Águila perdicera

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El Águilar perdicera, azor o de bonelli (hieraaetus fasciatur), y pertenece a la familia de los accipitridae. Águila de pequeño tamaño, pero grande y fuerte. Las partes inferiores más claras que las superiores y moteadas de oscuro. Alas redondeadas y bastante oscuras, y la zona anterior del ala blanquecina. La cola ancha y de un tono pardusco. Puede volar en pareja, a la caza de pequeños invertebrados. Construye sus nidos en lugares inaccesibles, cortados rocosos, etc. Se alimenta sobre todo de mamíferos como conejos y aves de tamaño mediano, por lo que es carnívoro.


La Delegación Provincial de Medio Ambiente ha puesto en marcha un programa de actuaciones para preservar la población de águila perdicera en Córdoba tras la progresiva reducción de ejemplares que se ha observado en las últimas décadas. Este plan se centrará fundamentalmente en el seguimiento de la evolución demográfica de la población y en la ejecución de actuaciones que logren reducir los problemas que están mermando la especie. Medio Ambiente analizará el éxito reproductor y de supervivencia adulta, junto a las amenazas que existen en los territorios y la identificación de las zonas de dispersión.

El águila perdicera, un ave rapaz que ha sufrido una gran reducción de sus efectivos en las dos últimas décadas, tiene en España el núcleo fundamental del continente al representar el 75% del total. Andalucía, donde viven entre 313 y 356 parejas, se sitúa como la comunidad con más ejemplares al representar casi la mitad de toda la población española. En el caso de Córdoba, el último censo realizado cifra en 36 parejas el censo de águila perdicera en la provincia. Los principales núcleos se localizan en las Sierras Subbéticas (en municipios como Priego, Carcabuey, Cabra o Luque) y en Sierra Morena (Adamuz, Hornachuelos o Córdoba). En la actualidad, esta rapaz está considerada como un ave vulnerable en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y en la Ley de Flora y Fauna Silvestres de Andalucía.


RIESGOS PRINCIPALES Un estudio de la Consejería de Medio Ambiente al que ha tenido acceso este periódico resalta seis problemas principales para la conservación del águila perdicera. Este trabajo considera que la mortalidad adulta y preadulta por la persecución a la que se ve sometida por el hombre es una de las principales causas de la reducción de ejemplares. La Junta estima que los disparos, trampas y venenos son el motivo fundamental de la mortalidad de adultos. Importante es también la muerte por electrocución y colisión con tendidos, además de las alteraciones del hábitat, la competencia con otras rapaces, la baja fecundidad y la dificultad de alimentación y la percepción social negativa que tiene en la sociedad. En este último caso se incluye la persecución a la que se ve sometida esta especie por personas que practican la colombicultura al ser las palomas su presa

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