al Instituto Provincial para realizar su Bachillerato Superior. Concluido éste, y quizá influenciado por las dotes comerciales del padre marchó a Cádiz, y en la Escuela de Comercio obtuvo la titulación de Perito Mercantil. Aquellos tiempos quedaron impresos para siempre en su memoria y su sentir. Fueron años de duros estudios, pero también los del nacimiento al flamenco y a la amistad con El Beni o de Chano Lobato.
Para entonces, Ana Montilla ya había comprado a los hermanos González, en 1947, la taberna Casa González de la calle José Zorrilla, en donde tuvieron su sede, entre otras, la Peña Los Aviones o la de José María Martorell. En 1953 sería Rafael Guzmán Zamora quien adquiriera la bodega de la calle Judíos, provista en aquella época de muy pocas botas y dedicada exclusivamente a la venta de vino a otros establecimientos. Allí, y al calor de la hospitalidad de Guzmán Zamora, se reunían en el patio, en torno al perol y a la copita de vino ya criado por él, cantaores (José Moreno Onofre), pintores (Antonio Povedano), músicos (Ramón Medina) o escritores (Ricardo Molina o Manuel Medina). Su hijo Rafael Guzmán Montilla tenía 26 años cuando desembarcó definitivamente y en solitario en la actividad comercial. Fue tras la muerte de su madre, en 1962, y un año más tarde la de su padre. El joven perito mercantil se hizo cargo en un primer momento de la taberna Casa González, a la que cambió el nombre por el de Bodega Guzmán, en cuya planta de arriba vivió. Poco tiempo después, en 1966, abrió al público como despacho de vinos la de la calle Judíos. Algunos años antes había conocido a Teresa Guerrero Ortiz, una villafranqueña afincada en Córdoba que preparaba su futuro en un taller de corte y confección. Se habían casado en La Trinidad un mes de enero de 1964.
Rafael Guzmán estuvo al frente de las dos tabernas hasta el año 1984, fecha en la que decidió la venta de la de José Zorrilla. La familia estaba ya instalada en la casa de la calle Judíos que diseñara Rafael de la Hoz, anexa a la bodega, y la taberna se había convertido en un referente para los jóvenes de los años 70 y los parroquianos de todo tiempo. Amparados por la cordialidad y la sobria elegancia de Rafael, durante más de medio siglo ha seguido concitando a poetas y escritores, pintores y músicos, juristas y artesanos y "gentes de toda mar y toda tierra" que aprobaría Ángel González. También allí, en 1989, se creó la primera peña de España dedicada a Juan Serrano Pineda y nació la Tertulia Taurina Finito de Córdoba. "Se habla como anécdota que acudió a la misma un íntimo amigo de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", Baldomero Sánchez de Puerta, que desde la muerte de El Monstruo no había acudido a ninguna celebración pública taurina, pero la expectativa creada por el novillero hacía creer que pudiera llegar a acercarse al torero de Santa Marina", recuerda su hijo Rafael.
Ahora, al frente de la vieja taberna del barrio continúan sus dos hijos, Ana María y Rafael Ángel Guzmán Guerrero, que le hubieran dado cinco alegrías de abuelo. Pero Rafael sólo llegó a conocer a Anita. Y es que la discreta sonrisa, el saber estar, la generosidad y bonhomía de Rafael Guzmán Montilla dejaron de resplandecer en Córdoba un 12 de junio de 1999. Pero su legado quedó intacto bajo la mirada atenta de Tagarrito, aquel toro estoqueado por Martorell que preside la Bodega de Guzmán, en donde prevalece el mimo a los vinos de la Sierra de Montilla, la crianza en el centenar de botas de roble americano, el olor, el sabor y esa sensación de estar en casa, que él creó, y sigue respirando la taberna decana de la Puerta de Almodóvar.
Ese paradójico y gris escenario fue el que recibió, un viernes 17 de diciembre de 1937 y en la calle Rey Heredia, a Rafael Guzmán Montilla. El tan ansiado y único hijo de Rafael y Ana fue bautizado en el Sagrario de la Catedral. Poco tiempo después la familia se trasladó a la calle Alta de Santa Ana y el muchacho, tras iniciarse en el saber con una maestra "miga", siguió aprendiendo con los Maristas del Colegio Cervantes de la Plaza de la Compañía. De allí pasó al Instituto Provincial para realizar su Bachillerato Superior. Concluido éste, y quizá influenciado por las dotes comerciales del padre marchó a Cádiz, y en la Escuela de Comercio obtuvo la titulación de Perito Mercantil. Aquellos tiempos quedaron impresos para siempre en su memoria y su sentir. Fueron años de duros estudios, pero también los del nacimiento al flamenco y a la amistad con El Beni o de Chano Lobato.
Para entonces, Ana Montilla ya había comprado a los hermanos González, en 1947, la taberna Casa González de la calle José Zorrilla, en donde tuvieron su sede, entre otras, la Peña Los Aviones o la de José María Martorell. En 1953 sería Rafael Guzmán Zamora quien adquiriera la bodega de la calle Judíos, provista en aquella época de muy pocas botas y dedicada exclusivamente a la venta de vino a otros establecimientos. Allí, y al calor de la hospitalidad de Guzmán Zamora, se reunían en el patio, en torno al perol y a la copita de vino ya criado por él, cantaores (José Moreno Onofre), pintores (Antonio Povedano), músicos (Ramón Medina) o escritores (Ricardo Molina o Manuel Medina). Su hijo Rafael Guzmán Montilla tenía 26 años cuando desembarcó definitivamente y en solitario en la actividad comercial. Fue tras la muerte de su madre, en 1962, y un año más tarde la de su padre. El joven perito mercantil se hizo cargo en un primer momento de la taberna Casa González, a la que cambió el nombre por el de Bodega Guzmán, en cuya planta de arriba vivió. Poco tiempo después, en 1966, abrió al público como despacho de vinos la de la calle Judíos. Algunos años antes había conocido a Teresa Guerrero Ortiz, una villafranqueña afincada en Córdoba que preparaba su futuro en un taller de corte y confección. Se habían casado en La Trinidad un mes de enero de 1964.
Rafael Guzmán estuvo al frente de las dos tabernas hasta el año 1984, fecha en la que decidió la venta de la de José Zorrilla. La familia estaba ya instalada en la casa de la calle Judíos que diseñara Rafael de la Hoz, anexa a la bodega, y la taberna se había convertido en un referente para los jóvenes de los años 70 y los parroquianos de todo tiempo. Amparados por la cordialidad y la sobria elegancia de Rafael, durante más de medio siglo ha seguido concitando a poetas y escritores, pintores y músicos, juristas y artesanos y "gentes de toda mar y toda tierra" que aprobaría Ángel González. También allí, en 1989, se creó la primera peña de España dedicada a Juan Serrano Pineda y nació la Tertulia Taurina Finito de Córdoba. "Se habla como anécdota que acudió a la misma un íntimo amigo de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", Baldomero Sánchez de Puerta, que desde la muerte de El Monstruo no había acudido a ninguna celebración pública taurina, pero la expectativa creada por el novillero hacía creer que pudiera llegar a acercarse al torero de Santa Marina", recuerda su hijo Rafael.
Ahora, al frente de la vieja taberna del barrio continúan sus dos hijos, Ana María y Rafael Ángel Guzmán Guerrero, que le hubieran dado cinco alegrías de abuelo. Pero Rafael sólo llegó a conocer a Anita. Y es que la discreta sonrisa, el saber estar, la generosidad y bonhomía de Rafael Guzmán Montilla dejaron de resplandecer en Córdoba un 12 de junio de 1999. Pero su legado quedó intacto bajo la mirada atenta de Tagarrito, aquel toro estoqueado por Martorell que preside la Bodega de Guzmán, en donde prevalece el mimo a los vinos de la Sierra de Montilla, la crianza en el centenar de botas de roble americano, el olor, el sabor y esa sensación de estar en casa, que él creó, y sigue respirando la taberna decana de la Puerta de Almodóvar.
Referencias
- ↑ El perito mercantil que puso apellido a un vino en las tabernas cordobesas, por Matilde Cabello, en el diario El Día de Córdoba, 2 de diciembre de 2012.
Principales editores del artículo
- Eluque (Discusión |contribuciones) [7]