Reyes Católicos

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Reyes Católicos es la denominación que reciben los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, soberanos de la Corona de Castilla (1451-1504) y de la Corona de Aragón (1452-1516), cuya unión dinástica marcó el inicio de la formación territorial de España. Asimismo, Isabel y Fernando fueron los primeros monarcas de Castilla y Aragón en ser llamados «reyes de España».

Guerra de Granada

La toma de Alhama en febrero de 1482 dio comienzo a la Guerra de Granada, que ocuparía una década. La Corona se implicó completamente, al igual que las ciudades y los grandes nobles de la región. El liderazgo de Fernando e Isabel en la lucha contra los musulmanes sería incontestable. En marzo de 1482 los reyes ya están en Córdoba, ciudad que se convierte en base de operaciones durante la guerra. Aunque el cronista Fernando del Pulgar subraya la labor de la reina en la organización, financiación e intendencia de las sucesivas campañas, lo cierto es que era la figura masculina la que actuaba y tomaba las decisiones sobre el campo de batalla. Las crónicas del reinado nos ofrecen una información muy detallada sobre el desarrollo de la guerra y sobre el protagonismo del rey. La iniciativa particular de nobles como el marqués de Cádiz no hace sino reforzar la gran empresa militar encarnada por Fernando el Católico. El cronista Andrés Bernáldez resalta la “hermosa entrada que el rey fizo en tierra de moros” en abril de 1485. El cura de Los Palacios cuenta cómo “sacó el ínclito e famoso rey don Fernando su hueste muy grande e muy maravillosa e muy fermosa, de Castilla, para ir a fazer guerra a los moros”. Como tropas “más de doze o treze mill de cavallo” y “más de ochenta mill peones; e ministros e artilleros e carreteros e de todos los oficios”. En total había “más de mill e quinientas carretas de artillería, en que ivan muy gruesas lombardas” -dice el cronista. Los éxitos militares se sucedieron año tras año. En 1483, Fernando se entrevista con Boabdil tras su prisión en la batalla de Lucena y es él quien lo pone en libertad. Durante los años siguientes, los reyes pasarán cada vez más tiempo en Andalucía. Hasta 1487, con largas estancias en Córdoba y alguna en Sevilla.[1]

En 1488, las campañas en el frente oriental aconsejan instalar el cuartel general en Murcia; y en 1489, en Jaén. A finales de este año, se instalan en Guadix para acabar la guerra. Buena parte del año de 1490 estuvieron en Sevilla, donde tuvo lugar la boda por poderes de la infanta Isabel con el príncipe Alfonso, hijo de Juan II de Portugal y heredero de la Corona. El cura de Los Palacios nos informa de que “fueron fechas en Sevilla por ello muy grandes fiestas e justas e torneos (...); e justó el rey e quebró muchas varas”. Las justas se hicieron entre las atarazanas y el río. Desde la primavera de 1491, el real se estableció en las inmediaciones de Granada. En enero de 1492 se rindió la ciudad. Hasta el mes de mayo los reyes residieron en Santa Fe y Granada, para resolver los problemas de gobierno de la capital recién conquistada. En abril firmaron las célebres capitulaciones con Cristóbal Colón. Como afirma Miguel Ángel Ladero, “la toma de Granada fue festejada en las ciudades españolas, y también en las cortes extranjeras, e Isabel y Fernando, que habían subordinado todo a ella durante diez años, lo consideraron siempre el logro principal del reinado”. Después de tantos años viniendo y viviendo en Andalucía, los reyes no pisaron la región entre 1493 y 1498.

Mudéjares

Desde el verano de 1499 los reyes residieron una larga temporada entre Granada y Sevilla. A comienzos de 1500 los mudéjares de las Alpujarras granadinas se sublevaron por los excesos en la política de conversiones del cardenal Cisneros. Los de las serranías de Ronda y Villaluenga lo hicieron al año siguiente. Como ocurriera una década antes, Fernando II de Aragón dirigió las operaciones militares y negoció las capitulaciones con los sublevados. No fue difícil resolver la crisis, pese a que los castellanos sufrieron un fuerte revés en Sierra Bermeja.

Referencias

  1. Fernando el Católico en Andalucía, por Juan Luis Carriazo Rubio, en la web https://www.centrodeestudiosandaluces.es, págs. 40-45.

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