Jesús Hernández Tomás
Nace en Murcia, en 1907 y fallece en Ciudad de México el 11 de enero de 1971, ejerció distintos oficios, llegando a ser un resonante político comunista español. Y como consecuencia de su desencanto con el estalinismo, un disidente del comunismo cuya biografía definitiva aún está por escribir.
Su familia era muy pobre. Emigraron siendo él muy niño a Vizcaya. Su padre murió al poco de llegar, teniendo que trabajar vendiendo pescado por las calle, por lo que apenas pisó la escuela. De hecho, tras algún tiempo vendiendo cubos de sardinas por las calles de Bilbao, pasó a ser aprendiz de un pintor de carruajes, que fue su trabajo durante años. Se afilió a los 9 años a las Juventudes Socialistas de España (JSE). A los catorce años participó en la escisión que llevó a la fundación del PCE, en el que fue uno de los militantes más activos del núcleo vizcaíno. A los quince era miembro de la escolta personal del-entonces- secretario general del Partido, Óscar Pérez Solís (interesantísimo y camaleónico personaje). Al poco, participó en un atentado, frustrado, contra el dirigente socialista Indalecio Prieto. Este atentado le costó cinco años de cárcel. De hecho, se pasó entrando y saliendo de la cárcel prácticamente toda la década de los '20. En la cárcel sufrió frecuentes vejaciones y palizas. No obstante, en 1927 fue designado miembro del Comité Central de las Juventudes Comunistas de España.
En 1930 fue elegido miembro de Comité Central del PCE, razón por la cual en 1931 fue enviado a Moscú para completar su formación política y que recibiera algún tipo de instrucción militar(también para evitarle otra estancia en prisión tras una violenta pelea con militantes socialistas). En Moscú permaneció hasta 1933 recibiendo esa formación político-militar, prácticamente la principal que recibió a lo largo de su vida. En ese año en el que participó en las reuniones de la Komintern que decidieron la formación de Frentes Populares en la Europa Occidental en el momento en que esto fuera posible. A su regreso a España volvió a ser nombrado miembro del Comité Ejecutivo del Partido. Desde 1936 se hizo cargo de la dirección del órgano del partido, el periódico Mundo Obrero sin ser periodista.
En las Elecciones de febrero de 1936 fue elegido diputado por la provincia de Córdoba en las listas del Frente Popular. No obstante, por su cargo ejecutivo en el PCE, no ha quedado demostrado que visitara Córdoba. La prensa de esos meses previos a la Guerra Civil no recoge su visita, lo que le convertiría en uno de los diputados "cuneros" de la Segunda República(no fue el único).
Durante la Guerra Civil fue uno de los ministros comunistas en los gobiernos de Largo Caballero y Negrín (Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, del 4 de septiembre de 1936 al 17 de mayo de 1937) y (Ministro de Instrucción Pública y Sanidad, del 17 de mayo 1937 al 5 de abril de 1938). Siendo ministro en el gabinete Negrín, llevó a cabo una intensa campaña de prensa contra el entonces ministro de Defensa Nacional, el socialista Indalecio Prieto, usando el seudónimo de "Juan Ventura" para firmar sus violentos artículos en "La Vanguardia", hasta que logró su cese (marzo de 1938), que trajo aparejado también el suyo.
Como ministro de Instrucción Pública impulsó las denominadas Milicias de la Cultura —para la alfabetización de milicianos y soldados— y potenció el servicio radiofónico del Altavoz del Frente — copado por el PCE y dirigido a los combatientes combinando propaganda y entretenimiento-. Posteriormente, al salir del Gobierno fue nombrado Comisario (Político) General del Grupo de Ejércitos Republicanos de la zona Centro-Sur, siendo un ardiente defensor de la resistencia a ultranza.
Tras el golpe de estado de Casado, al ser comunista y autodenominarse "el ministro de Stalin en España", fue de los contrarios a la rendición, permaneciendo en Valencia. Pese a la oposición de Palmiro Togliatti, con Pedro Checa y Jesús Larrañaga organizó la dirección del PCE que habría de pasar a la clandestinidad tras la victoria franquista. Finalmente logró salir del país, siendo uno de los últimos dirigentes del PCE en hacerlo, en un avión desde el aeródromo de Monóvar, en la provincia de Alicante, a finales de marzo de 1939.
Desde Monóvar se exilió primero a Orán (Argelia), siendo enviado después a la Unión Soviética, donde fue el representante del PCE en la Komintern y se preocupó por la precaria situación de los refugiados españoles, hecho que, pese a ser entonces una "correa transmisora" de las órdenes de Stalin, le marcó profundamente, tal y como años después revelaría en su magnífico libro "El país de la Gran Mentira"-impresionante retrato de la realidad soviética para los republicanos allí exiliados (una minoría en comparación con los exilios "francés" y "mexicano", los más numerosos en opinión del profesor Muñoz Castillo).
A la muerte del secretario general José Díaz, en 1942, se enfrentó con Dolores Ibárruri "Pasionaria" por el cargo, siendo derrotado. De haber permanecido en Moscú, su vida habría peligrado, qué duda cabe. Pero en 1943 fue enviado a México con la misión intentar sacar de la prisión Ramón Mercader, el asesino de Lev Trotski, preso desde 1940 . Su envío a México también era un castigo. En 1944 fue expulsado del partido bajo la acusación de llevar a cabo actividades antisoviéticas. Su expulsión del PCE, aunque colaborase todavía en ocasiones con distintos emisarios, como Enrique Castro Delgado-que también sería expulsado del PCE años después-, estaba cantada desde su pelea con la "Pasionaria". Se divorció de su primera esposa, Pilar Boves Amador en ese mismo año de 1944, y en 1945 abandonó temporalmente la política. Fracasó en sus intentos de ganarse la vida con distintos negocios. No obstante, rehízo su vida en ese mismo año de 1945, casándose-por cierto, por la Iglesia- con una mexicana, llamada Lourdes, matrimonio del que tuvo una hija.
Cuando el mariscal Tito, líder de Yugoslavia rompió con Stalin en 1948, Hernández se puso de su lado, pasando a ser, en palabras del profesor Muñoz Castillo "el titista español". Su cambio de postura tras varios años de ostracismo dentro de la emigración republicana española (así se denominaban los exiliados republicanos en México), tras haber sido durante la Guerra Civil el más lacayo de los ministros estalinistas de la República en guerra, era la constatación de un desencanto: la trágica muerte de José Díaz, la arrogante ambición de la Pasionaria y el control de ésta sobre el PCE truncando sus aspiraciones, habían sido
Hacia 1950, amparado en su condición de asesor de la Embajada Yugoslava, intentó formar su grupo propio, el Movimiento Comunista de Oposición. En 1954 viajó a Belgrado y a su vuelta formó el Partido Nacional Comunista Español, que apenas tuvo significación entre el exilio republicano en México. Ejerció como asesor de la Embajada yugoslava en México durante más de veinte años, realizando algunos viajes a Belgrado por su trabajo, hasta poco antes de su muerte.
En México, publicó una autobiografía en la que plasmaba sus hechos durante la Guerra Civil, así como sus divergencias y enfrentamientos con los dirigentes del PCE, titulada Yo fui un ministro de Stalin en España (1953). La segunda parte de esta obra, "En el país de la Gran Mentira" (1954), describe la tragedia de muchos de estos exiliados comunistas, que no eran, ni mucho menos los dirigentes del Partido (Pasionaria, José Díaz, Uribe, Ignacio Gallego, Mije, Castro), sino aquellos militantes con cargos intermedios que, confiando en el "paraíso soviético" , lograron ser llevados a la URSS y se encontraron con la realidad estaliniana. No en vano, el propio Jesús Hernández perdió en la URSS a su madre y a una de sus hermanas, parece ser que en un gulag.
En sus últimos años sufrió una enfermedad incurable, así como una -no menos- incurable nostalgia por España. Murió el 11 de enero de 1971, en México D.F.. En 1975, su viuda viajó a España y logró la publicación de sus memorias.
Fuente
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Plantilla:Muñoz Castillo, J.A.: "Máximo Muñoz: el hombre que sabía demasiado y quiso ver más allá"
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