El baño de Zarieb
De Cordobapedia
- En Atenas de Occidente,
- la corte de los Califas
- que su esplendor y riqueza
- con Damasco rivaliza,
- un día, hermosa Zaynaba,
- que es de su padre delicia,
- y de Almanzor en la corte
- su amor todos pretendían,
- en níveos velos envuelta,
- de sus doncellas seguida,
- de Cozayxí hacia la plaza
- con paso breve camina.
- Por una calleja angosta
- aparece comitiva,
- que en overo engalanado
- una novia conducía.
- El pueblo corre, la sigue,
- en su derredor se apiña,
- la plaza llena, y gritando
- desenfrenado se agita.
- De terror Zaynaba presa,
- en el bullicio perdida,
- llegar á una calle logra
- y se detiene indecisa.
- Ella, que en régíos alcázares
- entre esplendores, tranquila
- pasa la vida, cual tórtola
- en jaula de oro cautiva,
- sin saber donde se encuentra,
- su mirada ansiosa, fija
- en los arábigos pórticos
- que se halla ante su vista.
- Doncel en uno apercibe,
- y grata esperanza abriga,
- pues su lujoso ropaje
- riqueza al menos indica.
- Vacilante, aunque resuelta,
- al mancebo se aproxima:
- —¿De Zarieb el baño es este?
- pregúntale la morisca.
- Con afán creciente el jóven;
- —Sí, este es el baño—replica.
- —¿Llegaron ya mis doncellas?
- —Os aguardan intranquilas.
- Salas y patio recorre,
- y temor Zaynaba abriga;
- todo encuéntralo desierto,
- sin mármoles, ni alcatifas...
- Detiénese breve instante,
- y piensa, duda, vacila,
- resuélvese, y vuelve al patio,
- rebujo y bríal se quita.
- Tanta esplendente hermosura
- al mancebo maravilla;
- absorto queda, y-la mora
- dice:—Me creistes perdida,
- buscando el célebre baño,
- y comprender no podías,
- que pretesto fué tan solo
- de amor que en el pecho ardía.
- Amor que á ofrecerte vengo,
- que sed tiene de caricias,
- amor cual rayo fulgente
- que al paso todo calcina,
- pero antes, vé por manjares,
- compra viandas esquisitas,
- que yo aguardándote quedo;
- mas no tardes, por tu vida.
- Vé presto, toma mi ajorca...—
- Y su mirada la fija
- en el que de amor ya esclavo,
- por ella diera la vida.
- Al verse sola Zaynaba,
- grito exhala de alegría,
- rebujo y brial recoje,
- y en el peligro, tranquila,
- ocultando hermoso rostro
- y sus formas peregrinas,
- abandona la morada
- donde pudo ser la víctima.
II
- La mora, sin sobresaltos,
- recorre calles, inquiere,
- y en el baño á sus doncellas
- encuéntralas impacientes.
- Cacir, que llega anhelante
- á su morada, do cree
- hallar mujer, cual hurí
- que Mahoma al creyente ofrece,
- al ver desiertas las salas,
- fiero pesar le acomete,
- y al par que exhala gemidos,
- se golpéa rudamente.
- En la calle, en el mercado,
- sus ojos lágrimas vierten,
- y á sus preguntas y súplicas
- ninguna noticia obtiene.
- La ajorca de la doncella
- la lleva consigo, y quiere
- mostrándola y preguntando
- saber á quien pertenece,
- Zayun, el Visir, le observa;
- llámale y lloroso al verle,
- cuando en riquezas lo juzga,
- la causa saber pretende.
- El jóven muestra la alhaja
- de dama que le enloquece,
- y astuto el Visir; ordena
- que por otra se la truequen;
- pero Cacir al notarlo,
- dolor tan agudo siente,
- que todos loco juzgándole,
- su desgracia compadecen.
- Zayun al alcázar llega,
- y hallando á Zaynaba alegre,
- sol fulgente entre luceros,
- esgrime el acero aleve.
- Altiva la mora, exclama:
- —¿Por qué matarme pretendes?
- cálmate, padre, y respóndeme:
- ¿en qué pude yo ofenderte?
- —¿Esta alhaja la perdiste?
- —No,—y con acento solemne,
- de la aventura del baño
- todo á su padre refiere.
- Demanda el Visir consejo;
- sabio el Califa y prudente
- manda que á Cacir, al punto,
- á su presencia lo lleven.
- Pregúntale, en su relato,
- do la verdad resplandece,
- desde que vió á la morisca
- inmenso amor se comprende.
- Grave el Califa, murmura:
- —Dime, si casarte quieres.
- —Mi amor, solo es mi riqueza;
- soy pobre, espero la muerte.
- —Yo te daré seis mil doblas.
- —Yo, la mujer porque muere,—
- replica Zayun, y al jóven
- nuevo sueño le parece.
- Con ricas fiestas espléndidas
- celébrase boda en breve;
- Zaynaba y Cacir alcanzan
- la dicha que bien merecen.
- Del siglo doce á mediados,
- ocurrió lo que antecede,
- por el Baño de Zarieb,
- según crónicas refieren.
---
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos : Año LIII Número 15526 - 15 Junio 1902. Diario de Córdoba. 15 de junio de 1902
Principales editores del artículo
- Aromeo (Discusión |contribuciones) [1]