El Pavo
El Pavo
Entre los muchos personajes populares que existían a principios del siglo XX estaba el limpiabotas conocido por el “El Pavo”, que intentó ser torero y otras cosas más, todas audaces y sorprendentes.
Pero la aventura que más le dio nombre al “El Pavo” fue ser el primer cordobés que ascendió en globo, lo que le daba el derecho a entrar en la historia aeronáutica cordobesa con todos los honores, aunque la proeza no estuvo exenta por parte de él de algún incidente digestivo trasero.
Fue en un espectáculo circense en la Plaza de toros de los Tejares. Se anunció como número espectacular la ascensión del “limpia” en globo libre. “El Pavo”, de una forma resolutiva accedió elevarse como las aves, mientras se calentaba el ánimo con unos cuantos “mediantes” de vino de esponjilla, sabiendo que tenía en su vuelta a tierra una recompensa de unos duros de plata. Y entre el general alborozo y griterío del público que llenaba el coso, fue elevándose con el piloto en la barquilla del globo hasta desaparecer a una altura de unos cien metros, y tras dar unos bandazos, fue a recalar salvo y sano allá por las Margaritas. Al respecto se cantaba, en la murga del Antonio Torres Figueroa "Toreri", la siguiente cupletilla:
- “El Pavo” subió al cielo,
- tanto alto como un cohete,
- cuando bajó, traía una plasta
- tan grande como la de un camello.
No terminan sus anécdotas en esta aventura, sino que entre las muchas que le acontecieron se recoge la siguiente:
Un agrupo de amigos se fueron de “perol” a la finca del Patriarca que era propiedad del Rafael Guerra "Guerrita", entre ellos estaba invitado “El Pavo”. El famoso torero pasó por allí a caballo y se acercó para saludar a los reunidos, muchos de los cuales eran conocidos, entre ellos el famoso betunero.
"El Guerra" les dijo: – ¡Que buenos pavos tenéis para la comida!. Le respondió el llamado “Niño de las Margaritas” con las siguientes palabras: -¡ Rafaé quiere alguno! El califa le contestó: -¡Hombre sí!
Los perolistas se le fue el "santo al cielo" y con los "medios ingeridos" prologaron al fiesta has bien llegada la madrugada, de esta forma se olvidaron del ofrecimiento hecho al "Guerra".Sin embargo por algún motivo el “limpias” fue a la casa de "Guerra". Preguntó la doncella. - ¿Quería algo? A lo que respondió el limpiabotas: - Dígale a don Rafael que aquí está “El Pavo”.
La doméstica así se lo comunicó al califa. Y éste creyendo que se trataba del ave ofrecida dijo: -Si, sí. dale un duro.
“El Pavo”, ante su sorpresa, cogió las cinco pesetas - cantidad importante en aquella época- y desapareció.
Cuando el "Guerra" bajó al jardín preguntó por el pavo que suponía le habían llevado. Y con estupefacción, oyó decir ingenuamente a la sirvienta: - ¿El pavo?, ¡ah sí, a ese que le llaman “El Pavo” le di el duro y se fue corriendo.
“El Pavo” terminó sus días entre charangas y fiestas, orgulloso de hacer sido el primer cordobés en ver Córdoba a vista de pájaro.
Principales editores del artículo
- Ildelop (Discusión |contribuciones) [1]