Manuel de Torres y Torres
Manuel de Torres y Torres (*Córdoba, 7 de abril de 1849 - † Alba de Tormes, 3 de julio de 1914) fue sacerdote. Obispo de Plasencia en 1913.
Biografía
Manuel de Torres y Torres nació en Córdoba, a las siete y media de la tarde del 7 de abril de 1849, siendo el tercero de los nueve hijos de Cristóbal de Torres Pérez y Rosalía Torres Benítez, familia acomodada de la burguesía cordobesa que vivía en la calle Alcántara, número 21, de Córdoba. Cursó la segunda enseñanza en el Instituto Provincial de Córdoba, recibiendo con las mejores notas en el grado de bachiller. Posteriormente estudió en el Seminario Conciliar de San Pelagio los siete años de Teología y dos de Derecho canónico, distinguiéndose siempre por su aplicación al estudio y por su conducta ejemplar. Después de brillantes ejercicios, recibió la investidura de bachiller en sagrada Teología y Derecho Canónico en el Seminario de Córdoba y la de Licenciado y Doctor en Teología en el Seminario Central de Granada.
Fue ordenado como presbítero en 1873, a los 24 años, siendo primero capellán de las Religiosas del Corpus Christi de Córdoba y después, en 1875, coadjutor de la parroquia de San Juan. Se vio privado de las dotaciones que daba el Estado a los capellanes de monjas por negarse a jurar la Constitución. Desde 1881 fue maestro de Sagradas Ceremonias de la Catedral, archivero y bibliotecario del Obispado y del Cabildo. En 1883 fue nombrado profesor del Seminario y secretario de estudios, desempeñando las cátedras de arqueología sagrada, teología dogmática, historia de la Iglesia y dibujo. En 1893 se le nombra cura ecónomo de la parroquia del Sagrario de Córdoba y en 1885, después de realizar brillantes oposiciones cura propio de San Nicolás y San Eulogio de la misma ciudad. Celoso en el cumplimiento de su cargo parroquial fue querido y respetado por sus feligreses, que siempre vieron en él, un buen padre, asiduo en la predicación de la divina palabra, asistencia a los enfermos, caritativo para con los pobres y desvalidos. Atendió con singular esmero a la restauración de los templos confiados a su cuidado, así como la conservación de los archivos y bibliotecas. Desde 1887 fue Presidente de los Círculos Católicos de Obreros de Córdoba, obra a la que prestó valiosa y decidida cooperación haciendo de los círculos verdaderos centros de cristianización y moralización de los obreros. Tomó parte en las grandes peregrinaciones a Roma de 1876, 1888 y 1894. En 1895 obtuvo una canonjía en la Catedral de Córdoba y dos años después fue promovido para el arciprestazgo. A él se deben reformas y restauraciones muy importantes, ampliando el presbiterio y restaurando obras de arte. Pintó numerosos cuadros cultivando no sólo el género religioso sino también el profano. Uno de sus asombrosos trabajos fue la imitación del tapiz, en la que con tela de saco logró una subyugante perfección, tanto en el dibujo como en el colorido. Este amor a las Bellas Artes le llevó a que se hiciera cargo de la Escuela de Bellas Artes de Córdoba.
En 1902 hubo de abandonar la ciudad de Córdoba para ocupar el Arcedianato de la Catedral de Sevilla. Cuatro años después fue nombrado deán de la catedral hispalense,[1] cargo que ocupó hasta que se conoce su elección como obispo de Plasencia en abril del año 1913.[2] Le acompaña como secretario personal José María Rey Díaz
El concepto de su deber episcopal, no le permitió pasar en silencio las irregularidades que se comentaban, relativas a la fundación del Marqués de la Constancia, de cuyo Patronato era Presidente el obispo de Plasencia. Cuando acudió a una peregrinación organizada para visitar los restos de Santa Teresa de Jesús, en el Monasterio de Carmelitas de Alba de Tormes, le sorprendió la muerte el 3 de julio de 1914, en tan absoluta soledad y con tan sorprendente rapidez que corrió el rumor de haber muerto envenenado a causa de su interés por esclarecer las anormalidades del Colegio de la Constancia. [3]
Fue miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Córdoba. Fue propietario del diario La Verdad comprándoselo a su dueño, Francisco Díaz Carmona.[4][5]
Escribió el libro Tierra Santa. Ecos de Viaje que fue prologado por Francisco de Borja Pavón y epilogado por Enrique Redel[6]
Le sorprende la muerte en Alba de Tormes cuando sólo llevaba en la prelatura episcopal 6 meses.[7]
Referencias
- ↑ Censo Guia de los Archivos de España
- ↑ El defensor de Córdoba : diario católico: Año XV Número 4130 - 1913 abril 8
- ↑ Censo Guia de los Archivos de España
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LVI Número 16679 - 1905 septiembre 22
- ↑ El defensor de Córdoba : diario católico: Año XV Número 4130 - 1913 abril 8
- ↑ El defensor de Córdoba : diario católico: Año IV Número 756 - 1902 marzo 18
- ↑ Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos: Año LX Número 19684 - 1914 julio 4
Principales editores del artículo
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