Ermita de Nuestra Señora de las Montañas

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La ermita de Nuestra Señora de las Montañas, era una pequeña ermita situada en la calle Montero. De origen incierto, fue iglesia de un pequeño hospicio existente en una casa aneja. Fue clausura con la desamortización de 1836. La pequeña iglesia posteriormente estuvo al cuidado de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario con la advocación de las Montañas. Es carpintería desde los años 50 del siglo XX.

El origen del inmueble es incierto, existiendo referencias con el título de Hospital de San Martín, después hospedería de los ermitaños de la Albaida y archivo de los mismos trasladado en 1716 al desierto de Belén. El edificio, relativamente grande, fue dividido y enajenado cuando la desamortización de 1836.

Según Paseos por Córdoba

Ya que en este sitio nos encontramos y frente a la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Montañas, cuya modesta fachada nada ofrece de particular, justo será le dediquemos algunas líneas para que nuestros lectores sepan algo de todo cuanto vean en Córdoba cuando tengan la humorada de visitar estos apartados barrios.
El origen de este edificio se pierde en los misterios de la antigüedad. La primera vez que lo hallamos es con el título de hospital de San Martín, siendo después hospedería de los ermitaños de la Albaida, teniendo también allí su archivo, que en 1716 se llevó al desierto de Belén, a excitación del hermano Francisco de Jesús, y con autorización del provisor don Manuel González Benito, y en 1831 trasladaron su hospedería a la puerta del Osario, donde aún existe, y de la que en su lugar hablaremos. Casi desde entonces está al cuidado de una cofradía de Nuestra Señora del Rosario, con la advocación de las Montañas, que aquéllos tal vez le darían, y de este modo se costea el poco culto que se la rinde.
La iglesia, como hemos dicho, es muy pequeña, con tres altares, viéndose en el del centro la dicha imagen, por cima San Martín, y a los lados San Juan y la Magdalena. Los otros dos están dedicados a un Ecce Homo y San José. Entre éstos y la puerta se ven otro San José y una Virgen en lienzo, colocados en dos grandes y bien tallados medallones; hay algunas otras pinturas de escaso mérito. La casa era muy grande, como para un pequeño hospital, pero cuando la desamortización la dividieron y fue enajenada casi en totalidad.

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