El Margas
Autor de cuadros con paisajes murales realizados para las antiguas tabernas cordobesas en la primera y segunda década del siglo XX.
En su ancianidad y casi ciego vendía cupones. Se alegraba de haber sido el único pintor paisajista popular de los lugares más emblemáticos circunscritos en los alrededores de Córdoba.
Con la mirada sencilla de un hombre del pueblo, y sin entrar en disquisiciones técnicas y tendencias teóricas. Margas ofrecía como paisajista la serranía y la campiña cordobesa ambientadas con pasajes costumbristas, llegando a ser el pintor más popular y a la vez el más desapercibido.
Sus pinturas realizadas en tela o cartón, podrían ser parecidas hoy como obras “naif”, pues retrataba con sumo realismo las convivencias perolísticas, así como las romerías, o plasmaba humorísticamente la desbandada producida por la llegada de un toro al entorno de una velada festiva, o aquella otra donde se ven unas niñas columpiándose mientras unos perros ladran en su entorno, o la mocita saltando a la comba enseñando sus enaguas, la muy sugerente postura de un niño defecando cerca de las viandas mientras una vieja va con un cazo para darle su merecido, o los beodos subidos por la euforia de “Baco” que cantan, se supone, alguna soleá. Por ello se podría decir que reproducía exactamente el costumbrismo campestre.
Sus obras eran como tal, un documento ingenuo, pero eficaz de parajes y costumbres desaparecidas. El Margas trasportaba al público esos paisajes castizos muchos de los cuales han perdido hoy su antiguo sabor campero. Los predilectos eran el Puente romano del arroyo Pedroche, Arroyo Rabanales, Fuente de la Salud, Puente Mocho, Puente de Hierro y a las orillas del Guadalquivir, todos ellos llenos de luz, color y ambiente propio.
La contemplación de estas obras hacia introducir al espectador a otras épocas felices y sencillas, a otras vestimentas, recreos, otros solares y ambientes camperos, donde lo relajado y festivo era la nota común.
El modesto y fiel Margas consiguió con exactitud y despreocupación el acierto de crear lo que podíamos denominar como “pintura cordobesa de tabernas” con un alto sentido de la composición, fino humorismo, destacando su admirable cualidad como pintor artesano, minucioso y detallista.
Hasta hace pocos años, aún se podían ver dos cuadros del Margas en la famosa Taberna Los Perros, desaparecida por el fallecimiento de su dueño.
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