Se conoce como catástrofe de El Vacar o catástrofe de La Solana un accidente ferroviario ocurrido en diciembre de 1932 cerca de la localidad cordobesa de El Vacar el que perdieron la vida cinco personas.
Hechos
El 26 de diciembre de 1932, un desprendimiento de tierras justo a la entrada del túnel número 8, de la línea Córdoba-Almorchón, provocó un grave accidente ferroviario. En la portada del Diario de Córdoba del día 28 se recogía: "Nueva Catástrofe ocurrida en El Vacar", cuyo titular ya indicaba la frecuencia de este tipo de sucesos. En este caso se escribía:
"A las once de la noche el tren de mercancías número 3.727 compuesto de treinta y dos unidades, que se dirigía de Córdoba a Cabeza de Vaca, descarriló en el kilómetro 33,300 a cinco metros de la entrada de un túnel. El descarrrilamiento fue originado por el derrumbamiento de una trinchera, ocurrido en el instante de pasar dicho tren. La locomotora se clavó en el suelo y los vagones se precipitaron unos sobre otros, quedando dieciocho de ellos completamente destrozados. El jefe de tren Luis Guerra Delgado, el mozo de tren Luis Sánchez Nieto y un muchacho que viajaba en los topes, desaparecieron. Hasta ahora se sabe que resultaron los siguientes heridos: Francisco Sanz Díaz, fogonero, gravísimo. Fue conducido al Hospital de Agudos. Rafael Belmonte Álvarez, guardafreno, grave. Enrique López Navarro, maquinista leve y dos empleados cuyos nombres se ignoran, también leves."[1]
Seguían a esta "Nota oficial" los "Informes de nuestros redactores", en los que se narra con todo detalle la salida desde Córdoba de un Tren de Socorro, los auxilios prestados a los heridos y las circunstancias personales de las víctimas, siendo especialmente espeluznante la descripción que hace el redactor de lo acontecido al fogonero. El tren descarrilado constaba de treinta y dos unidades; varios vagones estaban cargados de brea y sal y uno de dinamita, destinado a la Sociedad Minera y Matalúrgica de Peñarroya, por lo cual el mencionado tren no se detuvo en la estación de Obejo. No explosionó la dinamita, lo que hubiera originado una gran catástrofe. La mayoría de los vagones estaban vacíos y a esto se debió que, por falta de peso, se precipitaran y montaran unos sobre otros. Sobre el lugar de la catástrofe, seguían:
"El lugar donde se desarrolló la catástrofe presenta un aspecto desolador. Detrás de la locomotora, casi enterrada en el suelo como ya hemos dicho, se ve los vagones unos sobre otros, destrozados, convertidos en un montón de astillas y pedazos de hierro."
Finalmente, terminaba la noticia dejando constancia del fallecimiento del fogonero y el guardafreno en el Hospital al que habían sido trasladados. El Ayuntamiento de Córdoba concedió enterramiento a perpetuidad a las cuatro víctimas en el cementerio de San Rafael de la capital cordobesa, donde una gran lápida que cubre las cuatro tumbas recuerda a "las víctimas de la catástrofe ferroviaria de La Solana".
Homenaje a las víctimas
El 9 de enero de 1933 el Centro Filarmónico organizó un festival en el Gran Teatro a beneficio de los familiares de las víctimas de la catástrofe de El Vacar.[2]