Medio Biótico (Flora y Fauna)

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Flora

Vegetación Potencial

La vegetación potencial de Fuente la Lancha y alrededores viene determinada por el piso bioclimático en el que se encuentra. Desde el punto de vista biogeográfico, el término municipal de Fuente la Lancha se encuentra enclavado en el Reino Holártico, Región Mediterránea, Subregión Mediterránea Occidental, Superprovincia Mediterráneo- Iberoatlántica, Provincia Luso-Extremadurense, Sector Mariánico-Monchiquense.

Predomina potencialmente la vegetación mesomediterránea luso-extremadurense silicícola, de la encina de hojas redondeadas o carrascadas (Quercus rotundifolia) Pyro bourgaeanae-Querceto rotundifoliae sigmetum, corrrespondiente en su etapa madura a un bosque esclerófilo donde domina Quercus rotundifolia por lo que el uso más generalizado de estos territorios ha sido el sistema agro-silvo-pastoril, convirtiendo los bosques originales en grandes dehesas a base de eliminar un buen número de árboles y prácticamente todos los arbustos del sotobosque. Paralelamente, un incremento y manejo adecuado del ganado, ha ido favoreciendo el desarrollo de ciertas especies vivaces y anuales como Poa bulbosa, Erodium botris, etc. que con el tiempo forman suelos de gran valor ganadero que tienen la virtud de producir biomasa tras las primeras lluvias importantes del otoño y de resistir muy bien el pisoteo y el intenso pastoreo.

El uso tradicional más generalizado de los terrenos de Fuente la Lancha y pueblos colindantes ha sido la ganadería. Por ello, los bosques primitivos han sido adehesados tras la eliminación de aquellos árboles que no formaban parte del soporte de la dehesa. Su importancia radica en el abastecimiento de bellota para el engorde del cerdo ibérico pedrocheño, así como su uso como pastizal para el resto del ganado. Las encinas y su ecosistema asociado propicio para el pastoreo, dominan la vegetación lanchera actual.

El arbolado de Fuente la Lancha y comarca se presenta con diversos grados de densidad, existiendo zonas donde se ha realizado una podas y arranques intensos, para aprovechar la mayor fertilidad del suelo, dando lugar a espacios abiertos, dedicados al cultivo de cereales o al aprovechamiento de los pastos.

En las zonas más abruptas aparece un monte en su etapa más madura de sucesión; en estos lugares las especies más frecuentes son: encina, alcornoque, madroño, durillo, enebro, brezos, zarzaparrillas, madreselva, lentiscos, etc.

  • Vegetación de ribera

Se trata de interesantes formaciones vegetales. Actualmente, los “bosques riparios” cumplen una función esencial como refugio de la fauna, destacando por la fragilidad y de cara a la conservación, de algunas especies de interés. En estos refugios de vida se produce el llamado efecto de insularidad: un medio relativamente bien conservado, inmerso en uno más amplio y transformado, hablando en términos ecológicos. En relación directa aparece el efecto borde o ecotonal (hedge effect), es decir, en ecosistemas riparios aparecen especies propias de ese medio junto con la de los medios contiguos; esto se ve muy bien en el caso de la avifauna.

Como consecuencia, de la conservación de una masa forestal riparia depende la vida de un buen número de taxones, por eso y por otras razones, merecen protección. Los medios riparios son considerados como uno de los más productivos del mundo. En principio, se les puede presuponer una explotación importante, es decir, es factible sacarles muchos y variados aprovechamientos.

  • Vegetación de linderos

Se trata de reductos de vegetación mediterránea autóctona que de forma lineal se han mantenido, sobre todo por su utilidad para la delimitación de fincas. En la comarca de los Pedroches presentan una tipología característica, constituida por muretes de piedra cuya multifuncionalidad (valor paisajístico, defensa contra la erosión, refugio de especies animales, pantalla cortavientos, importancia cinegética, etc.) y sobre todo, el mismo hecho de ser relictos, les confiere una dimensión de conservación indiscutible. La importancia de estos medios relictos se acrecenta, ya que se ha comprobado el gran número de animales que en ellos se cobijan: nvertebrados, reptiles, y aves. En los linderos de los caminos aparece un sotobosque en ocasiones importante, que comprende dos formaciones bien diferenciadas:

  • Matorral relacionado con etapas más maduras de la sucesión ecológica.

Poseen unas características perfectamente definidas: flores poco vistosas, hojas esclerófilas, dispersión de la semilla y polinización a través del viento y de los animales.

  • Matorral asociado a etapas más tempranas y degradadas de la sucesión ecológica

Constituido por especies de flores vistosas, con polinización entomófila y dispersión de la semilla de forma abiótica. Este tipo de matorral suele estar asociado a condiciones de infertilidad y aridez. Según la especie dominante hablaremos de jarales, brezales, tomillares o retamares.

  • Encinar adehesado

El uso tradicional más generalizado de estos terrenos ha sido la ganadería, fundamentalmente vacuna. La función productiva del encinar se debe a su aprovechamiento como recurso alimenticio para la cabaña ganadera, ya sea en forma de ramón, forraje o fruto, cuya producción se denomina “monanera”. La dehesa debe ser mantenida bajo control mediante el cultivo, el desbroce y mediante la roturación del suelo en zonas donde el riesgo de erosión sea bajo.

  • Pseudoestepa

En aquellas áreas donde se ha realizado una poda indiscriminada y abusiva y arranques masivos, para aprovechar la mayor fertilidad del suelo, la dehesa ha dado lugar a espacios abiertos, desprovistos de arbolado, dedicados al cultivo de cereales o al aprovechamiento de los pastos, originando un ecosistema denominado pseudoestepa, que constituye la etapa máxima en la degradación del bosque mediterráneo.

FAUNA

En el término de Fuente la Lancha pueden diferenciarse dos tipos de hábitat: la dehesa y el medio natural de ríos y arroyos. Estos medios naturales han sido muy deteriorados por el aprovechamiento ganadero de la zona. El desarrollo de esta actividad ha dado lugar a la reducción de la diversidad vegetal, que se ha traducido en una disminución de la diversidad animal. La tónica general es que la fauna asociada al bosque primitivo haya sido desplazada por otra adaptada a las nuevas circunstancias del medio.

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  • Dehesas

Sustentan una de las comunidades faunísticas más peculiares de Europa a la vez que poseen numerosos valores propios de gran interés. Se trata de la unidad más extensa y que mejor define al término. Está compuesta por la especie vegetal más representativa de la Península, la encina.

La fauna que habita en las dehesas está íntimamente ligada a las masas arbóreas que la componen: currucas, carboneros, oropéndulas, herrerillos, gateadores, pinzones, verderones, escribanos y un largo listado de aves que se reproducen e invernan en este medio, entre las que destacan las grullas (Grus grus) que aprovechan las bellotas para alimentarse.

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  • Ríos y arroyos

Las aves más frecuentes asociadas a estas zonas son el ánade real, la garceta común, la garceta real, el martín pescador, la cigüeña blanca y la cigüeña negra. En el curso alto del río Guadamatilla, se desarrollan numerosos invertebrados cumpliendo funciones primarias en los eslabones más básicos de la cadena ecológica del ecosistema acuático.

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