Casas señoriales de Espejo
Abundan en Espejo las casas señoriales que certifican en esta villa la existencia de un número considerable de nobleza inferior en un determinado tramo cronológico de su historia. La más antiguas de las conservadas, fecha hacia el último tercio del siglo XVI, se levanta en el número 10 de la calle Antón Gómez. El encuadre de la puerta y el de la ventana superior se decoran con almohadillados fecetados, muy propios del estilo de finales del siglo XVI. Se conserva esta casa, en avanzado estado de recuperación, interesantes restos decorativos en su portada-balcón: cartelas manieristas y jarrones a modo de acróteras sobre frontón partido sobre la puerta. De entre otras casas señoriales, igualmente de gran interés, destacamos la erigida en el siglo XVII por el Marqués de Lendínez, en el número 25 del actual Paseo de Andalucía, con arranque de frontones partidos en los dos cuerpos de su fachada, y en el remate superior el blasón familiar; y otras dos, señaladas con los números 15 y 31, que se levanta en el mismo solar. Es asimismo interesante la situada en el número 64 de la calle San Bartolomé, enmarcada a base de pilastras, que se coronan en el cuerpo superior con frontón partido donde se incluye una cruz. Llama poderosamente la atención la armoniosa distribución de huecos en la fachada, balcón y ventanas, así como la sobria y artística rejería con que se cierran. Está fechada en 1978. Es igualmente destacable la que ocupa el número 7 de la calle Amaro, muy cerca de la actual Plaza de la Constitución, donde se levanta la conocida como la Casa de la Cadena.
El "Privilegio de cadenas" motivo por el que decora este edificio- consiste, básicamente, en que el propietario de esas casas disfrutaba del derecho de asilo a los perseguidos por la justicia, lo que les permitía acoger bajo su potestad a cualquier prófugo de la ley, ponerlos a resguardo de la justicia ordinaria y, por tanto, considerarlos provisionalmente a salvo.
Pues bien, es incuestionable que la mayor parte de la arquitectura barroca del siglo XVIII la hallamos en los edificios religiosos, ya que en esta época se construyen edificios de nuevo cuño, o bien se remoledan u ornamentan al gusto barroco los ya existentes.
En cuanto a la arquitectura civil de ésta época encontramos también en Espejo, como hemos visto, ejemplos del mismo estilo, sobre todo en las fachadas de las casas señoriales ya reseñadas, erigidas por la baja nobleza, fundamentalmente, para darse brillo y diferenciarlas de las casas de resto de sus habitantes. Eran caballeros o hidalgos, propietarios de tierras, que ostentaban los cargos más relevantes en estas poblaciones.
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