Caracoles

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Artículo sobre la tradición caracolera (1961)


Los caracoles es un plato de gran tradición en la ciudad de Córdoba debido a histórica abundancia de estos en las inmediaciones de la ciudad que le hizo convertirse en uno de los primeros platos de los cordobeses, así como su posterior consolidación como deleite gastronómico con la instalación de puestos de venta de caracoles en temporada.

Historia

La ubicación de la ciudad de Córdoba rodeada de vegetación ha venido proliferando la aparición de caracoles desde hace siglos. Por su abundancia, venía siendo recogido por parte del pueblo de Córdoba tanto para la venta ambulante a terceros, entre otros obreros[1] como para consumo propio bien como sustento, bien como tradición.

Durante el siglo XIX se conoce la existencia de muchos vendedores ambulantes que vendían el género por las calles, entre otros a obreros. Los caracoleros preparaban las ollas en casa para luego salir a la calle y venderlos de modo ambulante puerta a puerta.

Actualmente la venta de caracoles de manera ambulante ha desaparecido por completo pasando a ser sustituída por la instalación de puestos de caracoles en diferentes espacios de la ciudad. Al menos desde el año 1917 se sabe de la existencia de la concesión de licencias municipales para la venta de este producto[2]

Los puestos de caracoles

Evolución del número de puestos de caracoles (2006-2018).png

Con la llegada de la primavera, los puestos de caracoles se montan en diferentes puntos de la ciudad de Córdoba con el objetivo de ofrecer a los cordobeses disfrutar de diferentes clases de caracoles. Esta tradición de montar puestos de caracoles al aire libre parece ser genuino de la ciudad de Córdoba[3] no existiendo en otras ciudades esta forma de degustación. De todas maneras, la ciudad de Córdoba no es la ciudad donde más caracoles se comen, ya que mientras se consumen unos 2.000 kilos de caracoles diarios en Córdoba, Jaén consume 4.000 kilos o Sevilla, 20.000 de manera diaria.

Montados en puestos que se sitúan al aire libre, los cordobeses se sientan a degustar alguna de las clases de caracoles existentes como los picantones, bien sean chicos o gordos. Algunos puestos añaden nuevas formas de preparación a los históricamente tradicionales como caracoles a la romana, a la plancha, Carbonara, entre otros.

Históricamente el precio de los caracoles han sido bastante asequibles. Como muestra en el año 2008 rondaba 1,10-1,20 € para los caracoles chicos y los 2,20 € para los gordos, mientras que en el 2016 se encontraba en torno a los 2€ la ración.

Anualmente el Ayuntamiento concesiona espacios en la ciudad para que se monten puestos de estas características. En el año 2016 el número de puestos ascendía En en el año 2006 y 2007 fueron 18 los puestos de caracoles existentes en la ciudad mientras que aumentaron hasta 20 en el año 2008 y a 27 en el año 2009. Fue en el año 2010 cuando se producen solicitudes para casi 40 puestos que llegó a alcanzar 48 en el año 2016.

El de la plaza de la Magdalena uno de los más antiguos de la ciudad, que abrió sus puertas en el año 1965.[4]

Referencias

  1. DE MONTIS, R. Las comidas de nuestros abuelos. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos Año LXXX Número 28122 - 17 Noviembre 1929
  2. Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos Año LXVIII Número 20739 - 1917 mayo 20
  3. Córdoba consume más de dos toneladas diarias de caracoles. Artículo de Diario Córdoba. 26 de marzo de 2006
  4. Los caracoles, símbolo gastronómico de la primavera cordobesa. Artículo de la Agencia EFE en Diario Córdoba. 19 de marzo de 2009.

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