Gervasio Sánchez

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Gervasio Sánchez
Gervasio Sánchez.jpg

Fotoperiodista

Nacimiento: Agosto 1959
Córdoba
Reconocimientos: Premio Ortega y Gasset 2008

Contexto histórico

Décadas: 1980 - 1990 - 2000 - 2010

Gervasio Sánchez, comprometido fotoperiodista español de gran prestigio internacional y uno de más premiados de los últimos años, a quien no le agrada ser felicitado por su compromiso social. Cree que es algo que debería de estar implícito en la palabra periodista.

Biografía

Con un curriculum impresionante, Sánchez nacido en Córdoba en agosto de 1959 emigró con dos años de edad a Barcelona donde se licenció en 1984 en la rama de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma catalana.

Trayectoria

Gervasio Sánchez ha trabajado desde el comienzo de su carrera como periodista independiente (nunca ha pertenecido a ninguna plantilla) para diferentes diarios y revistas, especializándose en conflictos armados.

Reside en la ciudad de Zaragoza desde la década de los ochenta. Entre los años 1984 y 1992 cubrió la mayor parte de los conflictos armados habidos en América Latina.

Desde 1988 mantiene una estrecha relación con “El Heraldo de Aragón”, trabajando como enviado especial del diario aragonés tanto en la guerra del Golfo como en los distintos conflictos armados en la antigua Yugoslavia, África, Asia y América Latina.

También colabora con la Cadena SER y con el servicio español de la BBC desde 1994, con el Magazine de La Vanguardia y con la revista Tiempo desde el año 2000.

Autor de varios libros fotográficos: “El Cerco de Sarajevo” (1995), “Vidas Minadas” (Blume, 1997), “Kosovo” (Blume, 1999), “Niños de la guerra” (Blume, 2000), “La Caravana de la Muerte. Las víctimas de Pinochet” (Blume, 2002).

En diciembre de 2002 publicó “Cinco años después. Vidas Minadas” (Blume) Durante los años 2000 y 2001 coordinó junto a Manuel Leguineche el libro “Los ojos de la Guerra” (Homenaje de Miguel Gil), editado en noviembre de 2001 por Plaza y Janés. En octubre de 2004 publicó junto al escultor y artista plástico Ricardo Calero “Latidos del Tiempo”, un libro catálogo de la exposición del mismo nombre organizada por los Ayuntamientos de Zaragoza y Sevilla y en noviembre de 2004 publicó el libro literario “Salvar a los niños soldados” en la editorial Debate, la historia del misionero Chema Caballero en Sierra Leona, director de un programa de rehabilitación de ex combatientes infantiles.

En noviembre de 2005 publicó el libro fotográfico “Sierra Leona. Guerra y Paz” (Blume) y dos años más tarde “Vidas Minadas, 10 años”.

Premios

Ha recibido, entre otros, los premios Cirilo Rodríguez, el más prestigioso del Estado español para periodistas que ejercen su labor en el extranjero como enviados especiales o corresponsales permanentes, Club Internacional de Prensa, y Derechos Humanos de Periodismo.

Enviado Especial por la Paz de la UNESCO desde 1998. En noviembre de 2005, recibió el Premio LiberPress en reconocimiento a su labor “en favor de la libertad de prensa y la denuncia de las injusticias”.

En enero de 2006 ha sido galardonado con el Premio Javier Bueno otorgado por la Asociación de la Prensa de Madrid.

Las instituciones aragonesas le han concedido la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal y la Medalla al Mérito Profesional, además de nombrarle hijo adoptivo de Zaragoza.

Es enviado especial por la paz de la UNESCO desde 1998.

En abril de 2008 le fue concedido el Premio Ortega y Gasset del diario EL PAÍS (2008), por la serie Vidas minadas. El Premio Córdoba de Periodismo y Premio Internacional de Periodismo Rey de España en la categoría de Fotografía (2009),

Mensaje del premiado

Con motivo de la entrega de premios Ortega y Gasset el 7 de mayo de 2008 este comprometido periodista y fotógrafo pronunció un importante discurso en el acto en que estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas.

Lamentablemente, pese a la relevancia del certamen, el discurso de Gervasio fue prácticamente censurado de facto, siendo eludido por los medios de comunicación de mayor alcance, aunque la blogosfera se ocupó de difundirlo como hacemos aquí por el indudable interés de su contenido:


Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.
Es un gran honor porque varios de mis mejores amigos a los que respeto profesionalmente pertenecen a la plantilla de este diario. Queridos Ramón Lobo, Guillermo Altares, Miguel Ángel Villena, Jorge Marirrodriga, Francesc Relea, Miguel Gener, Alberto Ferreras, Gorka Lejarcegui, incluso tú querido Alfonso Armada, a los que he nombrado y a los que tengo en mi mente, a todos vosotros que me apoyasteis en los momentos más duros os dedico este premio de todo corazón.
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad.
Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.''
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias

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