Arroyo de Santo Domingo
Este tiene su nacencia en las faldas bajas de los Villares, en la finca Los Jesús. Baja de la sierra al pie de la huerta de Cabriñana, de la que toma aguas y sigue el cauce entre el Santuario de Santo Domingo por la derecha y una loma que corre desde la ermita de San Álvaro de Córdoba, ya restaurada, hasta el cortijo de los Velascos.
Ribera abajo se afianza por laderas de esta finca, solitaria y derrumbada en su preciosa colina de horizontes bellísimos de pino y encina, matorral bajo de carrasca y aulaga espinosa. Aquí entra por la derecha un regato que viene del Toconal, y observamos en los pinos los rascaderos de los jabalíes que destrozan su corteza y remueven la tierra que les sirve de bañas.
Se escapa el Santo Domingo para ganar la heredad de la Trinidad por la ladera opuesta a la que lleva el Pedroches. El arroyo se pierde de trecho en trecho para aparecer como cristal vivo bajo el dosel verde de las parras silvestres.
Camina ya sus últimos andares para abrazarse con el Pedroches algo más arriba, sólo unos metros de donde tributa el de la Palomera, en el paraje ya mencionado del Puente de Hierro.
El contenido de este artículo procede del libro Arroyos de Córdoba, libro publicado por el Ateneo de Córdoba y escrito por Francisco Carrasco.
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