José de Tapia Bujalance
José de Tapia Bujalance (Córdoba, 27 de febrero de 1896 – Ciudad de México, 1989) fue un destacado maestro freinetiano y divulgador anarquista.
José de Tapia Bujalance nació en Córdoba, España, en 1896, en un ambiente familiar tolerante con su padre republicano y masón, y su madre católica. Desde temprana edad se inclinó hacia la enseñanza, aunque su interés inicial estaba en la carrera militar. Tras su formación en la Normal de Córdoba, se convirtió en maestro, siendo este el trabajo que abrazaría con pasión durante toda su vida. Junto a su esposa Catalina García Dorado, tuvo siete hijos, lo que lo llevó a desempeñarse en trabajos extra, incluyendo el periodismo y la contabilidad.
Su carrera como educador lo llevó a la escuela de la Compañía Minera de Peñarroya, en Pueblo Nuevo del Terrible, donde entró en contacto con las ideas anarquistas. A partir de 1930, su escuela se convirtió en la primera en España en adoptar la Técnica Freinet, una innovadora metodología pedagógica basada en la redacción de texto libre y su composición en la imprenta. Fue secretario de la Cooperativa Española de Técnica Freinet desde su creación en 1931 hasta 1939, y también publicó diversos trabajos en revistas como Colaboración y Vilabesós.
Miembro activo de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), Tapia Bujalance desempeñó cargos representativos a nivel regional y nacional. Tras la Guerra Civil española, se exilió a México, pasando por varios campos de concentración.
Estancia en México
En México, continuó trabajando en la enseñanza, fundando el Escuela Manuel Bartolomé Cossío así como llevando a cabo programas de alfabetización para los mazatecas de Temazcal y los seris en Sonora. Adquirió la nacionalidad mexicana en 1977.
José de Tapia Bujalance murió en la Ciudad de México en 1989, tras una vida dedicada a la enseñanza y la divulgación de las ideas anarquistas.
Testamento espiritual[1]
Soy un hombre lleno de amor porque así me educaron. Por eso creo en la educación de la niñez a quien he entregado mi larga vida. Criaturas de hoy que serán los hombres y mujeres del mañana, busquen un mundo lleno de amor, de igualdad, de unidad, de dignidad... en donde el hombre ya no explote al hombre, en donde las riquezas estén bien repartidas, en donde el trabajo dignifique al hombre, en donde el hombre sea completamente libre y responsable de su libertad. Padres y maestros, sean consecuentes entre cuanto dicen y practican. Si creen en algo, háganlo y no sólo pronunciando palabras. Sean auténticos consigo mismos. Dejen hablar a los hechos y guarden la lengua. Pequeños, no se dejen impresionar por cuanto escuchan. Cuestionen. No se fijen tanto en los dichos del hombre como en sus actos. Si las palabras y la conducta no concuerdan, es un charlatán quien les habla. Sean críticos. Por favor no acepten sin cuestionar cuanto aquí les digo. Maestros y padres de familia cultiven en los niños personalidades preparadas para el cambio. Sean sencillos, sinceros, cariñosos y pacientes con sus discípulos e hijos. A la vez sean enérgicos y exigentes. No llenen a los niños de mimos pues los harán fatuos. La amistad y el respeto hacia el niño engendra respeto y cariño en él; la opresión y el castigo, en cambio, provocan miedo y rencor en los pequeños. A ustedes les toca escoger la siembra y levantar la cosecha. -- Niños cuiden la escuela. Les pertenece espiritual y materialmente. Ustedes son la razón de su existencia. La escuela se abrió para que gocen intensa y responsablemente, para que trabajen en ella con plena libertad. Padres y maestros, dejen que los niños tengan completa libertad para hablar, discutir y escribir todo cuanto quieran. Así se irán haciendo hombres y mujeres responsables. Chicos, exprésense libremente. No teman al qué dirán. Suelten su lengua y su lápiz, con respeto y dignidad, digan y escriban siempre la verdad. Maestros, preocúpense por su escuela ¡Escúchenme bien! Para ser maestro no basta con cumplir los horarios. para cumplir bien, a parte del tiempo destinado, se requiere tener corazón, corazón, corazón. Padres de familia, no se olviden de la primaria en donde se han forjado sus hijos. Permanezcan como atentos vigilantes. Si observan que las cosas no marchan bien y hay alguna desviación de nuestro proyecto educativo, no escatimen en dirigirse a las maestras, especialmente a Chela y a Tere ¡Háblenles directo y con toda honestidad! Tere, Chela, conserven nuestra escuela como algo muy preciado. No escatimen esfuerzos en hacer todo lo necesario para mejorarla. Escuchen siempre a los niños, a sus padres y a sus maestros, cuando necesiten decirles algo. Niños, tengan respeto hacia todos y háganse respetar. Usen su voluntad y sean constantes hasta terminar todo cuanto comiencen. Lean, estudien y razonen mucho en la vida. Sus conocimientos y sus vivencias son de las poquísimas cosas que nadie les podrá quitar. Maestros, procuren tratar a todos los muchachos por igual, a pesar de ciertas diferencias, pues seguramente las tendrán. No hagan menos a algún crío. Los chicos razonan y sienten las diferencias mucho más de lo que ustedes se pueden imaginar. Pequeños, sean creativos y muy espontáneos en el trabajo escolar. No lo olviden, en la vida hay aspectos muy sencillos y profundos a la vez. Padres de familia, colaboren sinceramente con los maestros de sus hijos. A ellos les han encomendado lo más sagrado de ustedes. Procuren conocer y convivir con los maestros para lograr un mejor entendimiento entre todos. Estén cerca de la escuela. Niños, padres y maestros, prácticamente no tengo nada material que darles. Por eso les dejo este testamento espiritual. Si a lo largo de sus vidas les resulta útil cuanto les encomiendo, no dejen de recordar a este viejo, pero muy viejo maestro Pepe, quien les entrega sinceramente su corazón
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Bibliografía
- Ignacio C. Soriano Jiménez. "José de Tapia Bujalance". Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
Principales editores del artículo
- Aromeo (Discusión |contribuciones) [6]