Santos Fausto, Jenaro y Marcial
Su fiesta es el 13 de octubre. Estos tres mártires cordobeses han tenido siempre un notable culto en su ciudad, donde estuvo dedicada a su memoria una insigne basílica de la que hablan repetidas veces los escritos de San Eulogio.
El documento literario más antiguo sobre ellos es el himno visigodo conservado en el oficio mozárabe, del que se deduce un martirio clásico del tiempo de Diocleciano: se invita a los tres confesores de la fe a adorar a los ídolos por orden del emperador. Los tres se niegan y reciben tormento para forzar su obediencia al rescripto imperial. Los mártires aguantan y los tormentos se suceden hasta que, finalmente, son arrojados al fuego, donde ellos siguen cantando alabanzas a Jesucristo. La ausencia de raros prodigios y otros elementos legendarios hacen pensar que la narración del himno se ajusta a la realidad histórica.
Por otra parte los nombres de estos mártires figuraban en la inscripción de un sarcófago que, con restos de unas dieciocho personas dentro, fue hallado en la iglesia de San Pedro de Córdoba el año 1575. Después de tres procesos quedó determinada la autenticidad de los restos y aprobado el culto a ellos como a auténticas reliquias martiriales.
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