Cristóbal Romero Real
Más conocido como "Realito", diminutivo de su segundo apellido, nació en Fernán Núñez el día 7 de enero de 1880 y falleció en el Asilo del Buen Pastor de Córdoba el 14 de enero de 1962. A los 8 años de edad ingresó en la escuela del famoso D. Juan de Dios Muñoz Pérez, pero a los dos años de aprendizaje hubo de incorporarse al trabajo campesino porque la situación económica familiar así lo exigía.
Fue deambulando de cortijo en cortijo. Pero en aquel corazón atenazado por un trabajo implacable y sumido en un ambiente de indiferencia y analfabetismo, bullía un pálpito natural hacia la poesía que le brotaba generosamente impelido por su sensibilidad y talento también naturales. Y fue poeta por la gracia de Dios. Netamente autodidacta. Lo demostraba cuando de sol a sol, culminada su jornada laboral, y tras una frugal cena, provisto de un mísero candil, pluma y papel, le robaba horas a su merecido descanso para ampliar sus elementales estudios escolares y, después, llevado por su clara inteligencia y profunda vocación, realizar su enorme obra literaria traducida en magníficos sonetos, décimas brillantes y jocosas sátiras, que hoy nos deleitan y maravillan.
Nos da noticia de su existencia B. Almenara que, según nos relata, tuvo la fortuna de conocerle personalmente y, a pesar de la diferencia de edad, procuró su conocimiento y amistad. Y recuerda las veladas poéticas en tabernas de Fernán Núñez como La Tercia, El Pajero y El Matipé.
Bebió vino. Su vino, su pasión y lo hacía para evadirse de la mediocridad circundante y para atemperar los estragos de su sempiterna soledad a la que le llevaba su inquebrantable independencia. Hombre insumiso, nunca puso oído a los consejos familiares y vivió errante, arrastrando una doliente bohemia. Cuando llegó su vejez hubo de pagar la factura de su vida licenciosa. Pasó hambre como queda reflejado en algunos de sus poemas, y en los postreros años de su existencia se refugió en un inmundo chozajo del "Monte de la Vieja" hasta que una mano misericordiosa lo internó en el Asilo de Córdoba donde murió.
Su cuerpo fue enterrado en la fosa común de un olvidado cementerio cordobés, pero sus versos quedaron para siempre como un recuerdo de su autor y un orgullo del pueblo donde nació. En agosto de 1991 el pintor Alfonso Berral y los escritores Pedro Laguna y B. Almenara rindieron homenaje a la memoria de Cristobal "Realito" en Fernán Núñez.
Viñeta
- Con las primeras tintas de la aurora
- yo me levanto de mi cama dura
- y empiezo a respirar el aura pura
- mientras voy al trabajo sin demora.
- Y luego, allí en el tajo, hora tras hora,
- aguantando del sol la calentura,
- soportando del aire la frescura
- y sufriendo la lluvia cuando plora.
- Luego que ha muerto el sol en occidente
- a mi casa regreso anochecido
- donde espera un potaje indiferente.
- Después yo me pregunto conmovido:
- que quien vive tan mal y pobremente
- ¿no sería mejor no haber nacido?
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