Juana I
Juana la Loca, en puridad Juana I (Toledo, 6 de noviembre de 1479 - Tordesillas, 12 de abril de 1555), fue reina de Castilla de 1504 a 1509, si bien desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo, el rey Carlos I.
Siendo niña, comenzó a visitar al Reino de Granada al inicio de la guerra de 1482. Se hizo mujer en estas tierras, durante aquellos duros años de escaramuzas y batallas. Estuvo presente el día de la Toma, el 2 de enero de 1492. Se alejó con sus padres en la primavera de aquel mismo año para no volver nunca más, ni como infanta, princesa ni como reina. Su viaje y estancia en los Países Bajos se lo impidieron.
A partir de 1504, cuando heredó el trono de Castilla a la muerte de su madre, y hasta 1506 en que reinó con su esposo Felipe I, el Hermoso, tampoco realizaron ningún a Andalucía. Aunque sus deseos fueron ir a Granada durante los tres primeros años de su viudez: Felipe I murió en septiembre de 1506; a los tres meses y con su cadáver embalsamado, Juana I inició un extraño periplo por pueblos y ciudades de Castilla con el deseo de llegar a Granada a depositar el cadáver del rey muerto en el panteón real, donde ya reposaba su madre (en realidad la Capilla Real estaba por construir e Isabel I esperaba en el Convento San Francisco de la Alhambra, de manera provisional).
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