Ángeles y Fuensanta
La obra, creada en 1909, muestra a “Ángeles y Fuensanta” sentadas junto al marco de una ventana desde donde se puede ver la Ribera, el Campo de la Verdad y, a lo lejos, las lomas de los Visos en la penumbra del atardecer.
Ángeles, situada a la izquierda, lleva una blusa blanca de encaje, una falda parda que se ajusta a sus piernas y un mantón negro. Sus manos finas y alargadas sostienen un medallón con un retrato en miniatura. Fuensanta, a la derecha, viste de negro con encajes blancos en los puños y el cuello. En sus manos sostiene una carta abierta, con la firma del pintor visible, y un mantón rojo sobre sus rodillas.
Esta obra pertenece a una época en la que el pintor empleaba una expresión atrayente, enigmática y siempre simbólica. La incógnita de la composición reside en la carta abierta y el medallón, mientras que la motivación está en el joven que pasea por la Ribera.
Es una escena de gran misticismo, donde los personajes están dibujados con sobriedad y equilibrio. Son magníficos retratos que anticipan lo que sería la faceta más prolífica del pintor: el retrato. La individualidad de los personajes es una constante en la obra de Romero de Torres, y aunque formen parte de una composición, son elementos aislados sin relación entre sí.
En “Ángeles y Fuensanta” se perciben esta individualidad y falta de comunicación, de tal modo que si elimináramos a uno de los personajes y creáramos un nuevo lienzo, la obra seguiría teniendo sentido, ya que se trata de dos retratos auténticos y aislados en un mismo cuadro.
Enlaces externos
- Ángeles y Fuensanta. Cuadro en Museo Julio Romero de Torres
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- Aromeo (Discusión |contribuciones) [2]
