Rafael de la Mata "Cerrajilla"
Fue un “limpia” de los años cuarenta y cincuenta que prestaba sus servicio de en la antigua calle "La Plata" o calle Victoriano Rivera.
Se le conocía por su popularidad en las antiguas “murgas” carnavalescas de los años treinta. Formó parte de la murga “El Paquete" compuesta por nueve individuos. El cometido del Cerrajillas era tocar el bombo, los demás tocaban la caña, un instrumento que se le tapaba la embocadura un papel de fumar marca la “La Bicicleta” y se soplaba por un agujero, dando una sonoridad “descacharrante”. Ese ruido era la esencia musical de la murga.
Cantaban coplillas picarescas o alusivas a los problemas de aquella época, era costumbre meterse con los personajes públicos. Este desborde picaresco servía de desahogo psicológico a las clases populares que en pandilla seguían a los murguistas por doquier.
A modo de ejemplo cantaban esta letrilla picaresca y humorística:
- Hay Jacinto, qué demonio tienes en tu cuerpo,
- pues cuando te mueves en la cama,
- ¡hay, hay!, que gustito siento.
Cerrajillas contaba: -Uno de los mejores murguistas fue Antonio Torres Figueroa "Toreri", tenía una gracia desbordante, era el colmo de la chista y el salero. Hacia de “to”, cantaba, bailaba, tocaba la guitarra y componía letrillas.
Los carnavales de Córdoba tuvieron su impronta propia, se le llamaban a los conjuntos murgas y su estilo era único. En las fechas en que se escribe esta reseña, casi no queda nada de aquello, pues se tiende a la imitación de las comparsas y chirigotas de Cádiz.
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