García de Cubas
UNA CAMPEONA DEL MUNDO DE BAENA
Cuando el himno nacional se escuchó en el polígono de tiro ‘El Libertador’ de Caracas, una baenense, María del Carmen García Mata, conocida como García de Cubas, ponía el colofón a una brillante trayectoria deportiva al conseguir la medalla de oro del Campeonato del Mundo de foso olímpico. Era la primera vez que una española alcanzaba este metal en una competición del máximo nivel y la reafirmación de una trayectoria que la convirtieron en los años setenta y ochenta en una de las deportistas españolas más laureadas.
Con una marca de 191 sobre 200 platos se impuso a la mejor tiradora de todos los tiempos, la canadiense Susann Nattrass. Las emociones y la alegría de la tiradora baenense las describe el historiador Rafael Ruiz Arjona en su minucioso libro biográfico sobre García Mata (‘¡Campeonísima! y baenense. García de Cubas’. Gráficas Cañete, Baena, 2001). “Toda la prensa destacaba las cualidades de esta tiradora y los méritos conseguidos, destacando la particularidad de ser casada y madre de 4 hijos…”, recogía Ruiz Arjona. Antonio Parra y Max Mernáldez glosaban en una entrevista en Diario Córdoba (11 de diciembre de 1982) el valor de aquella medalla de oro por las circunstancias en las que García de Cubas la alcanzó:
- “Llamarse María del Carmen, apellidarse García, haber nacido en Baena (Córdoba) y acabar el título de campeona del mundo de tiro al plato seguramente no es tan novedoso como haber conseguido tan supremo galardón practicando el deporte de la escopeta sólo a ratos perdidos, atender a una familia de cuatro hijos, ayudar a su marido en los negocios y, para colmo, cocinar de maravilla”.
Este éxito se vio refrendado con la entrega del premio como mejor deportista femenina del año 1982, entregado por el periódico deportivo ‘El mundo deportivo’. García de Cubas, que ya había conseguido este prestigioso reconocimiento en 1981, se impuso en las votaciones a Marta Figueras-Dotti, ganadora del Open Británico de Golf. Ese año fue el de la consagración definitiva de la tiradora baenense, que acumulaba ya un palmarés envidiable, pero que supuso el sueño, casi imposible, de lograr el título mundial.
Lejos de reducir su nivel competitivo, María del Carmen García de Cubas se mantuvo durante varios años más consiguiendo reconocimientos nacionales e internacionales. En 1983 logró la medalla de plata por equipos en foso universal (Canadá) y en 1984 la plata en la Copa de Europa (Polonia). Bronce consiguió en el Campeonato de Europa celebrado en Italia en 1986 en foso olímpico, además del tercer puesto por equipos. Éste sería el último gran premio que alcanzó la tiradora baenense, que fue reduciendo a partir de este año su participación en los torneos.
El Ayuntamiento de Baena, que había organizado un solemne homenaje en los inicios de la carrera deportiva de García de Cubas en 1975, se unió en el año 1998 a los innumerables reconocimientos que recibió la deportista al acordar el pleno del 31 de marzo de ese año la rotulación de una calle con su nombre. Atrás habían quedado otras distinciones realizadas en la localidad que la vio nacer el 10 de enero de 1945 en una familia agraria de la ciudad. Así, la Sociedad Cultural Amigos del Arte la nombró socia de honor el 14 de abril de 1983 y la Sociedad de Cazadores Baenense rotuló con su nombre el campo de tiro situado en el paraje de El Portichuelo (28 de febrero de 1998).
Pero este cúmulo de triunfos y reconocimientos no estuvieron al margen de las dificultades que entrañaba para una mujer la práctica de un deporte de alta competición en una modalidad que tampoco era demasiado popular y que, a pesar de conseguir los mayores títulos, no recibía la suficiente aportación económica para poder competir o ésta se retrasaba. El firme apoyo de su familia y de su marido Alfredo Cubas Fernández se convirtió en un pilar fundamental para modelar esta encumbrada trayectoria, aunque a esto hay que unir las capacidades innatas de María del Carmen para la práctica de este deporte. A los nueve años, según resalta Rafael Ruiz Arjona, mostraba “cierta habilidad” con la escopeta de aire comprimido tirando a los pajarillos. De su padre recibió las primeras lecciones. Francisco García consiguió trofeos en torneos de Baena y otras localidades. Su tío, incluso, llegó a ser campeón de España.
Tras casarse fijó durante un año su residencia en Madrid, ciudad en la que se instalaría durante nueve años a partir de 1977. Durante este periodo consiguió los mayores reconocimientos de su carrera deportiva, aunque siempre recordará el primer título que logró con 23 años en Doña Mencía (1969). En 1970 se proclamó subcampeona de España de tiro pichón en Granada, su primer título de ámbito nacional. Su brillante trayectoria se cimentó en aspectos como la disciplina, la concentración y el pulso, según escribiría Rafael Ruiz Arjona.
- “Cuando García de Cubas empuña la escopeta tiene una disciplina perfecta de psicología, concentración y pulso; en ese momento queda atrás todo para lograr el aislamiento total de cuanto la rodea, queda atrapada en el tiempo, que son décimas de segundo desde que pide plato, hasta que se ve desecho en el aire. Entonces la tiradora recobra su estado de conciencia natural, vuelve a vivir todo lo que la rodea, empezando por la alegría del disparo certero, y seguido a esto vuelve su pensamiento a lo cotidiano”.
Mejor no se puede definir ese momento. En 1973 García de Cubas entró en el equipo nacional y emprende su participación en competiciones internacionales. Así llegaron la medalla de plata en el campeonato de Europa de Viena (1975) en individual y por equipos, el bronce por equipos en el Campeonato del Mundo de Francia (1977), el bronce individual en el Campeonato del Mundo de Corea y la plata por equipos (1978) y la medalla de plata en la Copa del Mundo de Brasil (1981). Era el preámbulo de su gran triunfo de 1982.
En la actualidad, cuando otra baenense, Fátima Gálvez, ha iniciado una prometedora carrera deportiva en el tiro al plato con la consecución de distintas medallas en el campeonato del mundo, María del Carmen García Mata, García de Cubas, figura ya entre los grandes personajes cordobeses del siglo XX. El deporte, una de las grandes conquistas sociales de la pasada centuria, ha dejado marcada en su historia la trayectoria de una baenense que superó todas las adversidades para escribir su nombre entre las mejores deportistas de la historia de España.
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